En el límite oriental de Siberia, en Rusia, yace uno de los sitios más gélidos e implacables de la Tierra: Oymyakon, situado en la República de Sajá o Sajá-Yakutia. A más de 9.000 kilómetros de distancia de Moscú, la capital rusa, este lugar ha alcanzado temperaturas extremas, marcando un récord absoluto de -71,2 ºC, cifra nunca antes registrada en zonas habitadas por seres humanos.

Las condiciones son tan extremas que los 920 habitantes del pequeño pueblo tienen que agudizar su ingenio para poder sobrevivir en uno de los espacios más inhóspitos de la Tierra. Durante los peores momentos del invierno, con unas temperaturas medias entre 40 y 50 grados bajo cero, tan solo se puede salir unos pocos minutos del día a la calle para no congelarse, literalmente. 

Las medidas de seguridad, por tanto, son fundamentales para no morir por el frío durante los meses más crudos del año. Las lágrimas se hielan, las pestañas se congelan. Los coches no se pueden apagar al aire libre o nunca más arrancarán. Han de permanecer todo el invierno en espacios con calefacción. Incluso el papel higiénico se convierte en un arma de doble filo al ir al baño. 

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Pero la respuesta para sobrevivir ante semejantes condiciones parece ser más simple de lo que parece: abrigarse bien. En la región más fría del planeta, los habitantes se abrigan con pieles y abrigos con plumas. Además, mucha gente combina este atuendo con sombreros de piel, ya que los gorros de punto no son lo suficientemente cálidos para combatir las bajas temperaturas locales. El look yakutiano se completa con unas botas de piel de reno. 

¿Hay agua en las tuberías? 

Aunque parezca increíble, al igual que en un desierto, el agua potable es un bien escaso en esta región del planeta. Las instalaciones de tuberías se congelan debido a las bajas temperaturas y, por tanto, no sale agua de los grifos. Así, el hielo se convierte en la principal fuente de agua de los lugareños. 

La solución es simple. Los habitantes recolectan bloques de hielo durante el inicio del invierno, cuando las temperaturas son más favorables y el hielo es más fácil de manipular. Después, los almacenan en sus casas y los van utilizando durante los meses más duros.  

Ir al baño es otro de los quebraderos que surgen. Al igual que ocurre con el agua corriente, la inexistencia de tuberías hace que, por lo general, no existan los baños en interiores. En cambio, se instalan letrinas en el exterior para que sea más eficiente y nadie pase ahí más tiempo del estrictamente necesario. 

¿De qué se alimentan? 

Debido a que el suelo permanece congelado durante largos periodos del año, el cultivo es prácticamente imposible en Oymyakon, por lo que los lugareños sobreviven principalmente del consumo de carnes.

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"A los yakutianos les encanta la comida fría, el pescado ártico crudo congelado, el salmón blanco, el pescado blanco, el hígado de caballo crudo congelado, que se consideran un manjar", contó el local Bolot Bochkarev a weather.com. “En la vida diaria, nos gusta comer la sopa con carne. La carne es imprescindible. Ayuda mucho a nuestra salud”, remarcó.

Precisamente, una de las actividades más populares entre los yakutianos es la pesca en hielo. A principios del invierno, generalmente durante el mes de noviembre, familias e incluso pueblos enteros se reúnen para realizar una pesca con red conocida como Munkha para aprovisionarse de pescado para hacer frente al duro invierno que se avecina. 

Con las temperaturas gélidas, el pescado, al salir del agua, se congela en unos pocos segundos por el shock de temperatura. Los alimentos frescos, por tanto, permanecen congelados durante todo el invierno y no es necesario ningún tipo de sistema de refrigeración como frigoríficos o congeladores. 

A principios del siglo XX, la mayor parte de la población de esta región era nómada y se dedicaba principalmente a la ganadería y a la caza de renos. Sin embargo, ahora, según cuenta National Geographic, los habitantes de Oymyakon viven principalmente de la minería de oro y antimonio, dos metales raros y escasos mundialmente.