Una vista de una piscina de salmuera de una mina de litio en el salar de Atacama (Chile).

Una vista de una piscina de salmuera de una mina de litio en el salar de Atacama (Chile). Iván Alvarado Reuters

Historias Energía asequible y no contaminante

La lucha por dominar el nuevo 'oro blanco' de América Latina: "Es como el petróleo de Oriente Medio en el s. XX"

El litio será un material fundamental para abordar la transición energética y sólo Bolivia, Chile y Argentina acumulan el 60% de las reservas mundiales. 

30 abril, 2023 02:39

El 1 de octubre de 1908 comenzó una nueva era en la movilidad humana. Ese día se lanzó el Ford T, aunque realmente fue cinco años después, en 1913, cuando se comenzó a fabricar en masa. Desde entonces, los automóviles se han extendido hasta todos los puntos de nuestro planeta. Tal fue el éxito que la humanidad ha creado una dependencia en el petróleo enorme, un recurso que se convirtió en el oro negro del siglo XX. Las grandes potencias incluso han librado guerras para asegurarse del suministro.

Sin embargo, la transición energética de los combustibles fósiles a las energías renovables que estamos viviendo actualmente ha cambiado esta perspectiva. Los motores diésel y gasolina están dejando paso a los nuevos motores eléctricos. Y en estos nuevos vehículos la materia prima clave ha dejado de ser el petróleo.

Ahora es el litio, un metal clave tanto para las baterías de los automóviles como para las unidades de almacenamiento de energía de las redes eléctricas procedentes de las energías renovables y las baterías de los ordenadores portátiles o los teléfonos móviles

Obreros trabajan en una planta de litio en el salar de Atacama (Chile).

Obreros trabajan en una planta de litio en el salar de Atacama (Chile). Iván Alvarado Reuters

En los últimos años, la demanda se ha disparado. Y se prevé que para los años venideros siga creciendo exponencialmente. Según estimaciones de la consultora S&P Global Market Intelligence, la demanda de baterías de iones de litio para vehículos eléctricos podría aumentar hasta un 1600% para 2030 en comparación a los niveles del año 2020. 

Por ello, el litio está comenzando a tener una creciente importancia en la geopolítica energética mundial y las grandes potencias se están lanzando a asegurar su abastecimiento, al igual que hicieron con el petróleo. 

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El nuevo Oriente Medio

Gran parte de la creciente demanda de litio mundial podría ser cubierta por tres países latinoamericanos: los conocidos como el ‘triángulo del litio’, esto es, Argentina, Chile y Bolivia. Entre los tres, albergan el 60% de las reservas mundiales de litio con 52 millones de toneladas métricas. 

Chile posee las mayores reservas de litio del mundo y Bolivia cuenta con “los mayores depósitos de litio que se han identificado en el mundo: 21 millones de toneladas”, indica un reciente informe del Wilson Center. Por ello, muchas veces, a esta última, se la conoce como la ‘Arabia Saudí del litio’. 

Asegurar la presencia en este lugar del mundo, explican los expertos, significa conseguir estabilidad en el suministro de un material clave para la transición energética. “Existe el riesgo de que no involucrarse en el Triángulo de Litio en el siglo XXI sea como quedarse fuera del desarrollo del petróleo de Oriente Medio en el siglo XX”, asegura el economista Scott B. MacDonald.

Sin embargo, ninguno de los tres es el principal productor de litio del mundo. Según la US Geological Survey, Australia es el principal productor mundial de litio con 19.000 toneladas producidas en 2022, seguido de Chile, China y Argentina. Por tanto, el potencial de este ‘triángulo’ puede ser enorme. 

En el caso de Chile, a pesar de poseer las mayores reservas, la producción se ha estancado en los últimos años debido a la restricción de la entrada de inversión privada. La semana pasada, el presidente chileno, Gabriel Boric, anunció los planes de su gobierno para nacionalizar la industria del litio para impulsar la economía chilena, algo que generó una gran conmoción en el ámbito internacional. 

Por el momento, este proyecto parece poco realista, tanto por la oposición interna como por la dificultad legislativa y de llegar a un acuerdo con las empresas productoras de litio ya existentes. "Por ahora, sigue siendo incierto si Chile podrá organizar su industria del litio hacia un crecimiento considerable en términos de producción y valor de la industria", dijo Johann Tan, analista de materias primas de Fitch Solutions, a Reuters.

Como resultado, los analistas prevén que los inversores se dirigirán hacia otros lugares del mundo. “Hasta que haya más claridad regulatoria, las inversiones se van a dirigir hacia Australia, Argentina u otros países”, explica Víctor Burguete, investigador sénior en el área de Geopolítica Global y Seguridad de CIDOB (Barcelona Centre for International Affairs). 

Un trabajador en una planta de procesamiento de carbonato de litio en un salar de Cauchari Olaroz cerca de Susques (Argentina).

Un trabajador en una planta de procesamiento de carbonato de litio en un salar de Cauchari Olaroz cerca de Susques (Argentina). Juliana Castilla Reuters

Precisamente, en Argentina está floreciendo una incipiente industria del litio gracias a las mayores facilidades para los inversores extranjeros. Empresas de Australia, China, Estados Unidos o el Reino Unido están compitiendo por desarrollar proyectos de extracción de litio en la tercera economía de América Latina. 

“Las políticas de este país a favor de la minería, entre las que figuran bajas royalties, han acelerado esta tendencia”, indica el analista Henry Anderson en un informe del think tank estadounidense Wilson Center. Y añade: “Por el contrario, la inclinación de Chile hacia políticas más estatistas, que suponen estrictas reglas para la explotación de litio, han paralizado las inversiones privadas en ese país”. 

Tal y como afirma Burguete, en el caso de Chile, las royalties están alrededor del 40%, mientras que en Argentina existe una tasa fija del 3%. 

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Una competición geopolítica mundial 

Entre los diferentes competidores, los principales productores de Argentina siguen siendo estadounidenses o australianos, pero "en términos de crecimiento, el incremento de la presencia china es espectacular", afirma Burguete. "Se prevé que la participación china en la producción de litio en Argentina llegue hasta el 26% para 2030", añade.

Empresas estatales chinas Ganfeng y Zijin ya están profundamente involucradas en las operaciones de litio por toda Argentina. “Ganfeng, por ejemplo, tiene una participación del 51% en el proyecto Cauchari-Olaroz en la provincia de Jujuy, planea comprar un grupo minero argentino llamado Lithea y construirá una planta minera de litio en la provincia de Salta”, señala Leland Lazarus en un artículo para The Diplomat.

Por su parte, añade Lazarus, Zijin compró una empresa canadiense que estaba operando el proyecto Tres Quebradas e invertirá en una planta de refinería de litio. 

La solución de intercambio de batería EVOGO del fabricante de baterías Contemporary Amperex Technology Co. Limited (CATL) se exhibe en la feria Auto Shanghái (China).

La solución de intercambio de batería EVOGO del fabricante de baterías Contemporary Amperex Technology Co. Limited (CATL) se exhibe en la feria Auto Shanghái (China). Aly Song Reuters

Este interés por parte de China se explica en gran parte por ser la fábrica mundial de baterías. Según los cálculos de S&P, el gigante asiático es, por mucho, el líder en esta carrera, con casi el 80% de la capacidad mundial de fabricación de iones de litio

También es el líder mundial de procesamiento de materias en bruto para las baterías. Según las cifras indicadas por Anderson, el gigante asiático procesa el 69% del níquel, el 75% del cobalto, el 44% del litio y casi todo el grafito utilizado en las baterías del mundo. 

“Estos materiales tienen una gran demanda para la enorme industria de vehículos eléctricos de China, y también para sus florecientes industrias solar y eólica”, explica Jacob Gunter, analista senior de economía en MERICS (Mercator Institute for China Studies). 

Y añade: “Como China solo tiene depósitos limitados de estos minerales dentro de sus propias fronteras, necesita buscar en el extranjero para encontrar suministros”. 

¿Y qué pasa con Occidente? 

La invasión rusa de Ucrania supuso una jarra de agua fría para Europa. Con esta guerra, Occidente se ha percatado de que depender de un adversario como Rusia para importar recursos esenciales como el gas natural o el petróleo no es lo ideal para la seguridad energética del continente. “Esto aceleró la estrategia de Occidente para reducir su dependencia de China”, remarca Anderson. 

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El viaje del canciller alemán Olaf Scholz a Chile durante el pasado mes de enero fue una buena prueba de ello. "Chile ofrece todo lo que se necesita para la transición hacia energías renovables […] Aprovechar este potencial es una de las razones por las que mi primer viaje a América Latina me ha traído a Chile", dijo Scholz en un encuentro en Santiago entre empresarios chilenos y alemanes.

Scholz viajaba a la región tan solo un mes después de que la Unión Europea renovara sus lazos comerciales con el país andino, un acuerdo que podría brindar un mejor acceso europeo a los vastos recursos de litio y cobre de Chile. 

El presidente de Chile Gabriel Boric recibe al canciller alemán Olaf Scholz en el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos durante su viaje a Chile.

El presidente de Chile Gabriel Boric recibe al canciller alemán Olaf Scholz en el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos durante su viaje a Chile. Kay Nietfeld Europa Press

Con este viaje, el gobierno alemán buscó allanar el camino para presentar una oferta a Chile más atractiva para asegurar suministros esenciales para sus gigantes automovilísticos como Mercedes-Benz Group AG o Volkswagen AG.

Para diferenciarse de Beijing, el mandatario germano presentó a su país y a Europa como un actor más responsable medioambiental y socialmente. "Beijing no tiene 'ataduras' en términos de política, derechos humanos, etc., de la manera que a menudo requiere el apoyo al desarrollo de EEUU o Europa", indica Gunter. 

Además, Scholz planteó la oportunidad de trasladar las plantas de procesamiento de materiales como el litio a su lugar de origen. "Hay Estados que piensan que toda la materia prima viene de China, pero eso no es cierto. De hecho, muchas materias primas provienen, por ejemplo, de Argentina o Chile, se envían a China, se procesan allí y luego se venden nuevamente", dijo en un encuentro con jóvenes argentinos en Buenos Aires. 

Estados Unidos ha sido la otra gran potencia que ha buscado separar su camino de China. Con la idea de reducir su dependencia, el presidente estadounidense Joe Biden anunció en agosto de 2022 la Ley de Reducción de Inflacción (Inflation Reduction Act). Con una inversión de 369.000 millones de dólares de inversión, tiene como objetivo desarrollar toda la cadena de valor del litio en suelo estadounidense.

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Para ello, el gobierno estadounidense concederá créditos para fomentar la producción de baterías en territorio de los Estados Unidos. También buscará promover la utilización de metales críticos que hayan sido producidos o procesados en Estados Unidos o en países con los que EEUU tenga un tratado de libre comercio como Chile. 

Fábrica de baterías para la planta de Mercedes-Benz en Alabama (Estados Unidos).

Fábrica de baterías para la planta de Mercedes-Benz en Alabama (Estados Unidos). Elías Nuevo Reuters

Aún así, China tiene un importante camino recorrido. Además de las importantes inversiones en las minas argentinas, la empresa china Tianqi Lithium adquirió el 26% de la chilena SQM (la segunda mayor productora del mundo) a pesar de las restricciones nacionales. 

Tampoco hay que olvidar el potencial que puede tener China como socio en la transición verde de América Latina. "China ocupa una posición sólida en las tecnologías para la producción de energía verde, específicamente eólica y solar. Las empresas energéticas chinas ya tienen una presencia considerable en la región, como State Grid, que está muy involucrada en las redes eléctricas de Chile y Brasil", indica Gunter. 

No obstante, pese a la competición, un mayor número de actores puede resultar beneficioso para los gobiernos latinoamericanos, que podrán elegir entre un mayor número de ofertas. "Si llegan a tener procesos de licitación competitivos con muchos competidores diferentes, ya sea europeo, chino, estadounidense, japonés o coreano, pueden obtener mejores resultados que si solo estuvieran trabajando con uno solo", afirmó Rebecca Ray, experta en finanzas de desarrollo internacional Centro de Políticas de Desarrollo Global de la Universidad de Boston, a Foreign Policy