A nivel mundial, el ganado bovino es responsable del 14% de las emisiones antropogénicas de gases de efecto invernadero. Consciente del problema, el Gobierno británico, en un país con alrededor de 9,4 millones de vacas y terneros, se ha puesto manos a la obra para atajarlo. Su última propuesta es, según informa el diario británico The Guardian, utilizar bloqueadores de metano.

Esta curiosa idea se suma a otras que se han formulado en el plan de crecimiento neto cero de la estrategia Powering Up Britain, publicada la semana pasada. Así, se espera que los "productos supresores del metano de alta eficacia" lleguen a los mercados a partir de 2025 y, en caso de resultar eficaces, obligará a los ganaderos a utilizarlos.

El documento va más allá, sugiriendo que este tipo de productos se desplegarán en cuanto sea posible, pero de manera escalonada. "Esto incluirá la ambición de ordenar la introducción de productos con seguridad y eficacia probadas en los piensos compuestos para el ganado tan pronto como sea prácticamente posible en Inglaterra", señala la estrategia.

[Es posible limitar las emisiones de metano rápido y a gran escala: la tasa de calentamiento caería un 30%]

Según The Guardian, la inclusión de esta medida en la estrategia responde a la voluntad de los ganaderos, que acogieron la idea en una consulta iniciada en agosto sobre cómo los nuevos tipos de piensos pueden reducir las emisiones digestivas de los animales. No obstante, los ecologistas se mostraron escépticos, alegando que la medida no abordaría los otros grandes daños ambientales de las industrias bovina y láctea.

Eructos

El vicepresidente de la Unión Nacional de Agricultores (NFU), Tom Bradshaw, explica en declaraciones a The Guardian que la mayor parte del metano que emite el ganado procede de los eructos, "la parte delantera en lugar de la trasera", puntualiza.

Según NASA Global Climate Change, la fermentación entérica sería la responsable de este problema. Además, “los estanques de decantación y las lagunas para procesar el estiércol también producen grandes cantidades de este gas de efecto invernadero”, explican en un artículo.

[Manfredi Caltagirone (ONU): "El problema del metano no es de tecnología, más bien de fontanería"]

Por lo general, explica Bradshaw al medio británico, “las pruebas sugieren que estos productos podrían resultar útiles”. Sin embargo, añade: “No creo que sepamos aún lo suficiente sobre el impacto que tendrán en la eficiencia de la dieta, pero es algo que tenemos que investigar para intentar reducir las emisiones de metano".

La alimentación, clave

Una investigación de la Universidad de Penn, conducida en 2019, descubrió que complementar la alimentación del ganado con algas marinas podría reducir significativamente el metano eructado por el ganado bovino.

“La Asparagopsis taxiformis, un alga roja que crece en los trópicos, redujo en estudios a corto plazo la emisión de metano en vacas lecheras lactantes en un 80% y no afectó a la ingesta de pienso ni a la producción de leche, cuando se administró en una proporción de hasta el 0,5% de la ingesta de materia seca", afirmó Alexander Hristov, catedrático de Nutrición Lechera.

Otras investigaciones y proyectos de startups han confirmado estos resultados. El secreto está en los trihalometanos, como el bromoformo, que es un ingrediente activo del alga Asparagopsis taxiformis que disminuye las emisiones de metano de los eructos del ganado vacuno.

Los aditivos en las dietas de las vacas podrían contribuir enormemente a reducir las emisiones de metano en la atmósfera. Y, al menos por el momento, no se están utilizando en el Reino Unido.

[A la caza del gas metano en España: identifican una decena de fugas ‘secretas’ en el norte peninsular]

Otro aditivo que ha arrojado resultados prometedores es el excremento de bebé canguro. Por descabellado que parezca, investigadores de Universidad Estatal de Washington están testando las heces de canguro para reducir el metano que emite el ganado bovino.

Los investigadores añadieron a un simulador de estómago de vaca un cultivo microbiano elaborado a partir de heces de canguro bebé, junto a un conocido inhibidor del metano. El resultado fue que en lugar de metano, se produjo ácido acético. A diferencia del gas de efecto invernadero, el ácido acético no se emite en forma de flatulencias y, de hecho, beneficia a las vacas al favorecer el crecimiento muscular.

Bradshaw también se refirió a los avances genéticos, concretamente a la cría de vacas y ovejas que emiten menos metano. Tal como informa The Guardian, algunos países, como Nueva Zelanda, afirman haber reducido las emisiones de metano del ganado gracias a la genética.