A poco más de un mes de finalizar 2023, España acaricia el objetivo de generar más de la mitad de su luz mediante energías renovables. Según las previsiones anuales de Rystad Energy, se espera que el sistema eléctrico nacional alcance un nuevo hito en la senda de la descarbonización, superando en el récord a Francia, Alemania, Italia y Reino Unido.
El rápido avance que protagoniza el país responde al objetivo acordado por la Unión Europea de lograr al menos un 42,5% de energías verdes para 2030, un porcentaje que en el caso español se amplía, ya que las renovables acumulan un 49,92% del mix de producción, pero que también requiere un aumento masivo de la capacidad eólica instalada.
El crecimiento del sector de la eólica es un ejemplo histórico de éxito en la Unión, y sigue reinventándose con el objetivo de que la cadena de suministro de energía sea cada vez más sostenible y competitiva. Uno de los más complejos gira en torno al transporte de las palas eólicas.
Cada una de las palas que se mueven en un aerogenerador para producir energía pueden medir hasta más de 100 metros y pesar varias decenas de toneladas. Suelen localizarse en zonas rurales cuyo difícil acceso, que con frecuencia debe realizarse por medio de carreteras de montaña sinuosas e intrincadas, genera un impacto ambiental añadido.
La solución: blade lifting
Ante la necesidad de crear las condiciones óptimas para el traslado de las palas, existe una tecnología que permite adaptar el ángulo en el que están colocadas a las condiciones del terreno, logrando que estas incluso puedan viajar de pie. La técnica, bautizada como blade lifting, fue estrenada hace varios en Europa, aunque hoy todavía sueña con convertirse en un hito consolidado para el sector.
El funcionamiento de la tecnología, grosso modo, se basa en elevar la pala sobre el remolque de un tráiler de 10 ejes que la transporta para facilitar el tránsito en las curvas cerradas. A través de un mecanismo, normalmente un elevador hidráulico, la pala se eleva inclinándose unos 65 grados, aunque también puede girarse para evitar el denominado 'efecto vela'.
Las garantías de seguridad quedan cubiertas a través del sistema de enganche del propio camión, que compensa los pesos de las palas para mantener el equilibrio de las mismas al pasar por terrenos tan complejos como el del parque eólico de Buseco, en Asturias.
En enero de 2022, España fue testigo de uno de los primeros transportes por vía blade lifter en el parque ubicado limitando con los municipios de Tineo, Villayón y Valdés. Capital Energy y Siemens Gamesa utilizaron tres plataformas de este tipo para transportar en posición semivertical las palas de 65 metros de longitud del primer aerogenerador del parque de la compañía.
En una publicación de Siemens Gamesa en la red social X, antes conocida como Twitter, la compañía describió como un "gran reto" el objetivo de "transportar turbinas a 1.000 metros de altitud por pendientes del 20%". En el post, insertaron un vídeo donde se muestran las maniobras que los camiones deben hacer para superar estos trayectos.
Iberdrola también ha puesto en práctica este método para trasladar palas en dos parques eólicos en Grecia. Primero en Mikronoros y más tarde en Askio, ubicado en la localidad de Galatini (Macedonia Occidental), en una zona montañosa a 1.500 metros de altura sobre el nivel del mar.
Trasladar las palas desde tal enclave no es una maniobra sencilla. "Requiere de la presencia de un operario especializado que cuente con experiencia en su manejo, ya que, además, cada situación es diferente y requiere la adaptación de la técnica", destaca Iberdrola sobre esta prometedora tecnología, que optimiza costes y reduce el impacto ambiental y las necesidades de la obra civil.
A nivel práctico, es cierto que el mecanismo cuenta con dos inconvenientes, apunta Iberdrola. El primero es que, cuando la pala está elevada o inclinada, el tráiler debe reducir su velocidad hasta los 5 km/h. El segundo es que, en casos de mucho viento, la velocidad máxima a la que se pueden transportar las palas no supera los 10 m/s.
El reto es burocrático
Sin embargo, los desafíos a los que se enfrentan los sistemas de transporte eólico actualmente no tienen tanto que ver con la logística, sino más con los trámites. Los transportes requieren de un permiso de circulación emitido por la Dirección General de Tráfico (DGT) previo informe vinculante del titular de la vía, normalmente la Dirección General de Carreteras (DGC).
Esto forma parte de un proceso en el que, desde hace años, las compañías deben cumplimentar una justificación demostrando de que el traslado no puede realizarse por otra vía alternativa, ya sea marítima o por ferrocarril. Sin embargo, Tomás Romagosa, director técnico de la Asociación Empresarial Eólica (AEE), califica este requisito de "difícil de cumplir" en muchos casos.
"Es evidente que las estaciones ferroviarias convencionales no disponen de grúas, vagones habilitados ni medios de elevación para este traslado, porque es peligroso para las mercancías y para las personas, pero tener que justificarlo es conceptualmente incoherente y ha generado retrasos muy importantes en el sector", expone.
"Antes, un transporte especial se gestionaba en dos o tres meses, pero desde que se empezó a solicitar este tipo de información las palas han llegado a estar más de un año paradas". Desde la AEE explican que tales retrasos impactan en el ritmo logístico que el eólico requiere para que Europa cumpla con los objetivos de 2030.
Romagosa menciona también el reto que supone el cambio de escoltas. En los casos de regiones que disponen de policía autonómica, "el traslado requiere cambios cada vez que la ruta pasa por una comunidad". Desde el sector reclaman poder gestionar el transporte ante una única administración. "Se trata de seguir las directrices de la Unión Europea de poner a disposición una ventanilla única, en la que el solicitante no tenga que multiplicar los papeles ante distintos organismos".
En cualquier caso, el Ministerio de Transportes ha asegurado ya en otras ocasiones que la Dirección General de Carreteras resuelve todos los expedientes dentro del plazo legal. En cuanto a la acreditación de inviabilidad, esta responde al objetivo de priorizar vías alternativas al traslado por carretera que sean más ventajosas por las condiciones técnicas o por el ahorro en costes.
A mediados del año pasado, el sector eólico y el de transportes especiales celebraron el incremento de la coordinación entre el Ministerio y la DGT, de tal forma que algunos de los que entonces eran requisitos adicionales pasaron a convertirse en recomendaciones que no requieren de una nueva autorización. "Es cierto que el colapso se ha subsanado parcialmente", confirma Romagosa, "aunque se sigue tardando bastante en obtener respuesta de la Administración".
En este contexto, los blade lifters pueden ayudar a solventar parte del problema, al "no tener que desmontar tantos elementos", si bien "también presentan sus propios retos", y están igualmente afectados por el "cuello de botella" que, recalca el director técnico d la AEE, sigue existiendo en el sector.