Como bien sabemos, en el ciclo del agua influyen tanto factores físicos como biológicos. Es un proceso en el que el agua se desplaza y se transforma, atravesando los tres estados de la materia: líquido, sólido y gaseoso. 

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De esta manera, el ciclo comienza con la evaporación del agua desde la superficie hasta la atmósfera, donde después se condensa formando las nubes para precipitarse de nuevo a la superficie en forma de lluvia, nieve o granizo. Después esta agua fluye por la superficie o por el subsuelo hasta desembocar en el mar o en los océanos, donde vuelve a empezar de nuevo el ciclo.

¿Qué papel tienen los árboles en el ciclo del agua?

La vegetación es un punto muy importante en este ciclo, ya que tiene la capacidad de transportar el agua retenida en el suelo desde las raíces hasta las hojas, donde se evaporará. Este proceso se conoce como evapotranspiración y es una manera de recargar la atmósfera con mayor facilidad, acelerando la salida del agua del subsuelo. De este modo, ayuda en el ciclo del agua y además, también atempera el ambiente y en consecuencia, facilita la condensación. 

En resumidas cuentas, las plantas y los árboles ayudan a que haya una mayor humedad en el aire y, así, facilitan la formación de las nubes.

Ciclo del agua

Formación de las nubes

Una nube está formada por la acumulación de pequeñas gotas o cristales de hielo en suspensión, a pesar de que se suela pensar que es vapor. De esta manera, para que una nube se forme, se necesita cierto nivel de humedad en el aire ya que, de lo contrario, no habría condensación y no se formarían las pequeñas gotas. 

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Asimismo, tiene que haber un cambio de condiciones atmosféricas, ya que cuando mayor es la temperatura, mayor capacidad tiene el aire de retener la humedad. Cuando ese aire se enfría, es cuando pierde esa capacidad y el vapor de agua que no puede sostener se condensa y forma las nubes.

Pero eso no es todo, porque hay otro componente esencial: los núcleos de condensación, es decir, pequeñas partículas compuestas de polvo, esporas, sales, microplásticos o sustancias parcialmente volátiles que retienen moléculas de agua. A estos núcleos se va incorporando cada vez más agua y se van formando gotas más grandes.

Los árboles emiten núcleos de condensación

Esta participación de los árboles en la formación de las nubes es mucho más profunda que todo eso. Según un estudio del Instituto Paul Scherrer de Suiza, los sesquiterpenos (unos compuestos químicos que liberan los árboles) tienen una gran influencia en la formación de partículas de la atmósfera que pueden funcionar como núcleos de condensación.

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Cuando estas moléculas se liberan de los árboles, se oxidan en la atmósfera y se crean compuestos orgánicos de volatilidad muy baja. Además, estas partículas tienen una gran capacidad higroscópica, es decir, tienen la facilidad de absorber la humedad. Por lo tanto, facilitan la condensación y ayudan en la creación de las nubes.

De esta manera, se demuestra que los árboles originan por sí mismos el proceso de formación de las nubes, de manera que se ve una clara unión entre la dinámica atmosférica y la vida vegetal.