El impacto de un proyectil ruso acabó ayer con la vida de la cooperante española Emma Igual mientras realizaba una misión de la oenegé que ella misma había fundado, Road to Relief, en la región de Bakhmut (Ucrania). Con tan solo 32 años, la barcelonesa perdió la vida cuando se dirigía a ayudar a los civiles que se encontraban atrapados en el fuego cruzado de la ciudad de Ivanivske.
Su nombre se une al de otros catorce cooperantes españoles que perdieron la vida mientras cumplían su misión humanitaria en diferentes partes del mundo desde 1990. La mayoría de ellos eran médicos, enfermeros o trabajaban para organizaciones de ayuda sanitaria.
La mitad de ellos, informa la agencia Efe, perdieron la vida en África: tres en Ruanda, uno en Mozambique, uno en Guinea Ecuatorial, uno en Marruecos y otro en Etiopía. Cuatro de ellos murieron en América —dos en El Salvador, uno en Colombia y uno en Perú—.
En Europa, dos cooperantes españoles fallecieron en Bosnia y Chechenia. Finalmente, en Asia, Lorena Enebral, del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), fue asesinada en Afganistán en 2017.
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