El cáncer está cada vez más presente en nuestro día a día. Es “rara la persona que no tiene algún ser querido, conocido o amigo cerca que pase por la enfermedad”, explica Ana Monroy, psicóloga de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC).
Según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), se espera que el de mama alcance, este 2023, los 35.001 diagnósticos. Se sitúa, así, como el que más afecta a la población de nuestro país, indica el psicooncólogo Martín Escandón.
“Cuando una persona recibe un diagnóstico de este tipo, el impacto es brutal”, asegura Monroy. Y es que, recuerda, “al final, te están dando una noticia que va a cambiar radicalmente tu vida”. Porque, matiza, quieras o no, “la enfermedad se vuelve una constante” y lo empapa todo.
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Con el cáncer, explica la psicóloga, el proceso es el inverso a otras enfermedades: “Nos enseñan que tenemos que ir al médico porque nos encontramos mal, pero muchas veces, el cáncer no presenta síntomas”. Esto, dice, “toma a la paciente por sorpresa” y hace que “el impacto sea mayor”.
Una “montaña rusa”
Monroy asegura que “cuando en la consulta te dicen que tienes cáncer de mama, el cerebro colapsa”. De ahí que siempre se recomiende ir acompañada a este tipo de consulta.
Porque el ser humano está acostumbrado a “convivir sus emociones en el día a día”. Sin embargo, “cuando estamos pasando una enfermedad como esta, con el impacto vital que tiene, todas estas emociones están mucho más presentes de una forma más aguda”.
Eso sí, puntualiza Escandón, el de mama, respecto a otros cánceres, “presenta aspectos positivos a nivel emocional, y otros que no lo son tanto”. El psicooncólogo reconoce que, al ser uno de los diagnósticos más frecuentes, posee “mejores protocolos de tratamiento y, por tanto, su esperanza de supervivencia a los cinco años es cercana al 90%”.
A la hora de afrontar la situación, matiza el experto, “tras el shock inicial, el afrontamiento suele ser bastante bueno”. Porque, al final, “las expectativas, en principio, también lo son”.
Pero, obviamente, un diagnóstico de cáncer nunca es plato de buen gusto. Y el golpe a la salud mental es, como insiste Monroy, “brutal”. Escandón reconoce que uno de los principales “golpes” es la cirugía que, “en muchos casos, genera una mutilación”.
Eso sí, recuerda, hoy en día los avances médicos en las mastectomías han avanzado tanto que “muchas mujeres ya no salen con esa sensación de quedar mutiladas”. Porque, insiste, “hoy la cirugía es mucho menos agresiva”.
Además, dice Escandón, también afecta a nivel emocional el posible linfedema. Esta hinchazón en los brazos se produce “cuando se extraen muchos ganglios”. Aunque, insiste, “hoy con la prueba del ganglio centinela está mucho más limitado”. Incluso, añade, cada vez “hay más recursos, tanto de fisioterapia como de gimnasia específica para mujeres que hayan pasado una mastectomía”.
El mayor impacto emocional
La alopecia, asegura Escandón, es uno de los golpes emocionales más duros para las mujeres que tienen cáncer de mama. “La quimioterapia no siempre la produce, pero, aunque sea algo temporal, les afecta mucho; no tanto a los hombres que sufren un cáncer”.
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La fuente de angustia está, al fin y al cabo, en que “la alopecia hace pública la enfermedad”. Porque, reconoce, “cuando una mujer va completamente calva por la calle llama la atención”. Eso sí, asegura que en los últimos años –y ya lleva 28 en esta especialidad– “cada vez hay más mujeres que rechazan las pelucas o simplemente llevan un pañuelo o van con la cabeza descubierta”.
La asignatura pendiente
“En el sistema nacional de salud no hay incorporada la figura del psicooncólogo que pueda acompañar, desde el minuto uno, a lo largo de todo el proceso a las personas que lo van a necesitar”, explica Monroy. Algo que, dice, “podría ser interesante”.
Y recuerda que “no todas las personas en todo momento van a necesitar acompañamiento psicológico”. Pero, reclama la experta, es un punto muy necesario a tratar en esa “salud mental que está un poco dejada en nuestro país”.
Escandón, por su parte, insiste en que “las cosas varían mucho de una comunidad autónoma a otra”. Aunque, recuerda, lo que se mantiene es que la AECC “sí contempla esta figura de acompañamiento psicológico”.
Monroy asegura que desde la asociación ofrecen “un abordaje con acompañamiento de intervención psicológico con todas aquellas personas que tengan una necesidad a nivel emocional durante el proceso de la enfermedad”. Y también con sus familias. Aquí, recuerda, el tratamiento y acompañamiento será diferente dependiendo de la persona.