Thoeun Chantha nació hace 42 años en la provincia de Pursat, en la zona occidental de Camboya. Quizás no fue el mejor momento para venir al mundo. El país acababa de salir del dominio de los sangrientos jemeres rojos dirigidos por el temible dictador Pol Pot. El caos dominaba casi cada rincón de la cuna del imperio Angkoriano.
En un corto periodo entre 1975 y 1979, los jemeres rojos cometieron un genocidio que pocas veces se ha visto en la historia. La violencia del momento habría sido difícil de imaginar para cualquier mente humana. Según las estimaciones, entre 1,5 y 3 millones de personas perecieron bajo el loco proyecto de ingeniería social ideado por los jemeres rojos.
Se dice que un cuarto de la población de aquella época fue asesinada. Una auténtica barbaridad. En Camboya, casi se libra de esta lacra. Ya sea madre, padre, tía o abuelo, casi todo el mundo tiene una historia de dolor.
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En el caso de Thoeun, que nunca tuvo hermanos, su madre murió cuando tenía 4 años. Poco tiempo después, su padre fue asesinado por un célebre soldado jemer rojo cuando sólo tenía 8 años. “Pedí a mi padre muerto que despertara, y lloré y lloré, pero nunca me respondió. Lamentablemente, no sabía que había fallecido”, cuenta en su página de Facebook.
Huérfano, tuvo que mudarse con sus abuelos. Tuvo que crecer a marchas forzadas. A los 14 años, se mudó a la ajetreada capital, Phnom Penh. Allí aprendió el oficio de la joyería durante cuatro años gracias al orfanato de la organización Skip. Y, más tarde, como artesano, trabajó durante más de diez años en una oenegé local. Pero se le hizo pequeño, Thoeun staba destinado para hacer algo más grande.
Así, en 2011, decidió aventurarse en su propio proyecto junto a su mujer, Thearny Kol, con la que tiene dos hijos. Ahora también como diseñador, ha creado Angkor Bullet Jewellery Cambodia, un proyecto que se ha instalado a las afueras de la capital y que tiene el objetivo de mostrar los beneficios de la paz frente a la guerra. En su taller, convierte símbolos de la violencia en lo que llama “piezas de arte portátiles”, contó a Reuters.
"Soy una víctima de la guerra como un camboyano que perdió a miembros de su familia y ahora el mundo también está en guerra", se definió a si mismo en unas declaraciones recogidas por Reuters.
Entre otras cosas, el orfebre recoge cada semana más de cinco kilos de casquillos de latón de balas procedentes de AK47 y M-16 y las convierte en joyas. "Hago esto para mostrar que el mundo no quiere la guerra... todos queremos la paz", explicó a Reuters.
Además, en su taller apoyan a camboyanos vulnerables con discapacidad, donde han tenido la oportunidad de formarse en la producción, gestión, liderazgo y comercialización de un colectivo de artesanía y arte contemporáneo. En febrero de 2022, la actriz Angelina Jolie, que tiene un estrecho vínculo con el país desde el rodaje de la película de Tomb Raider, visitó su tienda.