Imagínese que un día está conduciendo por una carretera prácticamente desértica en la que las montañas y el canto de los pájaros son lo único que le acompañan. Imagínese, también, que en algún momento de su recorrido se topa con una imponente caja de acero geométrica, herméticamente cerrada, que parece más propia de una película de ciencia ficción que de la naturaleza salvaje en la que a alguien —más vale que sea un ser humano— se le ha ocurrido depositarla.
Si ha conseguido proyectar esa imagen en su cabeza es estupendo, pero, si no, no se preocupe, porque es posible que algún día pueda verla con sus propios ojos en Australia. Concretamente, en el estado remoto de Tasmania, donde se erigirá Earth's Black Box. Esta bizarra construcción, de la que por el momento solo tenemos un prototipo, forma parte de un proyecto que reúne a investigadores, científicos y artistas desde hace años.
El objetivo de la instalación, cuando vea la luz oficialmente, será acercar a las civilizaciones futuras datos relacionados con la climatología en caso de que haya una catástrofe en el planeta como consecuencia de la crisis climática. Con esta información, asegura el colectivo artístico Glue Society, al frente del proyecto, será posible "proporcionar un relato imparcial de los eventos que llevaron a la desaparición del planeta, responsabilizar a las próximas generaciones e inspirar acciones urgentes".
Este monolito de acero construido con paneles solares y batería documentará todas las informaciones relacionadas con los cambios de la temperatura de la tierra y el mar, la acidificación de los océanos, la cantidad de gases de efecto invernadero o el consumo de energía. Aunque aún no se ha completado su construcción, los discos duros integrados ya han comenzado a registrar algoritmos y conversaciones desde la celebración de la cumbre climática COP26 en Glasgow (Escocia).
Los otros 'cofres' del planeta
Pero esta no es la única megaestructura planteada para sobrevivir a un posible colapso mundial. De hecho, en el archipiélago nevado de Svalbard, en Noruega, se encuentran dos gigantescas cámaras acorazadas que podrían salvar el recuerdo de la evolución vegetal en caso de que la especie humana sufriese un cataclismo o se desencadenase una guerra nuclear.
Si la construcción de los australianos está pensada para ser algo parecido a un "libro de contabilidad indestructible de la salud del planeta", esta hace las funciones de un banco mundial de semillas. La bóveda del fin del mundo, como se la conoce coloquialmente, está preparada para soportar terremotos de categoría 10 en la escala Richter, así como tormentas, ciclones, etc.
En realidad, esta arca de Noé de las semillas no es una construcción desconocida para España. De hecho, nosotros también tenemos guardado un sitio en su depósito. En 2022, varios científicos españoles del Centro de Recursos Fitogenéticos del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria del CSIC seleccionaron más de 1.080 semillas vegetales de origen español, entre ellas variedades de trigo, legumbres, tomates y maíces, para guardarlas en esta base del Ártico.
Salvar nuestros datos, nuestro sustento… ¿Y qué hay de los animales? A su preservación responde, precisamente, el Foozen Zoo de San Diego, que cuenta con su propio centro para la reproducción de especies en peligro de extinción. En esta instalación, fundada en los años 70, se toman materiales genéticos de los mamíferos, como ADN o tejido vivo, y se almacenan a bajas temperaturas en nitrógeno líquido.
La recolecta sirve para que posteriormente los investigadores apliquen la genética molecular con el objetivo de salvar a las más de 1.000 especies cuyas células hoy se almacenan en el zoo, a través de técnicas como la inseminación artificial, la clonación o la transferencia de embriones.
En cuanto a la supervivencia del ser humano, es posible que se le venga a la cabeza la cara de Mark Zuckerberg, el CEO de Meta y la sexta persona más rica del mundo. Si esto es así, probablemente se haya enterado de que el magnate está invirtiendo su inmensa riqueza en la construcción de un lujoso complejo preparado para el apocalipsis en la isla hawaiana de Kauai.
Este resort de 567 hectáreas cuenta con dos mansiones cuya área total equivale a la de un campo de fútbol. Vandal se hizo eco de esta noticia en 2023 y adelantó algunos detalles sobre el complejo: estimado en 270 millones de dólares, incluye características típicas de escenarios apocalípticos, como un refugio subterráneo abastecido con suministros esenciales y una puerta resistente a explosiones, así como 11 casas en los árboles, un búnker secreto y comodidades de lujo como gimnasio y cancha de tenis.
Pero no es el único multimillonario que confía en que el dinero le salve a una posible catástrofe mundial; muchos de los que conforman la élite mundial han optado por diseñar sus propios refugios para adelantarse al desastre. De hecho, Gary Lynch, director general de Rising S. Company, una empresa estadounidense dedicada a la construcción de búnkeres subterráneos de alta gama, aseguró a CNN que ya en 2016 los encargos crecieron un 700% con respecto a 2015, mientras que las ventas totales lo hicieron un 300% desde las elecciones presidenciales en EE. UU. de ese año.