El actor Miguel Bernardeau y 28 voluntarios se remangan al rescate del Jarama, un abismo de plásticos que baña Madrid

Una boina de humo gris divide en dos el cielo madrileño. Torrespaña, Puerta de Europa y los puentes de la M-30 adquieren parcialmente un tono plomizo que contrasta con el reflejo soleado que se ve en el cristal del autobús. La veintena de personas que viajamos junto al programa Limpia ríos, salva océanos nos despedimos de la postal. Muchos vivimos aquí, estamos acostumbrados a verla. Pero sigue chocando como el primer día.

En cualquier caso, esa tarde no toca mirar hacia arriba, sino más bien agachar la cabeza. Literal y metafóricamente, porque el traslado nos lleva a las inmediaciones del río Jarama en Barajas. Un enclave verde que debería haber sido algo parecido a un respiro para los vecinos, pero que hoy acumula toneladas de residuos, recordando que todo lo que hace el ser humano tiene un impacto en la naturaleza.

Biotherm, L'Oreal, Ecoalf y el proyecto Libera, compartido por Ecoembes y SEO/BirdLife, reanudan en noviembre sus jornadas de limpieza junto a personalidades de la gran pantalla y otros influencers españoles. Desde la firma cosmética, Adriana Ruiz de Landa explica: "En el corazón de Biotherm está el agua. Queremos devolverle todo lo que nos ha dado y por eso colaboramos con distintas oenegés para abordar el problema de los residuos que llegan a nuestros mares y ríos".

Los voluntarios se hacen una foto de grupo después de la recogida. Cedida Biotherm

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Miguel Bernardeau (Valencia, 1996), embajador de Biotherm Homme y fiel adepto al programa desde hace años, regresa como veterano en esta edición. Además del actor, los otros rostros conocidos que le acompañan dejan los aros de luz y las pantallas para enfundarse en los guantes del programa. Emma Geikie, Necko Vidal, Mehdia Trichen, Betsa Bermúdez, Fátima Cantó, Daniel Perea, Rocío López, Miri Pérez-Cabrero y Amanda 'Nika' colaboran en la actividad.

Lo que ninguno sabe es que minutos antes de dar comienzo a esta, Nacho Martínez Pedrero, al frente de los proyectos de Ecoalf, adelantó cuáles serían las distintas fases por las que pasarían los voluntarios una vez llegados al terreno: "La primera es la de sorpresa, porque no esperan encontrarse tal cantidad de basura". Luego, prosigue, "llega la ira… es gracioso, porque ahí es cuando les escuchas empezar a decir tacos y se frustran por lo irresponsable que llega a ser la gente".

Nacho Martínez, de Ecoalf, durante la actividad. Cedida Biotherm

Razón no le falta. Llegamos a orillas del Jarama y, tras el discurso de bienvenida de las marcas, los voluntarios se ponen manos a la obra. Mientras unos se retan en la tarea de retirar las infinitas montañas de toallitas y poliestireno que cubren la zona, otros quitan latas y vacían botellas. "No quiero ni saber cuántos años lleva esto aquí", exclama una de las jóvenes.

Hay quien no evita sacar al pequeño explorador que lleva dentro y recolecta los objetos más peculiares, aunque a rarezas no hay quien gane al equipo del proyecto Libera. "Llevamos desde 2017 luchando contra la basuraleza en el río Jarama", uno de los más maltratados a nivel residual porque "atraviesa localidades con mucha población", explica Alberto Medina, instructor en SEO/BirdLife.

Capitaneados por Bernardeau

Durante la actividad, el actor cuenta a ENCLAVE ODS que la relación entre él y Biotherm surgió a raíz "del vínculo que ambos tenemos con el mar". Una colaboración, afirma, "muy orgánica", que le lleva a intentar acudir a estos eventos siempre que su agenda se lo permite. Actualmente, rueda Querer (para Movistar+), y en los próximos meses le veremos en el elenco de El Zorro (Amazon Prime).

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Bernardeau, ya veterano en el programa Limpia ríos, confiesa no ser activista, sino, en todo caso, un amante de los océanos abrumado por la cantidad de basuraleza que amenaza los ecosistemas marinos. Por eso, en el programa de Seo/BirdLife se convierte en uno más. "Soy muy perfeccionista, y cuando termino de recoger y veo toda la basura que queda todavía… me choca", cuenta.

El actor, captado durante la limpieza. Cedida Biotherm

Como imagen de Biotherm, el valenciano colabora exponiendo los desastres que consumen el Jarama, y pide colaboración: "Que una persona conocida participe en esto no significa nada, lo que hace falta es actuación colectiva". Lo que pretenden no es tanto aleccionar, sino "mostrar la belleza de reservas que también son fuentes de vida y de alimento, para que la gente sea consciente de su valor y quiera cuidarlas", explica.

El río pide auxilio

Pasear por los espacios naturales que atraviesa el Jarama supone una verdadera odisea. Frente a los merenderos y las rutas de senderismo se erigen montañas de microplásticos y otros residuos que se acumulan durante las inundaciones y afectan gravemente a la flora y la fauna de la zona.

Además del impacto ambiental y sanitario, las aguas contaminadas del río riegan 11.000 hectáreas de cultivos en Madrid y Castilla-la Mancha. Este forma parte del Parque Regional del Sureste y grupos ecologistas llevan años denunciando que incumple los objetivos de calidad de la Directiva de aguas.

Los vecinos de Barajas, y de las otras localidades a las que azota la hecatombe medioambiental de sus aguas, reclaman planes de acción y sensibilización para devolver al río a su buen estado. Además de estas jornadas de visibilización junto a caras conocidas, el programa Limpia ríos, salva océanos fomenta el voluntariado de niños y mayores.

Detalles de los participantes recogiendo plásticos y otros residuos. Cedida Biotherm

Biotherm y las demás marcas del programa, como impulsoras de una comunidad social que también se ha convertido en científica gracias a la publicación de informes, han retirado en estos tres años más de 24 toneladas de residuos. Equivalen, en hectáreas, a la superficie de 100 campos de fútbol.

Recogiendo el hilo de lo que decía Nacho Martínez al comienzo de la actividad, la tercera y última fase por la que pasan los voluntarios es la que más llena de esperanza al programa. Es en la que se ven los resultados. Al final de la tarde, las bolsas suman 91 kilos de residuos, entre plástico, vidrio y resto, recogidos por jóvenes que vuelven a casa entusiasmados y con una valiosa lección sobre lo que hay que hacer—y lo que no— para preservar la salud de los acuíferos a largo plazo.