Cuando uno lee en voz alta junto a otras personas, surge una chispa instantánea. La misma historia cruza todas las mentes. Es como aquel meme en el que se encuentran varios spidermans idénticos. Vuela la imaginación. Pero hoy en día la lectura en alto no es algo que prolifere. Reina el silencio, como cuando uno va a un entierro.
La mayoría enterramos las palabras en nuestros cerebros, sin dejar que salgan de nuestra boca. La lectura en alto se reserva sólo para unas pocas ocasiones, como los cuentos para dormir o las representaciones.
Y, sin embargo, este tipo de actividad, según los expertos, puede tener numerosos beneficios, no sólo para la salud, sino también para las habilidades sociales y el desarrollo cognitivo. Ya en el siglo II, Antyllus, un médico griego, tal y como narra Meghan Cox Gurdon en su libro The Enchanted Hour (Harper, 2019), prescribía a sus pacientes la recitación diaria como una especie de “tónico saludable” e insistiendo que el verso épico es bueno para la salud.
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Eso es precisamente lo que le recetó el médico al padre de Linda Khan mientras estaba en el hospital esperando una cirugía del corazón. Como cuenta Cox en su libro, el padre de Khan, de 88 años, era un ávido lector, pero la enfermedad le había restringido la capacidad de atención.
Así, para ella, la lectura en voz alta —la obra era Young Titan (Simon & Schuster, 2014), la biografía de Winston Churchill escrita por Michael Shelden— se convirtió en un salvoconducto para volver a conectar con su padre, con quien siempre había tenido charlas increíblemente profundas.
“De inmediato cambió su estado de ánimo y la atmósfera”, le contó a Cox. Había desaparecido la penumbra y el incómodo silencio que recorría la habitación. Todo cambió. De repente, su padre podía volver a viajar, aunque esta vez a través de la voz de su hija.
Desarrollo afectivo y cognitivo
Para los expertos, leer en voz alta conlleva numerosos beneficios desde edades muy tempranas. Al hablar de los bebés, explica Juan Mata, presidente de Asociación Entrelibros y profesor jubilado de Didáctica de la Lengua y la Literatura de la Universidad de Granada, la ventaja se forma en dos vías. Por un lado, se crea un vínculo afectivo muy intenso entre el adulto —ya sea el padre, la madre, el hermano, etc.— y el bebé que recibe la lectura.
“Se forma y se construye un vínculo de apego donde el niño se siente seguro y protegido. Eso es absolutamente básico para las conductas resilientes posteriores y favorece la salud mental de los niños”, añade Luis Lozano, psicólogo clínico de la ciudad asturiana de Avilés. Aunque, avisa, siempre “sin una presión exigente, sin ser perfeccionista”.
Por otro lado, la lectura en voz alta a los bebés potencia su desarrollo cognitivo. Tal y como dilucida el presidente de la Asociación Entrelibros, “el cerebro humano no viene preparado para leer, ya que aprendemos a leer después de una reordenación de todos los circuitos del cerebro que vienen preparados para otras tareas como hablar, escuchar o asociar”. Una habilidad como la lectura, indica, es relativamente reciente dentro de la evolución del ser humano.
Por ello, para un bebé, si está muy acostumbrado a que le lean en casa, apunta Mata, “su entrada en el mundo de la lectura y la escritura va a ser siempre más fácil”. “Aprenden mejor, con más fortaleza y seguridad quienes han estado previamente en contacto con libros desde pequeños”, indica el profesor.
Con esto, añade Lozano, también aprenden a escuchar y a esperar su turno. “Desarrollan atención y concentración porque no hay más remedio si quieren atender a la historia y, por supuesto, aprenden comportamientos y actitudes adecuados de relación social”, señala.
Más adelante, ya en edades infantiles, según el Center for Teaching de la Universidad de Iowa, la lectura en voz alta permite crear una comunidad entre los alumnos y puede servir como base para desarrollar habilidades de pensamiento crítico. A su vez, también puede mejorar las habilidades de procesamiento de información, vocabulario y comprensión.
Bendita memoria
Otro de los beneficios más importantes que desarrolla la lectura en voz alta es su impacto en la memoria. Y es algo que es beneficioso para todos los rangos de edad, desde los más pequeños hasta las personas de tercera edad. Es lo que Colin MacLeod, psicólogo de la Universidad de Waterloo en Canadá, llama ‘efecto de producción’.
En un estudio realizado en Australia a un grupo de niños entre los 7 y los 10 años, se les presentó una serie de palabras y se les pidió que leyeran unas en alto y otras en voz alta. Al final, los niños reconocieron correctamente el 87% de las palabras en voz alta y el 70% de las que leyeron en silencio.
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En otra investigación, realizada en Canadá por el equipo de MacLeod, se asignó la misma tarea de lectura a adultos entre 67 y 88 años: leer palabras en silencio o en voz alta y después escribir todas aquellas que pudieran recordar. Los investigadores descubrieron que los participantes pudieron recordar el 27% de las palabras que habían leído en voz alta. En cambio, sólo pudieron escribir el 10% de aquellas que se leyeron en silencio.
Para MacLeod, una de las principales razones por las que las personas son capaces de recordar mejor las palabras habladas es que “se destacan, son distintivas, porque se pronunciaron en voz alta y esto te brinda una base adicional para la memoria”, indicó a la cadena británica BBC.
El placer de que nos lean
Además de la salud y el desarrollo cognitivo, el simple hecho de leer en voz alta produce "un placer muy intenso", afirma Mata. La ciencia confirma este deleite. En un estudio de 2010 en el Reino Unido, los adultos que se unieron a grupos semanales de lectura informaron de una mejor concentración, menor agitación y una mejor capacidad para socializar.
Otro ejemplo está en las personas con una edad más avanzada. En la tercera edad, explica Lozano, leer en voz alta mejora el estado de ánimo y puede ayudar a combatir el sentimiento de soledad, ya que, con la lectura en voz alta o la teatralización de los textos, pueden sentirse parte de algo. “Esa interacción social es básica en el bienestar de una persona de tercera edad o de los adultos en general”, señala.
Asimismo, añade Lozano, "estimulan nuestros recuerdos y aumenta nuestra creatividad". Porque, señala, en la era de la dictadura de la imagen explícita, la lectura en voz alta favorece el desarrollo de la imaginación. Precisamente, eso es algo que llevan reivindicando desde hace tiempo la Asociación Entrelibros, que organiza frecuentemente talleres de lectura en voz alta en diferentes espacios como cárceles u hospitales.
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A veces, defiende Mata, leer en alto simplemente pone las palabras en el pensamiento. “Un participante, un hombre que vivía en la calle, en uno de los talleres que teníamos en Granada, me dijo en una ocasión que le gustaba mucho que le leyera en voz alta porque le daba palabra al pensamiento y porque, me decía textualmente, ‘despierta el intelectual que llevo dentro”, recuerda.
Por eso, el profesor pide que no se deje de leer en voz alta. Porque “la voz une a personas en principio desconocidas” y porque “a través de los textos se puede demostrar afecto, consideración, proximidad, reconocimiento y reflexión”, concluye.