En España, cada año 1.006 niños de 0 a 14 años son diagnosticados con algún tipo de cáncer. Las tipologías más frecuentes son la leucemia (30%), los linfomas (13%), los tumores del sistema nervioso (22%) y los tumores cerebrales (20%), según datos de la Asociación Española contra el Cáncer. A nivel global, la cifra asciende a 400.000 menos, tal y como apuntan desde la Organización Mundial de la Salud. En cuanto a su tipología, los más comunes coinciden con los baremos españoles.
En lo que respecta a la tasa de mortalidad, en Europa esta se sitúa en torno al 20%. Esto se traduce en cuatro puntos porcentuales por debajo de la tasa existente en la década de los 90. Pese a que los datos desprenden una tendencia positiva, sigue siendo la primera causa de muerte por enfermedad a partir del año de vida hasta la adolescencia, acorde a la Fundación CRIS Contra el Cáncer.
Patricia Franco sabe bien qué significa tener un hijo que sufre esta enfermedad. Por fortuna, su historia es una de aquellas que termina con un final feliz. Y es que, contra todo pronóstico, su bebé, que nació con cáncer de hígado, logró curarse sin ningún tipo de secuelas. Lo hizo en tan solo ocho meses, y ahora ya tiene 22 años. "Nos dijeron que estaba desahuciado, pero todo lo que podía ir mal, fue bien", cuenta Franco.
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Consciente de su gran fortuna, no pudo olvidar todo lo que conoció a raíz de esta experiencia vital transformadora. "Muchas de las familias con hijos enfermos de cáncer no tenían recursos suficientes, porque tuvieron que dejar sus trabajos para dedicarse al cuidado de los pequeños. A veces, la vida te hace vivir situaciones para que actúes. Yo siempre tuve la inquietud de hacer algo para ayudar después de presenciar tanto horror", continúa.
De manera informal y casi fortuita, esa inquietud terminó por materializarse en 2011 bajo el nombre de La Galleta Solidaria. Su premisa: un euro, una galleta, un kilo de alimento. "Empezamos a hacer galletas en casa y al principio salían fatal, por lo que seguimos probando recetas hasta dar con la acertada. La verdad es que cuando pones amor, esta es la clave para que todas las cosas salgan bien", explica.
Eran años complicados a nivel económico, por lo que los comedores sociales recibían muchas solicitudes de ayuda. Ante esto, Franco tomó la decisión de destinar los fondos recaudados a la compra de comida que donaba al comedor social de Martínez Campos. A este unieron otros espacios, como la residencia de ancianos de las Hermanitas de los Pobres en Los Molinos, el proyecto solidario en DangBo (Benín) y la residencia de ancianos de las Hermanitas de los Pobres en Plasencia.
Una de las colaboraciones más significativas es la que el proyecto tiene con la Fundación Caíco, que trabajan por lucha contra el cáncer infantil. Desde su creación, La Galleta ha crecido exponencialmente. "Hasta el momento hemos hecho más 500.000 galletas y hemos conseguido repartir alrededor de 300.000 euros en ayudas", cuenta. Esto ha sido posible gracias a las personas voluntarias que preparan todo con ilusión y compromiso.
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Durante este periplo solidario han aunado fuerzas con distintas empresas que les proporcionan algunos de los ingredientes de manera totalmente gratuita. Además, han contado con el apoyo de importantes compañías, quienes hacen grandes pedidos de galletas. Pese a esto, ha habido épocas en las que han estado a punto de paralizar el proyecto por falta de recursos, pero han seguido adelante.
"El amor por ayudar a mejorar la vida de los demás, porque sé que a veces esta no es fácil, nos mantiene involucrados", detalla Franco. "Para mí La Galleta Solidaria ha sido mi salvavidas en momentos muy duros a nivel personal. Me ha permitido coger fuerzas y ver que el hecho de poder hacer algo por la comunidad te llena de mucha valentía", continúa.
En la actualidad, desde el corazón de La Galleta, buscan reinventarse y adaptarse a los nuevos tiempos. Las redes sociales y la venta de productos con historia son una de sus premisas para llegar al corazón de las personas. Además de esto, tienen otro objetivo claro: la sensibilización. "En enero de 2024 tenemos previsto visitar colegios para contarles algunas realidades que, aunque no son fáciles, deben conocer desde pequeñitos", detalla a ENCLAVE ODS.
Patricia Franco destaca que, por encima de todo, una de las formas más importantes para apoyar a las familias cuyos hijos padecen cáncer es la investigación. "Sin investigación, mi hijo podría haber muerto. Por esto es clave que existan protocolos, porque la investigación salva vidas. Los Gobiernos tienen que poner el dinero necesario para buscar su cura con métodos menos invasivos", afirma con rotundidad.