Tiffany & Co. es conocida por apoderarse de las piedras preciosas más singulares de todo el mundo. En la casa joyera —como ya adelanta la película que catapultó a la fama a Audrey Hepburn—, los diamantes ocupan un lugar protagonista. Eso sí, solo algunos privilegiados pueden hacerse con las gemas más espectaculares e inusuales del mercado: aquellas que deben su nombre precisamente a su color rosado.
Los diamantes rosas son tan llamativos como inaccesibles. En 2022, la venta de una de estas joyas a 49,9 millones de dólares en Hong Kong marcó un récord mundial al mayor precio por quilate de un diamante adquirido en una subasta. Se denominó Williamson Pink Star en honor a dos diamantes rosas legendarios: el Williamson, otorgado a Isabel II de Inglaterra como regalo de bodas; y el Pink Star, vendido en 2017 por 71,2 millones de dólares.
El pasado mes de septiembre, investigadores de la Universidad de Curtin llegaron a una estimación de cómo y cuándo llegaron estas gemas a la superficie terrestre. El estudio publicado en Nature destaca que más del 90% de los diamantes rosas encontrados hasta la fecha proceden de Argyle —un yacimiento en Australia que podría haberse formado hace 1.300 millones de años—.
El depósito de Argyle fue uno de los más relevantes del mundo hasta que cesó su actividad en noviembre de 2020. Tenía la mayor producción de diamantes por volumen, aunque su selecta colección de gemas rosadas apenas roza el 0,01% de lo que se esconde dentro de la mina. La investigación sugiere que las piedras de Argyle fueron expulsadas en la fragmentación de uno de los primeros supercontinentes del planeta, Nuna.
La mayoría de los yacimientos de diamantes se encuentran en lugares en los que la unión de varios continentes ha provocado la formación de una sola gran masa terrestre. Aunque en el continente que se convertiría en Australia no se dividió, el área de Argyle se estiró, creando espacios en la corteza terrestre por los que el magma se disparó hacia la superficie y trajo consigo estas gemas rosadas, cuya belleza reside, paradójicamente, en su carácter "defectuoso".
El estudio plantea la posibilidad de que volcanes similares con estos diamantes todavía permanezcan sin descubrir, incluso en Australia. "La mayoría de los depósitos de diamantes se han encontrado en medio de continentes antiguos porque los volcanes que los albergan tienden a estar expuestos en la superficie para que los exploradores los encuentren", explica el investigador Hugo Olierook.
La belleza de una joya dañada
La universidad australiana sostiene haber encontrado el mix perfecto necesario para encontrar un nuevo Argyle en la superficie de la Tierra: el carbono profundo, la colisión y, por último, el estiramiento de las placas tectónicas serían tres condiciones que, de estar en lo cierto, estarían detrás de la formación de los diamantes rosas.
Los diamantes se forman bajo presión y pueden adquirir distintos tonos durante este proceso. La coloración, en realidad, se origina a partir de trazas de impurezas o átomos de otros elementos que, al someterse a altas presiones y temperaturas, sustituyen a los átomos de carbono que forman la estructura cristalina de la gema. El que más presente suele estar es el nitrógeno, que dota de un tinte amarillento o marrón no demasiado vistoso al diamante en bruto.
Los diamantes con impurezas de nitrógeno representan aproximadamente el 98% de todas las piedras naturales con calidad de gema en el mundo, aunque se venden a un precio muy inferior al de los diamantes de color. Las piedras de Argyle, para adquirir ese codiciado tono magenta, deben exponerse a fuerzas muy intensas que retuercen y doblan sus redes cristalinas.
Argyle fue cerrado en 2020 como consecuencia del agotamiento de los recursos, pero Australia sigue teniendo una de las reservas de diamantes naturales más importantes del mundo, confirma un ranking publicado en Statista Research Department. Atendiendo al volumen de producción, antes del país se sitúan Rusia, Botswana y la República Democrática del Congo.
En cualquier caso, y pese a que estos minerales dirigen un valiosísimo mercado dentro del sector del lujo, "la extracción de elementos químicos de la Tierra puede ser limitante y conllevar riesgos ambientales, económicos, sociales y geopolíticos", destaca un estudio reciente publicado en Trends in Ecology and Evolution. Los efectos nocivos de la extracción de diamantes pasan por el envenenamiento de la vida acuática, el desplazamiento de animales o la exposición a riesgos en la salud humana.