Imagínese un cubo orbitando alrededor de la Tierra. Vigila lo que hacemos. O monitorea los cambios meteorológicos de nuestros planetas. O es testigo de la deforestación. Probablemente, la mayoría de lectores haya pensado en un gran armatoste metálico. Tal vez hecho de aluminio; quizás los amantes de la ciencia ficción hayan dibujado en su mente un cubo Borg. ¿Alguien habrá escogido la madera para pintar este satélite con su imaginación?
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Ese es, en realidad, el verdadero material con el que se ha construido el satélite que este verano la NASA y la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial (JAXA) lanzarán a la órbita terrestre. Fabricado por científicos nipones de la Universidad de Kioto, este minisatélite de madera de magnolia es el primer paso hacia lo que previsiblemente podría ser el futuro de la industria.
La idea detrás de este ingenio no es otra que reducir al máximo la generación de basura espacial que, se prevé, no dejará de crecer en los próximos años. En la actualidad, tal y como revela la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de EEUU (NOAA, por sus siglas en inglés), habría alrededor de 30.000 objetos de un tamaño mayor a una pelota de sóftbol suspendidos alrededor de la Tierra. Y todos se mueven más rápido que una bala.
Satélites biodegradables
Serían, como explica el físico del Laboratorio de Ciencias Químicas de la NOAA, Troy Thornberry, a la CNN, la "huella del tráfico espacial humano en el aerosol estratosférico". Y es que los 17.614 objetos que, según la Oficina de Naciones Unidas para Asuntos del Espacio Exterior (UNOOSA), se han lanzado al espacio exterior desde la Tierra volverán, tarde o temprano, a la atmósfera.
Cuando lo hagan, explica el astronauta e ingeniero aeroespacial en la Universidad de Kioto, Takao Doi, a The Guardian, acabarán en llamas, "lo que crea partículas de aluminio minúsculas que se quedan en la atmósfera durante años". Esto, asegura, "acabará afectando a nuestro planeta y al medioambiente".
De ahí que durante años se hayan buscado nuevos materiales para fabricar estos objetos que acabarán en el espacio. Fueron las investigaciones de la Estación Espacial Internacional (ISS) las que descubrieron que la madera de magnolia es perfecta para 'sobrevivir' junto a las estrellas: es especialmente estable y resistente al agrietamiento.
Y los científicos de Kioto revalidaron la afirmación de la ISS. "La habilidad de la madera para soportar las condiciones que encontramos en el espacio nos sorprendió", asegura el jefe del proyecto, Koji Murata, al diario británico.
La privación de oxígeno
Junto a la universidad de Kioto, la maderera Sumitomo Forestry ha sido la encargada de hacer de este satélite una realidad. Las primeras pruebas de este material se llevaron a cabo en el laboratorio, donde se expuso la madera a condiciones similares a un despegue y al movimiento en la órbita terrestre.
Lo que descubrieron en esa primera etapa los investigadores fue que la madera apenas sufría cambios en su estructura. Tampoco se descomponía ni se dañaba.
En ese momento entró en juego la ISS: fue allí donde este material demostró su capacidad de resiliencia en el espacio. Tras un año en órbita, y una vez de vuelta en la Tierra, los investigadores comprobaron que la madera seguía en perfecto estado.
Murata y su equipo atribuyen directamente este fenómeno a la ausencia de un elemento clave en todo viaje espacial: el oxígeno. Además, "la falta de criaturas vivas tampoco hace que se pudra", afirma el investigador.
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¿El material del futuro?
Durante todo este experimento, se realizaron pruebas con diferentes tipos de madera, y de ellas fue la de magnolia la elegida para construir el satélite. Ahora, solo queda lanzarlo a órbita y testear in situ su verdadero "comportamiento", como dice Murata.
La misión a partir de este verano del satélite será "registrar la deformación de la estructura de la madera en el espacio", como explica el líder del proyecto al Observer. Porque, como recuerda, se trata de un "material duradero y estable, pero también tiende inflarse y resquebrajarse" en determinadas circunstancias.