Plantar un árbol se ha convertido en la consigna más sonada para atajar el cambio climático. Tanto, que lo vemos en los anuncios publicitarios y está entre las medidas estrella en las estrategias de sostenibilidad de las empresas. Parece totalmente sensato: un árbol maduro puede absorber alrededor de 22 kg de dióxido de carbono (CO₂) por año, según la Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA). La comunidad científica coincide en que el escudo para mitigar la huella de carbono mundial está en ampliar la cobertura forestal.
Mediante la fotosíntesis, los árboles extraen el dióxido de carbono del aire para ayudar al crecimiento de sus hojas, ramas y raíces. Y, al mismo tiempo, los suelos forestales también pueden secuestrar grandes volúmenes de carbono. Los árboles también ofrecen un apoyo fundamental a millones de especies de animales, plantas, hongos, líquenes y bacterias. Los servicios ecosistémicos que proveen también son fundamentales para las poblaciones rurales.
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Un millón de millones de árboles. Ese fue el objetivo que se marcó la Organización de las Naciones Unidas en 2005. Desde el lanzamiento de la campaña global, conocida como Trillion Tree Campaign, empresas, organizaciones sin ánimo de lucro y gobiernos se han remangado para ‘plantar el planeta’. Precisamente este es el lema que dio origen al movimiento global.
"La plantación de árboles se considera una panacea que puede estimular el desarrollo económico, luchar contra el cambio climático, contribuir al hábitat de la fauna silvestre, incluso beneficiar la salud, proteger el agua, etc.", afirma Meredith Martin, de la Universidad Estatal de Carolina del Norte al New York Times.
Pero plantar árboles no es la solución definitiva contra el cambio climático. No se pueden plantar árboles en cualquier lugar. Se deben tener en cuenta algunos factores como el clima, el suelo o las especies autóctonas de la zona que se quiere plantar.
¿Hay suficiente espacio?
Una pregunta que atormenta a la idea de plantar árboles es si realmente hay espacio para albergarlos. Pero antes de saber si hay espacio, es necesario conocer cuántos árboles plantados hay. En 2015, un estudio publicado en la revista Nature cifraba la cantidad de árboles total de aquel momento en 3 millones de billones.
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Un estudio, publicado en la revista Science en 2019 y liderado por Jean-François Bastin de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (ZTH), arrojó mucho optimismo en relación con el área forestable en el mundo.
“Los ecosistemas podrían soportar 900 millones de hectáreas adicionales de bosque continuo”, aseguraban los investigadores en la investigación. Esto representaría un aumento de más del 25% de la superficie forestal. Y los países con más espacio eran, según la investigación, eran Rusia, Estados Unidos, Canadá, Australia, Brasil y China.
¿Cuántos hay que plantar?
El ingeniero y catedrático de Ingeniería Civil y Medioambiental del MIT Charles Harvey explica en declaraciones al MIT Climate Portal que, "aunque es una buena idea que el mundo plante muchos más árboles, la verdad es mucho más complicada que suponer que más árboles pueden anular nuestras emisiones".
Uno de los problemas que citaba el ingeniero es que los árboles no son eternos. Son una autopista de doble sentido. "Cuando mueren y se descomponen, arden en un incendio forestal o son talados y quemados como combustible, los árboles liberan todo el CO₂ que han estado escondiendo", añade en declaraciones a MIT Climate Portal.
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Algunos científicos ya han advertido que los árboles van a necesitar más nutrientes para crecer si aumenta el nivel de concentración de CO₂ en la atmósfera. Y si se limitan, también se reduce su capacidad para almacenar carbono.
El caso español
En el territorio español hay 28 millones de hectáreas de superficie forestal. Y estas zonas verdes, tal como explica Carmen Avilés, profesora titular en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Montes, Forestal y Medio Natural de la Universidad Politécnica de Madrid (ETSI-UPM), están secuestrando unos 800 billones de toneladas de CO₂ cada año.
Y de esta superficie, solo el 37 % está arbolada. "Los árboles que tenemos actualmente nos permiten absorber unas emisiones aproximadamente de 50 millones de toneladas al año", señala Avilés. Pero esta cantidad no es suficiente para neutralizar nuestras emisiones: lo que emite la economía española es más de lo que absorben los bosques.
¿Y si se llenaran de árboles las superficies no arboladas? Avilés aclara que no es tan fácil. "Es complicado el poder determinar esa máxima capacidad que pueda tener España para plantar", señala. La superficie plantable "viene determinada por los cambios de uso y las distintas necesidades que se tienen".
"La clave es la gestión"
Desde la organización Consejo de Administración Forestal (FSC, por sus siglas en inglés), señalan que la principal barrera que aleja el idilio verde de tener árboles donde sea posible tiene que ver con el uso y cuidado de los bosques. "La gestión forestal es la clave" reiteran.
Del total de superficie forestal de España, solo el 20,3 % cuenta con instrumentos para su buena gestión. Esta fue la fotografía que estableció la directora general de Biodiversidad, Bosques y Desertificación del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, María Jesús Rodríguez de Sancho, en una intervención el pasado mes de enero.
"Si están bien gestionados, los bosques se pueden aprovechar de manera sostenible", explican desde FSC.