Una cárcel sobre el mar en la que los presos no son delincuentes. Suena distópico, pero así es como se puede describir el Bibby Stockholm, una barcaza sin motor propiedad de Bibby Line que está atracada en el puerto de Portland (Dorset, Reino Unido). Allí habría varios centenares de personas migrantes cuya situación de asilo todavía no ha sido resuelta.
Desde su apertura, como parte de las maniobras de la Administración de Rishi Sunak para aplacar la inmigración irregular, diversas oenegés han documentado y denunciado las nefastas condiciones en la que viven los internados desde su apertura el pasado agosto de 2023. E incluso demandaron su clausura a través de una correspondencia enviada al diario británico The Guardian.
Su cierre temporal tras detectarse la bacteria Legionella en las cañerías de la embarcación y la muerte de un solicitante de asilo dentro de su camarote el pasado mes de diciembre hicieron saltar las alarmas. La parlamentaria Nadie Whittome se acercó esta semana al puerto con la intención de visitar el Bibby Stockholm, pero las autoridades del Ministerio del Interior no le permitieron la entrada tras comprobar las condiciones a bordo.
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"Me reuní con residentes del Bibby Stockholm y les pregunté por las condiciones en las que se ven obligados a vivir, condiciones que el Ministerio del Interior no me permite ver", expresó a través de una publicación en la red social X (antes Twitter). Y relató en un video anejo los testimonios recogidos. "El movimiento del barco les mantiene despiertos y les provoca malestar", explica Whittome.
"Me hablaron de sus dificultades para acceder a una atención médica oportuna, de los insectos en la comida y del maltrato del personal poco cualificado", añade Whittome. Y da cuenta de que muchos han denunciado los problemas de salud mental que están experimentando muchos dentro de las instalaciones. Una situación de vida que, tal como señala Whittome, "no es de extrañar si tenemos en cuenta lo que han sufrido y sus condiciones de vida".
Una prisión sobre el mar
Steve Smith, director general de Care4Calais, un grupo de defensa de los derechos de los inmigrantes que trabaja con los hombres del Bibby Stockholm, reportó a principios del pasado mes de diciembre que algunas personas internadas habían informado que "la barcaza es como una prisión".
Los que van a bordo "se sienten encarcelados, encerrados tras alambradas de espino, que se les ha quitado la libertad, con su libertad restringida por la vigilancia 24 horas al día, 7 días a la semana, y la seguridad propia de un aeropuerto incluso para salir a pasear", declaró Smith.
En teoría, los hombres son libres de abandonar el buque en cualquier momento y además, tampoco se les rastrea con dispositivos de localización. Pero cada vez que entran en las instalaciones deben pasar por un detector de metales y someterse a un registro. La única limitación son los horarios del servicio de autobús, que tienen que coger obligatoriamente si dejan el Bibby Stockholm.
Lynne Hubbard, de Stand up to Racism Dorset, un grupo de vecinos que trabaja con los residentes de Bibby Stockholm, señaló a POLITICO que "el autobús pasa cada hora. A veces se adelanta, así que puedes perderlo. El número de plazas es limitado y solo hay uno con capacidad para 50 personas. No puedes salir del puerto de ninguna otra manera. Así que estás muy confinado".
Enver Solomon, director general del Refugee Council, expresó su preocupación a través de un artículo para The Guardian: "Los alojados en la barcaza han tenido una sensación de temor y angustia, agravada por la sensación de aislamiento y de estar amarrados al mar".
Y además, denunció la pobre atención médica que se les estaba brindando. "Hay una enfermera in situ, pero no acceso diario a apoyo de salud mental. En todo el sistema de asilo, el acceso a la ayuda terapéutica es muy limitado. Las personas sufren regularmente ataques de pánico, flashbacks, insomnio crónico y ansiedad grave. Algunos se sienten tan inseguros que se autolesionan o tienen tendencias suicidas", escribió.
Dos presuntos suicidios a bordo
El 12 de diciembre de 2023 se reportó la muerte del solicitante de asilo albanés Leonard Farruku (27 años) a bordo del Bibby Stockholm. Las investigaciones preliminares apuntan a que se trató de un suicidio. La juez de instrucción de Dorset, Rachael Griffin, declaró a mediados de diciembre que ninguna otra persona estuvo implicada en la muerte de Leonard Farruku, de 27 años. "No hay pruebas de la participación de terceros o circunstancias sospechosas en torno a la muerte", declaró.
Griffin, además, solicitó las declaraciones de la familia del solicitante de asilo, así como del Ministerio del Interior, el puerto de Portland, los operadores de barcazas Landry y Kling, los proveedores de seguridad Isca y el Consejo de Dorset. Y aplazó la investigación al próximo mes de julio. Paralelamente, el ministro del Interior, James Cleverly, ya ha dicho que desde el departamento al que representa que la muerte de Farruku se investigará "exhaustivamente".
Según los testimonios de varios solicitantes de asilo internados en la barcaza recogidos por The Guardian, el hombre parecía estar en estado de angustia poco antes de morir, gritando y golpeando la pared de su camarote.
"Las cosas están muy mal"
En un reporte reciente de la BBC, Yusuf Deen Kargbo (20 años), de origen sierraleonés que había compartido camarote con Farruku los diez días anteriores a su muerte, señaló que Farruku no parecía infeliz. "Le oía reír por el teléfono, a veces hasta la una o las dos de la noche, pensaba que tal vez estaba viendo un vídeo cómico en su teléfono, pasando un rato divertido", ha relatado a la BBC.
Y dijo que la última vez que lo vio con vida fue justo antes de irse a cenar al comedor. Cuando regresó a la habitación con la intención de utilizar el baño, vio que la puerta estaba cerrada, salió de la habitación y usó otro. Después se acostó. Y, alrededor de las 5 y media de la madrugada, se dio cuenta de que el baño seguía ocupado y Farruku no estaba en su cama.
"Llamé a la puerta y no dejé de decir: 'Hola, hola', pero no obtuve respuesta", relató en declaraciones recogidas por The Guardian. Entonces avisó al personal de seguridad. Pasaron 12 horas desde que Kargbo lo vio por última vez.
Farruku es ya el segundo inmigrante que muere en una instalación bajo custodia del Ministerio del Interior británico en los meses recientes. El pasado 17 de noviembre, Alfred Dosku (37 años), también de nacionalidad albanesa, internado en el centro de inmigrantes Brook House, falleció tras pasar una semana en estado crítico.
Kargbo aprovechó su conversación con el diario británico para denunciar la terrible situación que están viviendo los inmigrantes en la barcaza. "Las cosas están muy mal en la barcaza. El mayor temor entre los solicitantes de asilo es que el Ministerio del Interior retire la barcaza de su amarre, nos despertemos y nos encontremos navegando rumbo a Ruanda. Por eso mucha gente tiene miedo de irse a dormir por la noche", ha explicado a The Guardian.
22.450.722 £
Además, la razón de su existencia se ha puesto en duda. Desde la administración del primer ministro británico Rishi Sunak se prometió que alojar a los solicitantes de asilo en estas instalaciones iba a ser "considerablemente más rentable que los hoteles". La barcaza Bibby Stockholm se presentó así como una alternativa más barata a los alojamientos hoteleros para aquellas personas que están esperando la resolución de su solicitud de asilo. Algunas oenegés tienen sus dudas sobre si el desembolso sería tan reducido como asegura el ejecutivo británico.
También se quería desincentivar la llegada de migrantes a través del Canal de la Mancha. La embarcación empezó a operar en agosto de 2023, momento en el que llegaron los primeros solicitantes de asilo. A los pocos días, tuvieron que ser reubicados para solucionar un problema de legionela en el sistema de agua. Y a partir de octubre volvió a funcionar.
Se estimaba que iban a ahorrar 6 millones de libras al día. El mes pasado salió a la luz una correspondencia del Ministerio del Interior de Reino Unido a la presidenta del comité de asuntos de interior, Diana Johnson, en la que se daba cuenta del coste de los servicios de alojamiento del buque: ascendía 22.450.772 libras. La factura de 41.000 libras al día se refiere únicamente al alquiler del buque, a lo que hay que añadir el coste del atraque, la seguridad y el apoyo adicional al ayuntamiento.
Así, alojar a cada uno de los residentes temporales, a capacidad completa y para un periodo de 18 meses, tendría un coste de 91 libras al día. Esta cifra es menor a las 120 libras por persona que costaría una noche en un hotel —catering y servicios incluidos—, un dato que arrojó el informe Bibby Stockholm – At What Cost?, de la oenegé One Life To Save.
En la carta también figuraba el número de personas llegadas en pateras desde 2020 a través del Canal de la Mancha que habían sido devueltas a sus países de origen —1.182 personas—, junto al número total de personas —111.800—.