Un 40%. Esa es la cifra en que se redujeron los residuos generados en España entre 2004 y 2020. En 2021, cada español produjo 472 kilos de esa basura conocida como urbana, un 32,5% menos que a principios de siglo. La media de la Unión Europea, ese mismo año, se encontraba en 527 kilos.
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España, sin duda, se encuentra lejos de los 620 kg por habitante que genera Alemania, o los 565 de nuestros vecinos galos. Los datos los recoge el estudio Evolución de la economía circular en el siglo XXI realizado por la Fundación BBVA. En él se asegura que esta "buena evolución" tiene mucho que ver con "la reducción de los residuos químicos (-68%), de madera (-69%), textiles (-50%) y plásticos (-50%)".
Estos residuos urbanos, indica el texto, suponen un 20% del total de los que se gestionan en nuestro país. Y pone de relieve el "esfuerzo realizado" en España para destacar en su análisis. Esto, asegura, "le ha permitido pasar de ser el país, de entre los seleccionados, que más residuos urbanos per cápita generaba en 2000 (653 kg por habitante al año) a ser el que genera una menor cantidad en 2021 (472 kg per cápita)".
Suspenso en basura electrónica…
Sin embargo, destaca el estudio, los buenos resultados de la gestión de esta basura urbana no se repite cuando se observan las cifras de residuos electrónicos, por ejemplo. Entre 2009 y 2018, estos se duplicaron. Pasa algo similar con los envases y embalajes, que han aumentado un 12% desde principios de siglo.
Eso sí, el texto indica que "el aumento de la cuantía de estos residuos es un fenómeno compartido por el resto de los países de la UE, que se explica por la digitalización y la generalización del comercio online".
… y en tratamiento de residuos
El informe de la Fundación BBVA pone el foco sobre la gestión y el tratamiento de residuos, pilar fundamental del Plan de acción para la economía circular de la Unión Europea. Es ahí donde, asegura la entidad, España suspende.
Nuestro país "se sitúa en los últimos puestos en cuanto a tasa de reciclaje de residuos urbanos, con solo un 36,7% de recuperación, más de 10 puntos por debajo del promedio de la UE de los 27". Algo parecido, insiste el texto, "sucede si se compara la tasa de reciclaje de la totalidad de los residuos (48% en España frente a 58% en la UE)".
Con todo, el estudio reconoce que las tasas de reciclaje españolas han "aumentado considerablemente" en las últimas décadas. Y pone de relieve el caso de los residuos urbanos, que han mejorado en un 99%, y de los envases y embalajes, que están en el 76%.
1,9% del PIB
"La debilidad en términos de reciclaje provoca que nuestra tasa de uso circular de materiales, que mide la relación entre el uso circular de materiales y el uso general de materiales, esté también por debajo de la media de la UE-27 en 2022 (7,1% frente 11,5%) y muy alejada de la de otros países europeos, como Países Bajos (27,5%), Francia (19,3%), Italia (18,7%) o Alemania (13%)", afirma el estudio de BBVA.
Este indicador, además, ha venido empeorando desde 2010. Desde ese año, se ha reducido un 3,3% lo que rompe, por tanto, el patrón que siguen otras economías europeas.
En este sentido, la conclusión del informe es clara: "Nuestro país tiene todavía mucho camino por recorrer, pues se están desaprovechando recursos en un contexto en el que las materias primas son cada vez más escasas y caras".
En concreto, las actividades relacionadas con el reciclaje y la recuperación de materiales suponen apenas un 1,9% del PIB español. La media europea, en cambio, se sitúa en el 2,1%.
"Bastante camino por recorrer"
El estudio de Fundación BBVA es claro: "A pesar de los avances realizados en los últimos años, a España aún le queda bastante camino por recorrer en el desarrollo de la economía circular".
Para aprovechar al máximo el potencial de este tipo de economía, asegura el texto, sería imprescindible aumentar las inversiones en I+D y la generación de patentes. "Además, el desarrollo de la economía circular debe necesariamente contar con un mayor esfuerzo a la hora de generar y utilizar productivamente el conocimiento y la innovación", indica.
Para conseguirlo, concluye el informe, los cambios culturales en la sociedad y en los hábitos de consumo son la clave. Así se podría "impulsar el desarrollo de nuevos modelos de negocio basado en la denominada economía colaborativa o en el alquiler de determinados servicios en lugar de la propiedad del bien que los presta".