“La fimosis es una condición médica en la que el prepucio del pene no se puede retraer completamente debido a una estrechez o adherencias en el anillo prepucial”, esa piel “redundante” que recubre el glande, proporcionándole protección. Así explica Miguel Sánchez Encinas, jefe del Servicio de Urología del Hospital Universitario Rey Juan Carlos de Madrid y jefe de equipo de Urología de Ruber Internacional Centro Médico Habana, una patología con la que nace el 10% de los niños en España.
Los síntomas, cuenta el experto de Quirónsalud, pueden incluir dolor durante la erección o la relación sexual, conocido como dispareunia, dificultad para la micción, irritación, inflamación o sangrado del prepucio. El motivo principal es la “falta de retracción de la piel”, añade.
Causas de la fimosis
Según explica Sánchez Encinas, las causas de la fimosis se deben a diferentes factores, como un traumatismo, una infección (balanopostitis) o una inflamación.
Incluso, añade, debido a “neoplasias malignas del pene que provocan alteraciones en la piel prepucial y dan lugar a un anillo prepucial fibrótico por cicatrización debida a retracción forzada o tras varios episodios”. Si bien es cierto, concluye el médico, en algunos casos, la fimosis puede ser congénita.
Tratamiento de la fimosis
La circuncisión sería el tratamiento más extremo para la fimosis. Sin embargo, explica Sánchez Encinas, en ocasiones se puede tratar con “maniobras de retracción del prepucio y corticoides tópicos”.
Por tanto, pasar por quirófano no siempre es la mejor opción. El urólogo afirma que “en muchos casos de fimosis congénita, se puede solucionar reforzando la higiene prepucial adecuada del lactante varón no circuncidado”. Además, enseñar a los pacientes y, en el caso de niños, sus familias o cuidadores, “a realizar ejercicios de estiramiento suaves” es esencial.
Sánchez Encinas indica también que “los niños en edad escolar sin un prepucio totalmente retráctil se pueden beneficiar de un tratamiento de cuatro a ocho semanas con corticosteroides tópicos aplicados directamente en la salida prepucial dos veces al día”. Esto, dice, “acelera el proceso natural de retracción del prepucio y evitar la cirugía”.
En los casos en los que es inevitable pasar por quirófano, el urólogo recomienda la circuncisión. “Bajo anestesia local y asepsia cutánea, se realiza una incisión circunferencialmente y se extirpa un manguito de piel que corresponde al prepucio. A continuación, se aproximan los bordes de la piel utilizando suturas reabsorbibles”, explica.
En nuestro país, tal como se explicó en EL ESPAÑOL, en 2021, último año con registros, se notificaron 29.582 intervenciones.
¿Solo cosa de niños?
La fimosis, recuerda el experto, no solo afecta a los niños: “Puede ser detectada en cualquier edad, también en adultos”. Sin embargo, recuerda que es imprescindible distinguir “una fimosis fisiológica –que se observa en casi todos los varones recién nacidos y se debe al desarrollo normal de adherencias congénitas entre el prepucio y el glande–, y una fimosis patológica”.
Esta última, explica, es en la que “es imposible la retracción del prepucio debido a su cicatrización distal, como ocurre con la fibrosis prepucial debida a infección e inflamación, donde se observa un anillo fibroso blanco que constriñe el orificio prepucial”. Esta sería la más frecuente en adultos.
¿Circuncisión sin fimosis?
Hay religiones y tradiciones en diferentes países para las que la circuncisión es casi una rutina. Sánchez Encinas explica que “se ha demostrado que reduce las tasas de algunas infecciones de transmisión sexual, como la sífilis, el chancroide, y posiblemente el virus del herpes simple tipo 2 (VHS-2) y algunas cepas de del virus papiloma”.
También, insiste, se ha demostrado “una reducción del riesgo de trasmisión del Virus de la Inmunodeficiencia humana (VIH) hasta en un 60%”. Esto, cuenta, ha llevado al Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA (ONUSIDA) de la Organización Mundial de la Salud (OMS) a “recomendar la circuncisión masculina en todos los países con alta prevalencia del VIH”.
Sin embargo, recuerda, “la circuncisión no sustituye a las prácticas sexuales seguras”. Por tanto, que reduzca riesgos no implica que estos desaparezcan si se realizan prácticas de riesgo.
Para concluir, Sánchez Encinas ofrece una curiosidad: “La estética del pene y la función sexual son razones populares no médicas para la circuncisión en el adulto”. Algo que, por ejemplo, es bastante común en Estados Unidos, donde el 95% de los hombres que solicitan esta operación en la sanidad privada del país reconocen hacerlo por “razones cosméticas, estéticas y sociales”.