Podría ser el verdadero El Dorado. O quizás la ciudad perdida de una película (o novela) de aventuras. Eso no está claro. Lo que es seguro es que el descubrimiento de esta ciudad perdida y escondida bajo la vegetación de la Amazonía ecuatoriana revoluciona por completo lo que hasta ahora se sabía de las ciudades antiguas.
Los investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Científicas de Francia han sido los encargados de reencontrar esta ciudad de más de 2.500 años ubicada en el valle de Upano en Ecuador. Las construcciones precolombinas, descubiertas gracias a la tecnología láser, son una amalgama de tierras ganaderas, carreteras y restos de construcciones.
Este complejo es el más antiguo y de mayor tamaño de la región. El estudio, publicado a principios de enero en la revista científica Science, no es más que la culminación de una investigación de más de dos décadas.
Escondida bajo la densa vegetación del Amazonas, este descubrimiento es una prueba más de que las ciudades amazónicas existieron. Y, además, rompe por completo las ideas preconcebidas sobre ellas.
Stéphen Rostain, el arqueólogo que lideró el estudio y director de investigación del Centro Nacional de Investigaciones Científicas francés, explicó a Live Science que hasta que no se hicieron las exploraciones con tecnología láser, había sido imposible encontrar los restos arqueológicos. "A pies, hay demasiados árboles y es complicado ver lo que de verdad se esconde" en el Amazonas, aseguró.
Rostain tenía claro, después de pasarse años recorriendo la zona, que las imágenes láser serían capaces de revelar las nuevas —aunque viejas— estructuras que la selva escondía. Sin embargo, tal y como explicó en la revista del Smithsonian, nunca imaginó la escala de sus resultados.
El mapeado demostró que en cerca de 300 kilómetros cuadrados amazónicos se desarrollaban toda una serie de actividades humanas organizadas. Entre los descubrimientos se encontraron más de 6.000 plataformas rectangulares de tierra, terrazas agrícolas y sistemas de drenaje.
Según los investigadores, estas estructuras son parte de hasta 15 asentamientos diferentes conectados por un sistema de carreteras. Antoine Dorison, otro de los arqueólogos del equipo de Rostain, explica a la BBC que la "complejidad de esta sociedad se hace evidente al observar la red de calles, que estaban cuidadosamente construidas en ángulos en vez de seguir el paisaje".
Sin duda, la red de carreteras era "sofisticada", asegura al medio británico. Pues conectaba todas las actividades de la megaciudad.
En un comunicado, los investigadores aseguran que este complejo urbanístico estaría poblado por culturas Kilamope y Upano que vivieron en la zona desde el año 500 a.C. al 600 d.C. Las actividades más comunes en estos asentamientos serías, probablemente, la agricultura, en concreto el maíz y la batata. Descubrimientos como este demuestran que la fiebre del oro existió, aunque más que mineral dorado lo que abundaba era el cereal endémico de América, el maíz.
Además, esta nueva ciudad perdida rompe con las ideas preconcebidas de que los antiguos moradores de la Amazonía eran nómadas que vivían en pequeños asentamientos. Ahora, los investigadores estiman que este complejo de ciudades albergarían una población de decenas de miles de personas, si no cientos.