Los rayos son descargas eléctricas que pueden surgir tanto en el suelo como en una nube, para que se generen son necesarias dos zonas de energía opuestas. Lo cierto es que los rayos son unos fenómenos menos letales de lo que la gente cree, teniendo en cuenta la remota posibilidad de que te caiga uno de ellos.
Tan remota es la posibilidad de que te alcance un rayo que un estudio afirmó que se trata de una entre 3.000.000 millones. Teniendo en cuenta esta lejana probabilidad y que un 90% de las víctimas sobreviven al impacto, los rayos se alejan un poco de la idea de mortalidad que se tiene sobre ellos.
Aunque muchas personas sobrevivan, la gran mayoría suele sufrir secuelas tales como la pérdida de memoria, lesiones debilitantes, diferentes discapacidades y quemaduras. La electricidad que impacta contra tu cuerpo es tan fuerte que viaja a través del sistema nervioso, los músculos y tejidos internos, llegando a provocar también daños auditivos y paros cardíacos letales en el peor de los casos.
Si bien alrededor de un 10% de las personas sobreviven a esta experiencia, existe un suceso que le puede pasar a tu piel que es desconocido para muchas personas, pero que puede quedarse como secuela durante un periodo de tiempo.
Tatuajes ramificados
En 1777, el científico Georg Christoph Lichtenberg descubrió y estudió acerca de unas figuras que aparecían cuando hizo las primeras descargas sobre materiales aislantes. Estas consistían en unas imágenes arborescentes que se podían formar en diferentes superficies o en el interior de materiales aislantes.
En un principio, estas figuras eran únicamente bidimensionales. Más adelante se descubrió que también se podían lograr de manera tridimensional produciendo lo que se conoce como arborescencias eléctricas o árboles de luz. Este fenómeno, lejos de producirse sobre materiales y superficies, se descubrió que también puede hacerlo en el cuerpo humano, sobre la piel de personas víctimas de un rayo.
Cuando esto se da, aparecen las figuras de Lichtenberg, que son imágenes producidas por la descarga eléctrica que representan patrones de ramificación y que se quedan como tatuajes en la piel.
Visualmente, estas figuras son unas marcas rojizas con forma de ramas alrededor de una zona en específica del cuerpo, posiblemente donde haya impactado el rayo. Estas ramificaciones pueden darse en mayor o en menor medida, dependiendo de diversos factores.
Aún no se sabe muy bien el motivo por el que se produce, pero se cree que son provocadas por la rotura de los vasos sanguíneos tras el paso de la descarga eléctrica.
Las figuras de Lichtenberg en muchos casos desaparecen en las siguientes horas, aunque pueden quedarse en tu piel durante días. Si ignorásemos las marcas rojizas, la piel visualmente luce intacta y esto es debido a que la gran cantidad de tejido dañado se encuentra debajo de la misma.
La fuerza con la que cae un rayo hace que también estas figuras las encontremos en la propia naturaleza, como por ejemplo en un suelo de hierba.