La madera tropical ipe es una de las más cotizadas en el mundo de la construcción. Su alta dureza y su resistencia a insectos y hongos hace que sea una de las más solicitadas para hacer balcones, invernaderos, escaleras o pilares. De hecho, sus propiedades han hecho que su demanda no haya parado de crecer en los últimos años, especialmente en los mercados europeo, estadounidense y canadiense.
En Brasil, país que exporta el 96% de toda la madera ipe comercializada en el mundo, las exportaciones han aumentado más del 76% en la última década. Sin embargo, esta evolución, alertan los científicos, supone un mayor riesgo de tala ilegal de ipe, una especie que fue incluida en noviembre del año pasado en la lista Cites de especies amenazadas por la creciente sobreexplotación debido a su popularidad.
Precisamente, un reciente estudio realizado por investigadores de la Universidad Tecnológica de Chalmers (Suecia) y publicado en la revista Nature Sustainability alerta de que tres cuartas partes del ipe de la principal región productora de Brasil, el estado de Pará, podrían haber sido ilegalmente taladas en el periodo 2009-2019.
Tras analizar los datos sobre permisos de tala y licencias de Documentos de Origen Forestal a nivel estatal y nacional del país sudamericano, los investigadores encontraron, por ejemplo, que el 16% del ipe que acaba en el mercado se tala sin los permisos adecuados.
"Los terratenientes afirman que han talado más ipe en sus tierras del que probablemente exista en la superficie declarada. También demostramos que hay más madera en circulación de lo que indican las cifras oficiales de producción", explicó recientemente en un comunicado Caroline S.S. Franca, autora principal del estudio.
Un problema de futuro
El gran problema de esta tala, señala la investigadora, se encuentra en que este tipo de árboles crecen lentamente y su rebrote lleva mucho tiempo. “El riesgo de extinción es real y no hay cifras fiables actuales sobre la cantidad de árboles que quedan y el daño que ya se ha hecho a los rodales existentes”, recordó Franca, estudiante de doctorado en Teoría de los Recursos Físicos en Chalmers.
La tala ilegal de árboles, además, tiene un gran impacto tanto en el medioambiente como en las comunidades locales. Por lo general, señaló Franca, la tala ilegal está vinculada a la delincuencia organizada, los conflictos y la destrucción de las comunidades locales que dependen de los bosques.
“La degradación de los bosques amazónicos no sólo afecta al medioambiente local y a la diversidad ecológica de la selva, sino que también contribuye al cambio climático en la misma medida que la deforestación pura y simple”, añadió.
Según el último informe de la Universidad de Maryland (EEUU) y Global Forest Watch (GFW) publicado el pasado mes de junio, la pérdida global de selvas tropicales primarias ascendió a 4,1 millones de hectáreas en 2022. Respecto al ránking de países deforestadores, Brasil fue, sin duda, el mayor destructor de bosques tropicales primarios del mundo con un 43% sobre el total mundial.
El incremento de la deforestación coincidió con el gobierno de Jair Bolsonaro (1 de enero de 2019-31 de diciembre de 2022), que flexibilizó los controles y debilitó las protecciones medioambientales. Entre otras medidas, denunciaron desde GFW, el expresidente desmanteló diversas agencias ambientales, trató de otorgar amnistías por deforestación ilegal e intentó debilitar los derechos de los indígenas.
No obstante, la llegada al poder de Luiz Inácio Lula da Silva parece haber frenado la deforestación. Cifras recientes del sistema de vigilancia forestal de Brasil muestran que la deforestación de la Amazonía brasileña se ha reducido casi a la mitad en 2023 en comparación a las cifras del año anterior.
Asimismo, el presidente brasileño también inició la llamada Declaración de Belém, una alianza entre ocho países sudamericanos para combatir la deforestación de la Amazonia, adoptada el pasado mes de agosto. "Esta declaración es una bienvenida expresión de renovada voluntad política para reducir la deforestación", afirmó Martin Persson, coautor del estudio.
Aun así, para Persson, el peligro dista mucho de haber desaparecido a pesar de la adopción de la declaración. "Frenar la deforestación y la degradación de los bosques exige medidas políticas concretas. Y lo que señalamos en nuestro estudio es que ya existen datos e información que las autoridades pueden utilizar para llegar hasta quienes talan los bosques ilegalmente", afirmó.
En este sentido, los autores esperan que su investigación pueda contribuir a aumentar la concienciación sobre el alcance de la tala ilegal entre los responsables de la toma de decisiones y los agentes de la cadena de suministro, así como entre los consumidores.
"Los novedosos métodos desarrollados en el estudio, que exploran los patrones existentes en los datos de transacciones y aprobaciones de exploración ipe, tienen un enorme potencial tanto para mejorar los sistemas de control forestal en Brasil, como para apoyar a los actores de la cadena de suministro en sus esfuerzos por hacer que el abastecimiento de madera sea más responsable y sostenible", indicó Marco Lentini, uno de los investigadores que participaron en el estudio.
Cómo saber si es madera sostenible
Para saber si una madera es sostenible, existe una certificación, FSC, que puede servir de guía a los consumidores que quieran evitar comprar madera no sostenible o que haya sido talada ilegalmente. Sin embargo, independientemente de si la madera tenga o no dicha certificación, para Franca, es importante siempre hacerse preguntas básicas antes de comprarla.
"¿De dónde procede exactamente la madera? ¿Existe documentación sobre el origen de la madera y su recorrido por la cadena de producción? Como consumidor, tienes más posibilidades de tomar una decisión informada si obtienes respuestas a esas preguntas", concluyó.