En la tarde del miércoles 6 de diciembre, Vladímir Putin era recibido con honores en su llegada a Emiratos Árabes Unidos. Siete aviones de las fuerzas armadas emiratíes dejaban a su paso una estela con la bandera rusa en el cielo de Abu Dabi, la capital del país. El objetivo de esta visita, una de las pocas que ha hecho el dirigente ruso al extranjero desde el inicio de la guerra en Ucrania, es hablar con el presidente emiratí sobre Gaza y Ucrania, así como sobre la producción del petróleo.
Este viaje se produce en el ecuador de la COP28 en Dubái y es el último acontecimiento de una cita llena de paradojas respecto al uso de combustibles fósiles, un tema central en esta cumbre del clima de las Naciones Unidas. Sin ir más lejos, quizás la mayor de ellas es que el propio presidente de la COP de este año es Al Jaber, director de la compañía estatal petrolera de EAU: Abu Dabi National Oil Company (Adnoc).
Las propias palabras del presidente dinamitaron la cumbre. En unas declaraciones hechas el pasado 21 de noviembre en un encuentro en línea, que salieron a la luz el domingo rescatadas por el diario británico The Guardian, Al Jaber afirmaba que no existía evidencia científica que asegurase que el fin de la era de los combustibles fósiles fuera a garantizar limitar el calentamiento global, y que lo único que esto conseguiría es devolver el mundo “de vuelta a las cavernas”.
Al día siguiente, Al Jaber aseguró que sus palabras habían sido sacadas de contexto y reivindicó que la presidencia emiratí es la primera que hace un llamamiento activo para que los países reunidos en Dubái avancen en las negociaciones para incluir el fin de los combustibles fósiles en el documento final de la cumbre.
Esa es precisamente la gran contradicción de la cita. Si bien esta podría ser la primera cumbre en generar un acuerdo internacional para eliminar gradualmente la quema de combustibles fósiles que emiten CO2, a la vez ha sido la cumbre con más lobistas de la historia. Según un análisis de la coalición Kick Big Polluters Out (KBPO), 2.456 lobistas han tenido acceso a las negociaciones climáticas de la COP28, una cifra que cuadruplica el número registrado para la COP27 en Sharm el-Sheij (Egipto).
Este dato ha desatado la ira de las organizaciones ecologistas, algo que consideran que es una absoluta declaración de intenciones de la presidencia. Climate Action Network International (CAN), la mayor coalición de oenegés climáticas del mundo, señaló en una publicación en la red social X, antes conocida como Twitter: “A una convención de bomberos —o a las negociaciones sobre el clima, para el caso— no se llevan pirómanos, pero eso es precisamente lo que está ocurriendo aquí en la COP28”.
Un tema sin abordar
Los combustibles fósiles son, con diferencia, la principal causa del cambio climático inducido por el ser humano. Según datos de la ONU, la quema de carbón, petróleo y gas representa más del 75% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero y casi el 90% de todas las emisiones de dióxido de carbono.
Sin embargo, a lo largo de más de un cuarto de siglo de negociaciones climáticas, la ONU continúa sin abordar el tema de frente. La COP26 de Glasgow logró el primer progreso tangible hacia un acuerdo para acabar con la era de los combustibles fósiles, aunque en esa ocasión sólo se abordó reducir el uso del carbón, sin mencionar ni el petróleo ni el gas.
Un año después, en la cita de Sharm el-Sheij, Tuvalu y Vanuatu fueron los dos primeros países en plantear la creación de un tratado de no proliferación de combustibles fósiles que eliminaría de forma gradual el uso de petróleo, gas y carbón. Esta propuesta ha sido, por el momento, apoyada por más de 80 países que presionan en la COP28 para lograr un acuerdo.
Entre ellos se encuentran tres productores como Noruega, Estados Unidos y Canadá, los 27 países de la Unión Europea, pequeños estados insulares vulnerables al cambio climático, algunas naciones africanas —entre las que se encuentran Kenia y Etiopía— y los países latinoamericanos Chile y Colombia.
Al otro lado, se sitúa un grupo encabezado por Rusia, Arabia Saudí y China, que se oponen frontalmente a la eliminación total de los combustibles fósiles, según publicó Reuters. El ministro de Energía saudita, el príncipe Abdulaziz bin Salman, declaró el pasado martes a Bloomberg TV que su país no aceptaría “en absoluto” un acuerdo que exigiera una reducción progresiva de los combustibles fósiles.
¿Un problema de equidad?
Una posición adicional es la de un grupo de países africanos, que han señalado que estarían dispuestos a apoyar un acuerdo de este tipo si los países ricos, aquellos que han producido y utilizado durante mucho tiempo combustibles fósiles, acceden a salir primero de ellos. "Decirle a Uganda que deje de utilizar combustibles fósiles es realmente un insulto, es como si le estuvieran diciendo que permanezca en la pobreza", señaló la ministra de Energía de Uganda, Ruth Nankabirwa, en unas declaraciones recogidas por Reuters.
Varios países africanos, entre los que se encuentra Uganda, tienen planes ambiciosos para expandir y fortalecer su industria petrolera y gasística con el objetivo de mejorar considerablemente las tasas de acceso a la electricidad de su población. Uganda, por ejemplo, inició la perforación de su primer pozo de producción este año.
Según señaló Nankabirwa a la agencia, su país podría aceptar una eliminación progresiva a largo plazo si se dejara claro en el acuerdo que las naciones en desarrollo puedan explotar sus recursos a corto plazo, mientras que los productores de las naciones ricas dejen de hacerlo primero. "El primero en entrar, el primero en salir, y estaremos felices de ser los últimos en abandonar los combustibles fósiles", afirmó.
Fuera de las desavenencias entre las partes negociadoras, esta misma mañana, un grupo de 200 científicos ha pedido a los líderes mundiales la eliminación gradual de los combustibles fósiles para mucho antes de 2050 con el objetivo de mantener el calentamiento global en 1,5 grados centígrados respecto a los niveles preindustriales para evitar que esto desencadene impactos mucho más severos sobre el planeta.
“La velocidad de eliminación de los combustibles fósiles y el crecimiento de las soluciones sin carbono determinarán ahora el futuro de miles de millones de personas”, indicó el documento publicado por este grupo de investigadores.
Aun así, para algunos líderes mundiales, se acuerde o no un texto para eliminar progresivamente el petróleo, carbón y gas, el fin de la era de los combustibles fósiles es un hecho y un proceso en marcha de no retorno. "El consumo de petróleo va a disminuir. En mi opinión, es inevitable", aseguró a Reuters el ministro canadiense del Clima, Steven Guilbeault. "Esté o no en el texto [final de la cumbre], va a ocurrir".