La testosterona desempeña un papel importante en el desarrollo y mantenimiento de las características físicas típicas masculinas. Es más, contribuye al desarrollo del vello facial, corporal o la masa muscular. Así, es una hormona que tiene efectos andrógenos y anabólicos. Esta condición también afecta a la fertilidad.
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"El mantenimiento de unos niveles óptimos de testosterona permite desarrollar una adecuada calidad del semen", explica el doctor Joaquín Navarro, urólogo del Hospital Quirónsalud Zaragoza. Por su parte, el doctor José Manuel Fernández Montero, jefe del servicio de Urología del Hospital Quirónsalud Campo de Gibraltar, añade que además de estos efectos, la testosterona incide en la libido o deseo sexual, aumentándola.
Algunos estudios han apreciado un descenso paulatino generalizado de estos andrógenos en los hombres de todas las edades. Pero se aprecia especialmente en los varones mayores de 40 años: "A partir de esa edad, continúan decreciendo a una tasa promedio del 1.6% por año", explica Fernández Montero. Esto forma parte del envejecimiento natural, también conocida como andropausia o síndrome de déficit de testosterona (SDT).
¿Cómo se diagnostica?
Los expertos relacionan el descenso no atribuible al envejecimiento con problemas de obesidad, la dieta, el sedentarismo, el consumo de marihuana y toxinas ambientales. Aunque el efecto más notable del hipogonadismo es un menor apetito sexual (libido), también puede, tal como asegura Navarro, "afectar a la grasa corporal, generar problemas de fertilidad, perder masa muscular y osteoporosis".
De la misma forma, el déficit de testosterona provoca una sensación de fatiga y cansancio, irritabilidad, ansiedad y depresión, afectando incluso a la memoria o a la concentración. De todos los síntomas de este problema, el que más se aprecia físicamente —y por el que acuden a consulta los pacientes— es la disfunción eréctil.
El perfil de los pacientes que acuden a consulta de urología, indican los doctores Navarro y Fernández Monterio, es diverso, pero la edad sigue siendo el más determinante. "Los síntomas por los que nos consultan con más frecuencia los pacientes son aquellos relacionados con la vida sexual: disfunción eréctil y menor deseo sexual", señala Navarro.
Y cuenta que en otras ocasiones la razón de su visita está relacionada con la fertilidad: parejas que han intentado tener hijos, pero no lo han conseguido. El resto de síntomas (debilidad, cansancio, irrebatibilidad, etc.), añade, "al ser más inespecíficos, dan menos indicios para un diagnóstico claro".
Un estudio de 2017, publicado en The Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism de la Endocrine Society, en el que participaron más de 9.000 hombres residentes en Europa y Estados Unidos, reveló que el rango medio armonizado de testosterona total, medida en sangre, para varones europeos y estadounidense no obesos de entre 19 y 39 años es de 264-916 nanogramos por decilitro (ng/dl). Los niveles inferiores a esta cifra se consideran bajos.
El mantenimiento de la testosterona en niveles adecuados pasa, en condiciones normales, por un cambio del estilo de vida hacia una alimentación más saludable y un aumento de los niveles de actividad física. Ante una sospecha clínica, el procedimiento habitual es hacerse una analítica. En ella se pueden distinguir los niveles de testosterona total y libre.
"Estos últimos son muy importantes, ya que nos indican la biodisponibilidad de testosterona medida en los niveles circulantes de globulina fijadora de hormonas sexuales o SHBG; tener niveles altos de esta hormona hacen que la mayor cantidad de la testosterona que tenemos se fije a dicha hormona y esta no la suelte a los tejidos diana, como puede ser el músculo", explica Fernández Montero.
Síntomas de baja testosterona
- Disminución de la libido y disfunción eréctil asociada.
- Pérdida de fuerza y de masa muscular.
- Cansancio permanente asociado a cierto componente depresivo.
- Mayor irritabilidad y estar más irascible ante cualquier situación.
- Alteraciones del sueño, sobre todo dificultad para conciliarlo.
- Redistribución de la grasa corporal, acumulándose sobre todo a nivel abdominal.
¿Cómo se puede tratar?
Una detección a tiempo es la clave para su tratamiento. Navarro detalla todo el proceso de intervención sobre este problema: "El primer paso sería identificar la causa que justifique el problema, para así ajustar la solución más adecuada". La razón por la cual se tienen unos niveles de testosterona insuficientes no es solo una.
El envejecimiento, los cambios hormonales, la quimioterapia y otros factores pueden precipitar la aparición de este tipo de desequilibrio hormonal. Se pueden identificar hasta dos tipos de hipogonadismo: el primario, que se relaciona con los testículos hipoactivos; y el secundario, vinculado a alteraciones de la hipófisis o el hipotálamo que "son los encargados de estimular al testículo en la producción de la testosterona".
Los tratamientos para la baja testosterona consisten en una pauta farmacológica con sustitutivos. "Es el tratamiento más estandarizado son los inyectables a diferentes dosis", explica Fernández Montero. Por su parte, Navarro señala que este tipo de productos "se administran por vía tópica, mediante un gel, o a través de inyección intramuscular". Ambos especialistas inciden en la importancia de individualizar cada caso, trabajando los urólogos y los endocrinólogos conjuntamente en función de las causas y consecuencias del déficit hormonal.