El precio medio por quilate los diamantes, según los datos de Diamond Prices Index, es de unos 11.081,26. La razón de este precio tan elevado tiene que ver con la escasez de esta piedra preciosa y los costos que se derivan de su extracción. Pero ¿y si se pudieran fabricar a partir de otros materiales más abundantes? En España se lleva haciendo desde hace unos años, de la mano de Algordanza Ibérica, que convierte las cenizas de los fallecidos en diamantes. Y una start-up estadounidense, Aether Diamonds, está haciendo lo mismo a partir del dióxido de carbono capturado de la atmósfera.
Este es el primer fabricante que utiliza el CO₂ para crear diamantes sostenibles en una industria que se caracteriza por su opacidad, lo que dificulta la trazabilidad de las piedras preciosas. "No hay ninguna cadena de suministro en el planeta Tierra que sea totalmente trazable con respecto a los diamantes extraídos", señaló Ryan Shearman, director ejecutivo, en declaraciones a TechCrunch.
Y añadió que ocurre exactamente lo mismo con los diamantes fabricados en laboratorios. Evidentemente, "es mejor cuando se habla de un diamante cultivado en laboratorio, pero sigue sin ser ni mucho menos totalmente trazable", explica a TechCrunch.
La industria de los diamantes se ha ganado una fama nada envidiable. Los archiconocidos 'diamantes de sangre' —los obtenidos extraídos en zonas de conflicto y vendidos para financiar la violencia— y su impacto en el medioambiente son solo algunos de los efectos de esta lucrativa industria sobre el planeta.
Con esto en mente y a partir de una lectura esporádica del libro Drawdown: The Most Comprehensive Plan Ever Proposed to Reverse Global Warming (Penguin Books, 2017), Ryan Sherman y Daniel Wojno fundaron la empresa en 2018. En la obra, descubrieron que se podría explotar la captura directa del CO₂ para forjar diamantes. Y, sin pensárselo dos veces, se pusieron manos a la obra. Y al cabo de tres años, en 2021, ya distribuyeron sus primeros productos.
¿Cómo lo hacen?
El proceso de fabricación empieza con la adquisición del dióxido de carbono capturado. Su principal proveedor es Climeworks, una compañía suiza especializada en tecnología de captura directa de aire (DAC). El CO₂ se transporta a Estados Unidos, donde Aether lo somete a un método patentado para convertirlo en metano de alta pureza o CH4 —el componente principal del gas natural que se usa en la calefacción o para generar electricidad—.
Una vez se obtiene esta sustancia, bautizada por la compañía como 'metano atmosférico', se inyecta en sus reactores de diamantes, donde tiene lugar un lento proceso de conversión denominado "deposición química de vapor". Este proceso requiere de grandes cantidades de energía para calentar gases a temperaturas muy altas en condiciones casi de vacío. Para conseguir esa energía, según Shearman, se recurre a fuentes de energía solar y nuclear.
Y, al cabo de unas semanas, ya se obtiene el bruto del diamante. El último paso es enviarlo a Surat (India), donde se tallan y pulen para su posterior venta en el distrito de diamantes de Nueva York.
Gracias a este método de fabricación, que además es cero neto, asegura Shearman a TechCrunch, "podemos decirle de dónde procede cada átomo de carbono de su diamante y seguir su trayectoria hasta la venta final".
"No es rentable"
La principal dificultad a la que se enfrentan es lograr que la materia prima que emplean sea viable económicamente. "Aspirar una tonelada métrica de CO₂ del aire es demasiado caro en términos de precio por tonelada", explica Henry Elkus, fundador y consejero delegado de Helena, a The Verge.
"Ahora mismo no es una empresa rentable. Y para que el cultivo directo de carbono del aire llegue a economías de escala, tiene que bajar ese punto de precio", añade al medio estadounidense. Cada quilate que venden cuesta 20 toneladas métricas de dióxido de carbono extraído de la atmósfera. En cuanto a su precio monetario, habrá que consultarlo directamente con ellos.
Sin embargo, lo que ha logrado esta startup, en la que varios inversores han depositado su confianza en forma de capital, no es solo ofrecer una alternativa a los diamantes convencionales, sino convertir el CO₂ en metano. El CH4 podría aplicarse en muchas industrias para fabricar productos basados en el carbono, como neumáticos y grafito para baterías.
"Somos una empresa de tecnología del carbono. Y estamos especializados en fabricar metano de alta pureza de forma realmente eficiente, lo que nos permitirá en el futuro introducirnos en otros mercados, donde los productos de carbono sólido son vitales", afirma Shearman a TechCrunch.