Pese a que la ciudad de Róterdam se ha visto teñida de negro en los últimos días a causa de un tiroteo, lo cierto es que es algo fuera de lo habitual. En este sentido, la ciudad cuenta con una de las tarsas de criminalidad más bajas del continente y una de las más altas en materia de seguridad. 

Por todo ello, Róterdam se ha convertido en un enclave predilecto en lo que al territorio europeo se refiere. Y no solo eso, además cuenta con el puerto más grande de toda Europa. El mismo se encuentra ubicado en el gran delta que forman los ríos Rin y Mosa. Pero esta urbe no es únicamente un centro de llegada y salida de mercancías.

La ciudad neerlandesa es cada vez más un lugar de intercambio de ideas creativas, en concreto relacionadas con la innovación y la sostenibilidad. Estos son algunos ejemplos que están colocando esta urbe en el centro del mapa mundial de ciudades más ecoinnovadoras. 

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Fabulous Fungi: el color de los hongos

Ilse Kremer (Utrecht, 1997) es la CEO y fundadora de la empresa Fabulous Fungi. Estudió en la Willem de Kooning Academy de Róterdam, y su proyecto de fin de carrera (2020) ya versó acerca de cómo hacer más ecológico el proceso de teñido de las prendas.

En su investigación confirmó que "la técnica de coloración siempre supone un problema ecológico. Sin embargo, el 90% de nuestra ropa está teñida de un modo sintético, siendo necesarias 200 toneladas de agua por cada tonelada de textil aproximadamente".

Más que eso, afirma, "el teñido es en gran medida responsable de la polución del agua, lo cual tiene serias consecuencias para nuestra salud y la del planeta. Por otro lado, como diseñadora me interesa mucho el color en mi trabajo, concretamente los colores vivos, por eso decidí montar esta empresa".

Su sede se ubica ahora en un antiguo parque acuático convertido en espacio de cocreación denominado Blue City, que reúne a un buen número de ecoemprendedores. Su descubrimiento personal más reciente, como explica a ENCLAVE ODS, es que usando pigmentos naturales "sí que se podían obtener colores brillantes".

Ilse Kremer, de 'Fabulous Fungi'. Jacqueline Fuijkschot

"Ahora he puesto en marcha la web (fabulousfungi.nl), en la que se pueden encontrar los tintes que he desarrollado a partir de cultivos en laboratorio de hongos. Estos no son perjudiciales para el uso humano ni para el medio ambiente, aplicados siempre sobre tejidos naturales, reduciéndose además las emisiones de CO2 y la polución".

Se trata, por tanto, de un producto "que en definitiva es biodegradable", como explica la impulsora del proyecto, Ilse Kremer. "En el laboratorio estoy trabajando en colaboración con Bio-Analytix van Biezen. En mi web también aparece mi última colaboración de camisetas Clean Coral para la marca Iron Roots, que puede adquirirse aún en una edición limitada. Respecto a la posible pérdida del brillo del color con los lavados, estoy explorando la idea de reteñir las prendas, de un color igual o incluso de otro color".

Para ella, "el teñido natural de color azul es el más difícil de conseguir con hongos, ahora estoy investigando mucho sobre él". En cinco años, su objetivo es "tener una tienda propia para la adquisión de las prendas, y ofrecer la posibilidad de teñido a otras marcas, así como del reteñido".

"Creo que es una posibilidad de futuro que puede ser muy apetecible desde el punto de vista de consumidora si se explica bien: gracias al poder de los fabulosos hongos, puedes estrenar prendas cada cierto tiempo, y que estas partan de un determinado patrón, pero que sean únicas", afirma.

The Seawood: la madera hecha de mar

Blue Rocks es la empresa de Marjanne Cuypers y Astarte Krijgsman. Nos recibe la segunda, actual Chief Operating Officer de la compañía. Krijgsman trabajó previamente para grandes compañías y decidió cambiar de vida. "Incluso estuve una temporada como instaladora, hasta encontrar un nuevo proyecto que me ilusionara".

Para ella, "la cuestión clave es qué materiales son interesantes en términos del futuro del planeta. Con el rápido paso del tiempo y las necesidades de los seres humanos, esto es fundamental. Encontré junto a Marjanne, que estudió ingeniería en la Universidad de Delft, que las algas son muy resistentes, más que eso, son resilientes, porque no necesitan nada, ni siquiera agua dulce, ni pesticidas. Además, con su sola existencia, ayudan contra la acidificación y son increíblemente versátiles".

"En Asia", continúa, "se usan como alimento de forma ancestral, pero ahora proponemos usar la planta entera y con procesos verdes bioquímicos para producir materiales que sean interesantes para la construcción". Su gran innovación: la "madera del mar" o SeaWood.

La empresa Blue Rocks ha creado la 'madera de mar'.

Ella misma muestra los ejemplos en bloques con aspecto especialmente decorativo [el material se asemeja en su acabado al granito]. "Esta madera de mar, que ocupa desde 3 a 18 milímetros se puede combinar con la madera tradicional para construir, tiene propiedades únicas, y quizás sea el modo más sostenible actualmente". Y relata cómo trabajan con fábricas locales de algas situadas en el mar del Norte. 

La mayoría de sus clientes son ahora "proyectos a medida" y añade cómo el trabajo de investigación continúa porque "se están optimizando los procesos y monitorizando el comportamiento de los materiales a largo plazo". En interiores, tienen un espacio comercial competitivo y han colaborado ya en proyectos con instituciones, pero en adelante "pretendemos ampliar las certificaciones necesarias y seguir llevando nuestro mensaje internacionalmente".

Depot: el museo con forma de taza

Diferentes leyendas recorren ahora Holanda sobre cómo surgió la idea de contruir un edificio con forma de taza plateada en el centro de Róterdam: el nuevo Depot servirá para almacenar y exhibir todo el arte contemporáneo, mientras el Boijmans se renueva por dentro en los próximos años.

Ignacio Velasco (Valladolid, 1982), uno de los arquitectos jefe de MVRDV, confirma en entrevista a ENCLAVE ODS cómo, en efecto, "Winy [socio del despacho] apoyó una taza en la maqueta, yo estaba allí. La cuestión básica era cómo se podían reducir los metros de fachada maximizando los de almacenamiento y para eso la forma óptima era la esférica. De ahí surgió la cuestión de ese Depot [se trata de un juego de palabras entre depot o 'depósito' y the pot, 'la taza'".

En el estudio MVRDV, uno de los más creativos y reconocidos del mundo, todos los empleados tienen espacio para estas reuniones de concepto, incluso se invita a los estudiantes en prácticas, "de esta manera, todos participamos de esa fase de ideas".

"Dar al ciudadano la posibilidad de visitar unos fondos de arte en un espacio que sirva también para la restauración y conversación es, en sí mismo, algo ya innovador, que nunca se había realizado antes", explica. "Añadir un bosque sobre el edificio, con un espacio gastronómico ecológico, también es algo único".

El nuevo 'Depot', para la exhibición de arte contemporáneo. Ossip van Duivenbode

Señala cómo en su estudio, además de "un departamento dedicado al carbono, al cálculo de emisiones y uso de materiales", existe otro más enfocado a las nuevas tecnologías, "donde se estudian las posibilidades reales de la generación de imágenes tridimensionales con inteligencias artificiales y se han programado aplicaciones como un software que hemos puesto en abierto para aquellas ciudades que lo quieran utilizar, para calcular el posible uso de las cubiertas planas".

Para Velasco, "Róterdam lo está haciendo extraordinariamente bien, al igual que otras ciudades como Gant en Bélgica o Lille en Francia, tomando en cuenta la sostenibilidad, pero en sentido amplio". Este mismo estudio está realizando proyectos en clave regenerativa en diferentes países: en España, Velasco destaca el ejemplo de "Mallorca, en Gomila, donde se ha llevado a cabo una intervención muy interesante". 

Subraya la responsabilidad que debe tener cada arquitecto o estudio en relación a los posibles usos futuros de un edificio, "porque lo más sostenible es siempre construir con la intención de perdurar en el tiempo: incluso con diferentes usos, lo importante es que una construcción se pueda reutilizar, transformar, habitar de diferentes modos y no deje de existir".

"Nuestra sede, un espacio diáfano creado por un arquitecto emblemático en los años 50, es un buen ejemplo de ello porque ha sido taller, vivienda, negocio, y ahora es una oficina en la que la luz y los espacios están bien pensados y bien construidos. Lo que no tiene sentido son los edificios que calculan su impacto y cuidan el uso de materiales, pero con menos de diez años de construcción ya están siendo renovados o transformados por completo", sentencia.

Renilde: el restaurante en el bosque de la azotea

El nuevo y ultramoderno espacio gastronómico Renilde está ubicado entre los árboles y plantas del sexto piso del museo Depot [Museumpark 25, Róterdam]. Este restaurante en mitad de un bosque elevado tiene dos conceptos por jornada: uno a mediodía, cuando se sirven comidas rápidas para los visitantes del museo; otro más formal por la noche, cuando se prepara un menú de platos sucesivos inspirados en cada momento del año.

Jim de Jong, uno de los jóvenes cocineros holandeses con más proyección, explica a ENCLAVE ODS cómo existe un vínculo entre el concepto del restaurante y el espectacular lugar en que está ubicado. 

"Por supuesto, no puede no influirnos estar aquí. Yo diría que hay influencias que vienen directamente de determinadas pinturas que se pueden contemplar en las plantas del museo, como una de Mondrian, cuyos colores hicimos por imitar; y también en el sentido abstracto de que, al igual que las obras cambian de lugar y espacio para su almacenamiento y restauración en el museo, lo que ofrecemos en Renilde también cambia constantemente, cada día”.

El nombre Renilde está inspirado "en una curadora del museo Boijmans entre los años 1962 y 1978, que impulsó la colección de arte moderno y contemporáneo de la ciudad y falleció en 2014 a la edad de 101 años".

El espacio gastronómico 'Renilde '.

De Jong explica que la forma en la que son recogidas y procesadas las comandas del espacio está regida por un novedoso sistema informático que optimiza los consumos, y en sentido gastronómico, han desarrollado ampliamente no solo la carta de vinos orgánicos, sino las bebidas no alcohólicas (tienen disponibles diferentes tipos de vinos sin alcohol y kombuchas).

Para los platos principales, "ofrecemos comida orgánica y ecodinámica, de origen local siempre que en cuanto a ingredientes de calidad sea posible". Para los postres, "prefiero un final fresco, no demasiado dulce, eso es una orientación personal". Los menús de Renilde (de 4, 5 o 6 platos) oscilan entre los 57 y 142 euros por persona.

El restaurante dispondrá desde ahora también de un pequeño espacio de cultivo entre los árboles de la azotea, como señala Wendy Persoon, sommelier y manager del restaurante, "con enormes plantas que se podrán mover de ubicación en función de las estaciones".

En sentido sostenible, como recalca De Jong, una de las prácticas básicas de Renilde es la preservación para meses posteriores de los productos de cada temporada: "Mediante fermentación o usando técnicas de conservas. De algún modo [sonríe], eso también nos conecta con la idea de estar un depósito, en un lugar para conservadores".