Ramón, un buitre negro, voló por su cuenta de España hasta Senegal. Fue un comportamiento nada habitual, porque aunque recorren grandes distancias en territorio nacional, estas aves rara vez salen de la península. Se cree que se juntó con otra banda de buitres leonados con los que tiene similitudes, y se fue con ellos hasta el país africano.
Ramón, llamado así por un miembro honorífico de la organización SEO Birdlife, fue marcado como polluelo en Rascafría (Madrid), y tuvo una juventud normal. Estuvo ligado a diferentes colonias en Mofrangüe (Extremadura), Cabañeros (Castilla-La Mancha) y Sierra Pelada (Andalucía), hasta que con un año de edad cruzó el estrecho de Gibraltar.
Si hubiera ido en línea recta, cosa que seguramente no hizo porque tenía que buscar comida y refugio, Ramón habría volado más de 3.000 km. Allí se quedó en una zona de marismas donde había carroña ganadera. Meses más tarde murió, probablemente envenenado.
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El buitre negro sufrió un gran declive entre 1800 y 1950, y aunque se está recuperando lentamente, todavía se considera que está cerca del estado de peligro de extinción. Se conocen comunidades en España, Francia, Crimea y el Cáucaso.
Juan Carlos del Morán, coordinador de Ciencia Ciudadana de SEO Birdlife, explica que con “las tecnologías modernas de GPS que llevamos todos en el coche y en los móviles”, el programa MIGRA quiere rastrear las 600.000 especies de aves migratorias que existen.
Así desde la oenegé pueden estudiar sus movimientos con exactitud: donde están y a dónde van, qué camino toman y hasta dónde llegan. Eso es, precisamente, lo que hicieron también con el halcón Eleonora, que voló hasta Madagascar desde Valencia y Baleares. “Todos estos parámetros son los que nos ayudan en el principal objetivo de la organización que la conservación de las aves”, dice Del Morán.
Día Mundial de las Aves Migratorias
Este 14 de octubre se celebra la segunda parte del Día Mundial de las Aves Migratorias. La primera tuvo lugar el 13 de mayo. ¿Y por qué dos días? Sencillo: las migraciones son viajes de ida y vuelta.
El agua –o la falta de esta– centra este año la temática de esta fecha. Y es que en un contexto de estrés hídrico como el actual, facilitar esta suerte de estaciones de servicio que los pájaros usan en sus viajes es vital. “Estos años están siendo conflictivos, especialmente cuando se llega al sur peninsular, donde hay muchísimas lagunas que dependen de las lluvias y este año están menguando”, advierte Del Morán.
Los cuerpos acuáticos como lagunas, ríos o marismas son clave para las aves viajeras. Además de alimentarse y descansar durante su periplo, usan los humedales como refugios donde anidar, con el agua actuando como foso. Con la sequía y la falta de humedales naturales, las aves están usando los arrozales o los criaderos de peces y camarones para ello, entrando así en conflicto con los agricultores.
Pero además, como han demostrado los experimentos del francés Christian Moullec con gansos, las aves tienen una gran capacidad de impronta con la que identificar elementos en el terreno desde su altura de vuelo y una gran memoria fotográfica para reconocerlos cuando vuelvan a pasar por ahí. Así, muchas son capaces de volver al nido donde nacieron.
Usan los ríos como líneas de la carretera que les guían, y las lagunas y humedales como hitos en el camino. Si estos se pierden o se alteran, las aves fácilmente se pueden perder y acabar dando vueltas en círculos buscando una referencia que ya no existe. El coordinador de SEO Birdlife lamenta que las aves están perdiendo los puntos de descanso y guías, lo que provoca que “alarguen sus viajes y aumente la probabilidad de mortalidad”.
El declive de las aves
España está en una posición clave en las rutas migratorias, con apenas 14 km de agua en el punto más cercano entre Europa y África. Se estima que cada año cruzan el Estrecho aproximadamente medio millón de cigüeñas y rapaces, casi un millón de aves marinas y más de 30 millones de aves pequeñas y medianas. Aunque la campaña de este año todavía no ha terminado, la Fundación Migres se muestra preocupada por las cifras.
Alejandro Onrubia, técnico y coordinador de la entidad, reconoce que hay algunos datos positivos. Pero alerta de que la tendencia general no es buena. “Este año todavía no ha acabado la campaña y los resultados son provisionales, pero hay números récord de algunas especies como milano negro. Normalmente, cruzan el Estrecho unos 170.000 individuos y ya van por 270.000”, afirma.
Sin embargo, lamenta, "hay cifras relativamente bajas de águilas culebreras que van por algo más de 13.000. No han terminado el paso, pero no se espera que llegue al promedio anual de 20.400". Además, afirma Onrubia, son "preocupantes" los números de aguiluchos cenizos (de 450 solo han pasado 220), cernícalos primillas (450 de 600) y alcotanes (13.000 frente a los 20.400 habituales).
La pérdida de hábitat
La pérdida de hábitat es su mayor amenaza. No sólo la sequía, como recuerda Teresa Gil, de WWF, sino también lo que llaman la “intensificación del paisaje”. Gil menciona la agricultura intensiva con fertilizantes que esterilizan la tierra y el boom de plantas eólicas y solares.
Las primeras se ponen precisamente en los puntos de más vientos por donde cruzan las aves planeadoras y las segundas ocupan el espacio en las praderas. Según el informe de SEO Birdlife sobre la causa número uno de mortandad no natural de las aves, con más del 30%, es la colisión contra los tendidos eléctricos, mientras que los aerogeneradores son poco más del 3%.
El tema de las renovables es un tema conflictivo. Son necesarias en la descarbonización de la economía para luchar contra el cambio climático. Pero, a la vez, tienen un gran impacto en la biodiversidad. Así lo señala Arturo Menor en su documental Iberia. Desde WWF piden una planificación territorial vinculante a escala regional y local con participación ciudadana y sujeta a una evaluación ambiental exhaustiva que excluya de las zonas de la Red Natura 2000.
Las aves son el canario en la mina de la salud de los ecosistemas. Donde los encontramos, es porque hay comida. Sólo hay que seguir la cadena trófica desde los carroñeros, como los buitres, a los insectívoros, como los vencejos o la golondrina común.
España concentra la casi totalidad de las especies de aves migratorias europeas; las que utilizan la península como puente entre África y Europa y las que se quedan a pasar la invernada. En un contexto de cambio climático y sequía se están detectando cambios en los patrones de migración, como el caso de Ramón, el buitre negro. Por eso cuanta más información se tenga, mejor para su conservación.