8.665 kilómetros son los que separan la icónica Puerta del Sol de la isla más inaccesible del mundo: Tristán de Acuña. Según el Libro Guiness de los récords, este archipiélago, situado en el Océano Atlántico, es el lugar habitado más remoto del planeta.
Los amantes de la paz y la tranquilidad encontrarán un paraíso en estas islas. Sin embargo, no es un lugar idílico para los que tienen miedo a las alturas ni para las personas hiperconectadas. El archipiélago está conformado por cinco islas: Tristán de Acuña, Inaccesible, Islas Ruiseñor (Ruiseñor, Middle, Stoltenhoff) y Diego Álvarez.
El acceso a la isla principal, Tristán de Acuña, es muy complicado, debido a su lejanía y a su remota localización. Está rodeada de acantilados de más de 600 metros de altura.
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La manera más rápida de llegar es subiendo a bordo de un barco que parte desde Ciudad del Cabo (Sudáfrica), que está a 2.810 km, y se tarda alrededor de seis días.
Un poco de historia
Fue en 1506 cuando el navegante portugués Tristán de Acuña (Tristão da Cunha, en portugués) rodeó las costas de este conjunto archipelágico en su ruta por el Cabo de Buena Esperanza, pero por aquel entonces no se estableció ningún asentamiento.
Los primeros en tratar de establecerse allí fueron los estadounidenses de la mano del explorador Jonathan Lambert, que en 1810 lideró una compañía de tres hombres (Corri, Williams y Millet) para establecer un puesto comercial. Lambert rebautizó el archipiélago como Islas de Refresco (Islands of refreshments, en inglés).
Esta empresa no llegó a buen puerto, ya que tres de los tripulantes no sobrevivieron la travesía, ahogándose en un accidente mientras pescaban. Tras ellos, llegaron los británicos, que establecieron un puesto militar en nombre del rey Jorge III el 14 de agosto de 1816.
El ejército británico instaló el Fuerte Malcom con el fin de prevenir una incursión francesa sobre la isla, cercana a Santa Elena, donde Napoleón guardaba presidio tras su derrota en Waterloo en 1815. También sirvió para amedrentar a las embarcaciones estadounidenses de utilizar Tristán como base, como ya lo habían hecho en la Guerra anglo-estadounidense de 1812.
Entre los primeros emigrantes que desembarcaron en la isla principal en 1816 había escoceses, irlandeses, así como algunos italianos, holandeses y estadounidenses. En la actualidad, la isla de mayor extensión, Tristán de Acuña, es la única donde hay asentamientos permanentes.
Desde entonces, el archipiélago ha permanecido en posesión de la Corona británica, formando parte actual del Territorio Británico de Ultramar de Santa Elena, Ascensión y Tristán da Cunha.
Un paraíso remoto
El archipiélago es de origen volcánico. El principal atractivo de las lejanas islas es su naturaleza única y su ubicación remota. Los principales habitantes de esta pintoresca zona son las raras aves e insectos. No hay mamíferos en las islas.
A este archipiélago pertenecen las islas Gough e Inaccesible, un conjunto que forma parte de los 32 lugares en Reino Unidos declarados Patrimonio Mundial por la UNESCO. La isla de Gough alberga doce especies endémicas de plantas y dos de aves terrestres: la gallereta y el semillero de Gough. Mientras que la isla Inaccesible tiene dos especies endémicas de aves, ocho de plantas y al menos diez de invertebrados.
La isla más grande del archipiélago, de nombre homónimo, tiene una extensión de 98 km² y es donde habita la mayoría de la población. Según el censo de población más reciente, realizado el 13 de diciembre, hay 238 isleños. En el recuento se han identificado hasta nueve apellidos distintos, siendo Green y Swain los más numerosos.
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En cuanto a las opciones de ocio, Tristán de Acuña es la isla más interesante. Su principal asentamiento, Edimburgo de los Siete Mares (llamada por los lugareños 'The Settlement'), dispone de una cafetería, un salón para eventos sociales, un campo de golf, una oficina de correos y un centro de turismo.
También hay un supermercado, un par de iglesias, una casa Museo, la Tristan Thatched House (disponible para pernoctaciones de turistas) y un pub, The Albatross. En las otras islas se encuentran las estaciones de investigación y meteorológicas.
Si eres un adicto a las redes, Tristán de Acuña no es tu destino. Hasta hace unos años, solo había Internet en el ayuntamiento. El acceso a Internet, en todas sus capacidades (páginas web, chats y descargas) no llegó a la isla hasta 2006, gracias a la conexión vía satélite, recogida a través de cuatro antenas situadas en el cibercafé de la isla, que sigue siendo el único punto con acceso a Internet de la isla.
Existen opciones para los más intrépidos. Se puede hacer una ruta de ascensión hasta el pico del volcán Queen Mary, pudiendo disfrutar al mismo tiempo de la rica fauna y flora del entorno. O coger una lancha neumática alrededor de Nightingale e Inaccesible.
Pero, ¿cómo se llega desde España?
Antes de emprender el viaje, es requisito indispensable solicitar un permiso del Consejo de la Isla, enviando un correo electrónico al Secretario del Administrador donde se incluyan el motivo de la visita, las fechas propuestas, la nacionalidad, el medio de transporte y el tipo de estancia deseada.
Tras obtener la aprobación, hay que viajar a la capital sudafricana de Ciudad del Cabo, que es de dónde parten las escasas embarcaciones con destino a Tristán de Acuña. Desde el Consejo de la Isla recomiendan a los interesados planificar el viaje con más de un año de antelación, así como realizar las preparaciones necesarias en caso de que se cancele la travesía.
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Si bien se puede tratar de encontrar un velero u otro tipo de embarcación que te pueda llevar plantándote en el puerto de la ciudad, la opción más sensata es hacerlo con las rutas programadas. Los horarios de salida de los buques y otras informaciones pertinentes se pueden consultar en el sitio web de Tristán de Acuña.
Actualmente, solamente tres embarcaciones realizan rutas regulares con paradas por el archipiélago: dos —MFV Edinburgh y MV Lance— pertenecen a la flota pesquera de Ovenstone Agencies y el tercero —S. A. Agulhas IIes— es propiedad del Departamento de Asuntos Ambientales (DEA) de Sudáfrica.
El trayecto es de 2.810 km de distancia y la embarcación tarda al menos unos seis días en llegar a la isla principal, aunque esto depende mucho de las condiciones meteorológicas. Si las condiciones no son favorables, se puede llegar a tardar hasta 20 días en hacer puerto.
Los billetes se tienen que reservar con meses de antelación, ya que las plazas son escasas: MFV Edinburgh y MV Lance solo permiten 12 pasajeros por trayecto; y S. A. Agulhas II, hasta 40 pasajeros. Una vez allí, no hay cabida para el arrepentimiento, puesto que aquellos que decidan emprender el reto deberán permanecer allí al menos durante tres semanas.
Otra alternativa es embarcarse en un crucero que parte desde la ciudad más austral del planeta, Ushuaia (Argentina), que en su itinerario incluye una visita a Tristán de Acuña, tras recorrer parte de la Antártida y pasar por la Isla Gough —que también forma parte del archipiélago—.