Proteger de la contaminación o limitar la producción de plásticos a nivel mundial. Este es el debate en el que están inmersos los países. El pasado 4 de septiembre, la ONU publicó el borrador cero (zero draft) de las negociaciones del tratado internacional para frenar la contaminación por plásticos. Este documento es el resultado de dos rondas de negociaciones que dieron comienzo en noviembre de 2022 y refleja las diferentes opiniones de los países (y los grupos de interés) en relación con el futuro instrumento jurídicamente vinculante sobre la contaminación por plásticos.
[FIX, el premiado invento español que convierte los microplásticos de la ropa en un nuevo material]
"Este borrador es solo el punto de partida, ya que las negociaciones del tratado se adentran ahora en intensas negociaciones sobre el texto", declaró Eirik Lindebjerg, responsable de la política mundial de plásticos de WWF, en un comunicado. El proyecto de tratado, elaborado por el Comité Intergubernamental de Negociación sobre la Contaminación por Plásticos y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), contiene disposiciones que exigen una reducción de la producción de plástico virgen y la eliminación de tipos de plástico y productos químicos especialmente nocivos.
Además, reconoce la necesidad de transparencia y de una transición justa. Pero no establece objetivos firmes. Como otros documentos de este tipo, el borrador se limita a enumerar diferentes opciones, en relación con 10 marcadores, que los Estados tendrán que discutir en la próxima ronda de negociación (INC-3), que tendrá lugar en noviembre en Nairobi (Kenia). Después de esta reunión se esperan otras dos, INC-4 e INC-5 en Ottawa (Canadá) y Seúl (Corea del Sur), respectivamente.
El silencio y las reservas de algunos países podrían coartar los esfuerzos por conseguir un acuerdo que obligue a reducir drásticamente la producción de polímeros. Un punto de confluencia, que otros países dan por descontado, es apostar por la gestión eficaz y el reciclaje de los residuos plásticos. Una medida aplaudida desde la industria.
A la luz de la publicación del primer borrador, Magnus Lovold, especialista en tratados internacionales de la Academia Noruega de Derecho Internacional, expresó por la red social X, que el documento "parece una base muy sólida". Y advirtió que "la industria petroquímica intentará sin duda que el borrador sea más débil, menos específico y menos vinculante".
Tres opciones
En el documento se plantearon tres posibilidades para tomar "las medidas necesarias para prevenir y mitigar los posibles efectos adversos sobre la salud humana o el medio ambiente de la producción de polímeros plásticos primarios, incluidas sus materias primas y precursores".
La primera opción consiste en que cada parte "no permitirá que su nivel de producción y suministro" supere un objetivo por determinar. La segunda opción utiliza un lenguaje menos vinculante: las partes "gestionarán y reducirán la producción y el suministro mundiales de polímeros plásticos primarios para alcanzar el objetivo mundial". Y, la tercera opción, con un lenguaje más vago, obligaría a los países a "adoptar las medidas necesarias para gestionar y reducir la producción y el suministro mundiales de polímeros plásticos primarios".
La industria petroquímica ha sido muy influyente en las negociaciones del futuro tratado sobre contaminación por plásticos. Al fin y al cabo, limitar la producción de plásticos sería su perdición en un mundo que cada vez prescinde más de los combustibles fósiles.
Según los datos de la Agencia Internacional de la Energía (IEA por sus siglas en inglés), esta industria se convertirá rápidamente en el principal motor de consumo mundial de petróleo. De hecho, en su pronóstico, esta institución estima que las empresas de este sector representen aproximadamente la mitad del crecimiento de la demanda de petróleo de aquí a 2050.
Y todo apunta a que la producción de plásticos irá en aumento en los próximos años. La limitación a la producción de estos dañinos materiales fue rechazada de manera frontal por el American Chemistry Council, el pasado mes de mayo. Esta organización, en cuya junta directiva figuran representantes de Shell y Total, declaró en un comunicado que "restringir la producción de materiales plásticos esenciales para suministrar agua limpia, energía renovable y productos sanitarios, médicos y de cuidado personal es un planteamiento equivocado".
Benny Mermans, presidente del Consejo Mundial de Plásticos —uno de las organizaciones satélite del lobby del plástico— y ejecutivo de Chevron Phillips Chemical Co, dijo el 13 de septiembre que estaba decepcionado por el primer borrador del tratado mundial de la ONU sobre la contaminación por plásticos, puesto que antepone limitar la producción a la circularidad. "Si queremos hacer frente a los residuos plásticos, tenemos que trabajar por una economía circular", afirmó Mermans.
'La coalición sin ambiciones'
Uno de los datos que más preocupa a las organizaciones ambientalistas es la previsión del aumento del consumo de plásticos en el mundo en las próximas décadas. Un estudio elaborado por el grupo de investigación Back To Blue estimó que el uso del plástico en los países del G20 —grupo integrado por las mayores economías del mundo— casi se duplicará de aquí a 2050.
Esta investigación también reveló que los esfuerzos actuales no serán suficientes para aplanar la curva de manufacturación de plásticos. Además, a nivel global, un informe de la OECD, publicado el año pasado, estima que la cantidad de plástico producido se triplique para el año 2060: "Aproximadamente la mitad acabará en el vertedero y menos de una quinta parte se reciclará", sentencia el documento.
Durante las últimas negociaciones de mayo en París, algunos países muy dependientes del sector petrolero, como Arabia Saudí o Brasil, fueron acusados de entorpecer las conversaciones con discrepancias sobre los procedimientos de votación. En declaraciones recogidas por POLITICO, un funcionario de un país de la Coalición de Gran Ambición, de manera anónima, señaló que estas naciones habían "liderado una resistencia coordinada" con el fin de "reventar" el propósito de las conversaciones de París.
Otras naciones que se encasillan en el grupo informal que incluye a los más reticentes a adoptar disposiciones 'duras' en el acuerdo internacional son China, la India, o incluso Estados Unidos. Una de las consignas defendidas por este último y Arabia Saudí (y que esgrimieron durante la última ronda de conversaciones) es establecer un acuerdo que favorezca los planes nacionales por encima de objetivos globales para abordar el problema de la contaminación por plásticos.
El reciclaje, una solución limitada
Además de la reducción de la producción, otro de los puntos en los que se centra el tratado es la apuesta por las Rs: "reutilización, reparación, reutilización y renovación". El reciclaje, por otro lado, se incluye en el desarrollo de algunos puntos. En los últimos años, se ha cuestionado la eficacia del último eslabón del trinomio de las Rs: el reciclaje. Esta es una de las medidas más defendidas por la industria.
Una publicación de junio del año pasado de la revista Environmental Pollution descubrió, partir del análisis de los sistemas de aguas residuales de tres plantas de reciclaje en Vietnam, que se generan grandes cantidades de microplásticos (partículas de plástico que mida menos de 5 mm) que se liberan al medio acuático durante el reciclado mecánico sin un tratamiento adecuado.
Otro estudio, algo más reciente, analizó las aguas residuales de una planta de reciclaje en Reino Unido y descubrió que el troceado, la trituración y el lavado del plástico en las instalaciones de reciclado pueden convertir hasta el 13% de los residuos en microplásticos. Y además, los sistemas de filtrado solo reducían la concentración de microplásticos al 6%.
[Ya tenemos microplásticos en los pulmones y la sangre: un problema diminuto con un impacto colosal]
En relación con los microplásticos, el texto dedica un punto específico a este problema. El texto apoya la eliminación de los microplásticos fabricados o añadidos intencionadamente (como las microperlas de los cosméticos), con margen para excepciones y opciones menos restrictivas.
Lo cierto es que los microplásticos están han llegado hasta los lugares más recónditos del planeta: desde a la nieve recién caída en la Antártida hasta las profundidades del océano. E incluso se han encontrado estos diminutos residuos plásticos en el interior de los cuerpos de los seres humanos. En los pulmones, la sangre, y en la leche materna.
Sin duda, quedan muchos puntos por debatir hasta alcanzar un acuerdo ambicioso. Se espera que las partes aprueben un documento vinculante en 2024. Y, a partir de entonces, se establezca un marco de actuación y seguimiento, similar a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP) que convenga reuniones periódicas para evaluar el progreso.
Por el momento, sin ningún compromiso adoptado, solo se puede esperar a que se celebren las tres rondas de negociaciones restantes. Y la más cercana es la que se celebrará del 13 al 19 de noviembre en Nairobi (Kenia).