Como cada día, Tess, una elefanta de 39 años, madre de cuatro hijos y abuela de uno, se prepara para su sesión de yoga en el zoológico de Houston (Estados Unidos). A pesar de su avanzada edad, aún se mantiene extremadamente ágil. Mientras apoya su enorme cuerpo sobre sus patas delanteras, es capaz de mantener sus patas traseras en el aire. Todo un logro, incluso para los humanos, que requiere de mucha práctica y control muscular. 

Junto a ella, otros 11 paquidermos practican todos los días estos ejercicios con sus cuidadores como parte de un programa integral de bienestar de elefantes. Varias veces al día, explican desde el zoológico, los elefantes participan en unas sesiones que pueden durar desde los 30 segundos hasta los cinco minutos, según la edad del elefante participante y el objetivo de la sesión. 

Methai, por ejemplo, la matriarca de 54 años, se mueve un poco más despacio debido a su avanzada edad y recibe ayuda con sus estiramientos. 

En este programa de cuidado mental y físico, los 12 elefantes del zoológico de Houston realizan una serie de estiramientos estáticos y dinámicos que permiten estimular sus cerebros y cuerpos. Algo muy parecido al yoga que hacemos los humanos. 

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El objetivo es poder controlar y evaluar la flexibilidad, la energía y el estado de la piel de los 12 elefantes asiáticos que habitan en el zoológico. Con estas sesiones, los cuidadores pueden observar todo el cuerpo de los animales, desde el tronco hasta la cola. Si ven que algo va mal, llaman a uno de los veterinarios del zoológico para que le hagan un reconocimiento médico. 

“Es algo que hemos hecho desde el primer día que tenemos a todos estos elefantes”, explicó Kristin Windle, supervisora de elefantes del zoológico de Houston, a The Washington Post. “Aprenden estos comportamientos para que podamos controlar su salud en general”.

Aprendiendo desde pequeños 

Los cuidadores comienzan a enseñar ejercicios introductorios a los elefantes cuando cumplen los cuatro meses. Primero, colocan una pelota de tenis en el mango de una escoba y dejan que jueguen con ella. Poco a poco, alientan a los elefantes a que muevan todas las partes del cuerpo. 

En los meses siguientes, los elefantes progresan hacia movimientos más avanzados y complicados, como acostarse y adoptar una postura de perro bocabajo con las cuatro patas en el suelo y la espalda arqueada. “Queremos que estén constantemente aprendiendo cosas nuevas”, señaló Windle al New York Post. “No queremos estancarnos. Son muy inteligentes y quieren estar trabajando y aprendiendo constantemente”.

Eso sí, como nada es gratis, para mantenerlos motivados a moverse, los elefantes son recompensados con golosinas especiales como pan integral o plátanos. Unos alimentos que se complementan con su dieta de heno.

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Además de mejorar su salud, estos ejercicios también crean una relación especial entre los animales y los trabajadores del zoológico, lo que les facilita el trabajo a la hora de cuidarlos. “Las sesiones de estiramiento de yoga con elefantes nos permiten construir esa relación mediante el refuerzo positivo para aumentar su rango de movimiento y observar su piel, sus pies y el interior de su boca. Podemos aprender mucho sobre nuestros elefantes en estas sesiones”, explica Windle.

Y concluye: “Cultivar relaciones sólidas y positivas con nuestros elefantes es fundamental para brindarles la mejor atención médica y garantizar que su bienestar sea lo primero”.