En una calle de los suburbios de Seychelles, cada mañana se forman grandes colas. No es para hacer la compra. Tampoco es la fila del banco. Se trata de decenas de adictos a la heroína que esperan ansiosamente para recibir su dosis diaria de metadona. Esta infame estampa de la pequeña nación insular se hace lejos de la mirada indiscreta de los turistas. La postal idílica y paradisíaca, las playas de arena fina y el agua turquesa quedan fuera de la epidemia que está arrasando el país.
Cada año, miles de recién casados llegan al paraíso del Índico para alojarse en sus resorts de lujo y disfrutar de la tranquilidad de una costa única. Pero la realidad dista de ser perfecta. Las autoridades luchan cada día por terminar con una de las tasas de adicción a la heroína más altas del mundo.
Se estima que alrededor del 10% de la fuerza laboral —entre 5.000 y 6.000 personas— de una población de alrededor de 99.000 personas es adicta a esta sustancia, según la BBC. El problema es tan grande que el país tiene que traer trabajadores extranjeros para hacer el trabajo que los drogodependientes no pueden.
En la última década, el número de adictos se ha disparado. En 2011, según un artículo de la oenegé estadounidense The Borgen Project, el número de consumidores de heroína era de unos 1.200. Entre las razones de que se haya quintuplicado esta cifra, indica esta organización, está la dificultad de vigilar todas fronteras del país. No hay que olvidar que la nación está compuesta por más de 100 islas.
Y, esto ha hecho que Seychelles se inunde de heroína barata. En los últimos años, el precio de una dosis ha disminuido de unas 1.000 rupias seychellenses —70 euros aproximadamente— a tan solo 30 —aproximadamente 2,10 euros—. Para hacernos a la idea, en 2020, el salario medio en Seychelles era de aproximadamente 5.400 rupias, aunque el 40% de la población del país sigue viviendo bajo la pobreza. El acceso, por lo tanto, es extremadamente sencillo para cualquier persona.
Una industria
Tal y como afirmó el presidente del país, Ravel Ramkalawan, a la BBC, el problema es extremadamente grave debido a que las islas están atrapadas en las rutas de tráfico bien establecidas desde Afganistán e Irán hasta el África Oriental y Europa. La mayor parte de la heroína llega por barco y, una vez llega a tierra, se vende en gran parte en pequeñas tiendas improvisadas en la parte trasera de las casas de los suburbios del país.
Según explica la cadena británica, se trata básicamente de una industria casera y comunidades enteras están involucradas. “Conduce cinco minutos desde cualquier calle principal, pasando los hoteles elegantes y los restaurantes caros, y podrás verlo por ti mismo. Esta droga está en todas partes, y el temor es que lo peor está por venir”, afirma el documental rodado por la BBC.
Un programa
Como resultado, el gobierno nacional ha tenido que hacer un esfuerzo para destinar mayores recursos a la lucha contra las drogas. Pero el enfoque, a diferencia de otros países, no ha estado en la “guerra contra las drogas”, sino que se ha centrado en tratar la adicción como una enfermedad crónica. En 2020, el gobierno de Seychelles invirtió 75 millones de rupias en la prevención y rehabilitación, un presupuesto casi diez veces mayor al de 2016.
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"La Agencia para la Prevención del Abuso de Drogas y la Rehabilitación se estableció en agosto de 2017 y presentamos el Programa de Mantenimiento de Metadona (MMP) en mayo de 2018", dijo el político Patrick Herminie a la BBC.
Los consumidores de heroína, explica la BBC, tienen dos opciones a las que acogerse. Por un lado, pueden unirse a un MMP de alto umbral que incluye un periodo de tratamiento hospitalario en el que deben comprometerse a la desintoxicación. Por otro, existe el programa de bajo umbral, que se centra únicamente en la reducción de daños.
Si bien la heroína sigue siendo la droga favorita de los adictos, indica el documental de la cadena británica, están entrando nuevos jugadores en el mercado. La cocaína, el crack y la metanfetamina están ganando nuevos adeptos y ninguna de estas drogas se pueden tratar con metadona.