El uso desenfrenado de plástico se ha convertido en un grave problema ambiental. Se han encontrado microplásticos en el aire, los mares, los animales que nos comemos, la sangre e incluso en la leche materna. El compromiso de reducir la huella plástica se ha convertido en una obligación. Cada vez son más las personas que evitan el plástico en sus compras.
Los españoles están entre los más concienciados sobre el abuso que se realiza de los plásticos. Según la encuesta Attitude towards single-use plastics, publicada en febrero de Ipsos y Plastic Free July, ocho de cada diez españoles estaba a favor de prohibir los plásticos de un solo uso.
Este reclamo no ha tardado en llegar. La Ley de Residuos, que entró en vigor a principios de 2023, traspone la directiva europea 2019/904 y prohíbe la venta de artículos de plástico de usar y tirar como pajitas, bastoncillos, cubiertos o platos de plásticos, entre otros, para luchar contra la contaminación.
[5 consejos útiles para reducir el uso de plástico, y por qué deberías hacerlo]
Pero el peligro no solamente está en este tipo de productos. También hay objetos de uso diario que dejan residuos nocivos en el medioambiente. Unas sustancias que tardan décadas en descomponerse.
1. Chicles
Masticar chicle es una acción muy común cuando queremos deshacernos de la alitosis. Por su apariencia pegajosa, no es difícil de creer que contengan plástico. Están hechos de una goma base que es una mezcla de polímeros no degradables (plástico): el acetato polivinílico o poliacetato de vinilo.
Tal como explican en una información de BoicotalPlástico, "los chicles que terminan en el suelo se descomponen en micropartículas que van directamente al alcantarillado y de ahí llegan al mar, así que los chicles se convierten en una fuente más de contaminación por plástico en los espacios naturales".
2. Bolsitas de té
Uno se podría imaginar que las bolsitas de té contienen solamente materiales como la celulosa o el algodón, pero según una investigación publicada en la revista científica Environmental Science & Technology reveló que expulsaban micropartículas y nanopartículas de plástico. Por eso, en lugar de utilizar bolsitas, se aconseja utilizar un filtro o colador de material metálico para preparar el té.
3. Compresas
Poco a poco, las mujeres están sustituyendo sus paquetes de compresas por una alternativa más sostenible: la copa menstrual. Una de cada dos mujeres en España ya se ha pasado a la copa menstrual (la usan un 48,4 % en algún momento del ciclo), según el estudio de equidad menstrual del Instituto de Investigación en Atención Primaria Jordi Gol i Gurina (IDIAPJGol), sobre Equidad y Salud Menstrual en España, publicado este mismo mes de mayo.
Un estudio conducido por Natracare encontró cantidades preocupantes de plástico en las compresas convencionales de tres marcas de Reino Unido. Había 36 gramos de plástico en cada paquete de compresas. O lo que es lo mismo, cantidades escandalosas de plástico en las compresas convencionales de tres marcas destacadas del Reino Unido. Esto supone 2,4 g de plástico por compresa y 2,5 g en el envase exterior.
4. Latas
¿Crees que una lata de bebida es sólo de aluminio? Dentro de la mayoría de envases de aluminio y férricos hay una película, normalmente compuesta de un material llamado epoxy, para evitar que los productos envasados reaccionen con el metal oxidándolo.
5. Tiritas
Todos tenemos por casa tiritas y apósitos para curar pequeñas heridas o rozaduras. Sí, también llevan plástico. Este tipo de productos de higiene personal, por su pequeño tamaño y el tipo de plástico, no suelen ser reciclados correctamente.
6. Toallitas desmaquillantes
Ya sean toallitas para bebé, de higiene personal, de limpieza o desmaquillantes, todas suelen estar fabricadas con plástico. Y cuando se tiran a la basura, suelen acabar en los vertederos. Pero muchas acaban en los inodoros, se acumulan y crean los llamados fatbergs o monstruos de las alcantarillas que bloquean los desagües.
7. Cremas solares
Antes de comprar las cremas solares para el verano inminente, conviene advertir que no solo contienen plástico en sus envases, sino también en la propia crema. Algunos productos de protección solar contienen ingredientes con un impacto ambiental negativo, por ejemplo algunos conservantes, antioxidantes o fragancias.
Además, contiene diminutos fragmentos de plástico. Y lo que es peor, cuando nadamos, nos duchamos o nos bañamos después de aplicarnos la crema solar, esos trocitos de microplástico van a parar al agua.
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) advierte que "la mayoría de los filtros solares legamente admitidos en Europa no son fácilmente biodegradables y son persistentes". Y la toxicidad de los compuestos que contienen afecta especialmente a la vida marina.