Este jueves los técnicos de las Comunidades Autónomas (CCAA) han pedido más tiempo para presentar nuevas alegaciones y valorar nuevas evidencias científicas antes de aprobar el borrador del el Plan Integral de Prevención y Control del Tabaquismo (PIT) 2024-2027 presentado por el Ministerio de Sanidad. Entre otras medidas, el texto proponía limitar el consumo de vapeadores, subir el precio del tabaco y ampliar los espacios sin humo a zonas como los coches con menores presentes o las terrazas de los bares para aplacar el tabaquismo, considerada como una epidemia por los expertos en salud pública.
La presentación del borrador ha sido aplaudida por algunas asociaciones de especialistas en salud, como la Asociación Española contra el Cáncer (AECC), y bien recibida por los gobiernos de las CCAA (con enmiendas por realizar) por dar los primeros pasos para actualizar una legislación desfasada. No obstante, se ha encontrado con la oposición firme de algunos colectivos de agricultores de hoja de tabaco, estanqueros y empresarios del vapeo, que protestan su no inclusión en las consultas para su redacción.
El presidente de la Confederación Empresarial Hostelería de España, José Luis Yzuel, arremetió contra esta propuesta comentando que en el Ministerio de Sanidad "hay unos auténticos talibanes". La razón principal que ha motivado el rechazo de estos profesionales es el impacto negativo que podría tener la implementación de medidas tan restrictivas.
Claves del borrador del Plan Integral de Prevención y Control del Tabaquismo (PIT) 2024-2027
5 objetivos:
- Prevenir el inicio de consumo de tabaco y productos relacionados;
- Fomentar el abandono del tabaquismo y facilitar la ayuda para dejar de fumar;
- Reducir la exposición ambiental a las emisiones de tabaco y productos relacionados en espacios públicos y privados y reducir la huella ecológica;
- Promover la investigación aplicada y la monitorización en el control del tabaquismo, y;
- Potenciar la coordinación y el establecimiento de alianzas.
El texto de 140 páginas también agrupa 22 metas, entre las que se incluyen un mayor control del tabaco electrónico, regular la venta y el consumo de productos relacionados con el tabaco (con y sin nicotina) o revisar la cuantía de las sanciones.
En los últimos años, no se ha registrado una disminución significativa de personas afectadas por el tabaquismo. Tal como expresó el doctor Francisco Salvador Pascual, presidente de la sociedad científica Socidrogalcohol en declaraciones previas a EL ESPAÑOL, "el porcentaje de fumadores diarios ha pasado de un 43% en 1997 [el primer año desde que se recoge esta muestra] a un 33,1% en 2022. Tampoco ha disminuido tanto".
Limitar la exposición de los menores
La estrategia presentada por el gobierno ambiciona reducir el número de fumadores y la exposición al humo de los que no lo son, con especial atención a los menores de edad. Una investigación conjunta de la Agència de Salut Pública de Barcelona, el Institut Català d'Oncología, de la Generalitat de Catalunya y de la Universidad de Santiago de Compostela y otras instituciones, situaba en el 71,7% el porcentaje de menores de 12 años que se expone al humo ambiental del tabaco.
Esta clase de humo es una mezcla del humo exhalado por los fumadores (humo principal) y del humo que se emana del cigarrillo. Entre los efectos para la salud asociados a esta bruma se encuentran el cáncer de pulmón, el infarto agudo de miocardio y las enfermedades respiratorias. Y los menores de edad, con aparatos respiratorios en desarrollo, están dentro de los colectivos no fumadores más afectados.
Normalmente, los espacios donde los menores de edad más están 'bajo la dictadura del tabaco' es en casa. En España, los datos más recientes (del año 2011), dan cuenta de que el 6,8% y el 13,8% de los niños y niñas de 0 a 4 años y de 5 a 14 años, respectivamente, estaban expuestos al humo ambiental del tabaco en el hogar. Además, la prevalencia de exposición al humo ambiental del tabaco en lugares y medios de transporte públicos cerrados fue del 1,4%.
Además, explica Mónica Pérez Ríos, coordinadora del grupo de investigación de tabaco de la Sociedad Española de Epidemiología y profesora titular de Medicina Preventiva y Salud Pública en la Universidad de Santiago de Compostela, que un menor esté expuesto continuamente al humo de los cigarrillos de sus familiares (padres, hermanos, etc.) puede degenerar en "la normalización del consumo; copiar conductas que las personas que te cuidan".
Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Purdue (Estados Unidos), liderados por Mike Vuolo, publicado en 2013 en la revista Pediatrics, analizaba los patrones de consumo de tabaco de algunos sujetos durante 23 años. Sus conclusiones constataron una de las sospechas más extendidas: los hijos copian los comportamientos de los padres. Se descubrió que los hijos de padres fumadores tienen tres veces más probabilidades de ser fumadores en la adolescencia que aquellos cuyos padres nunca han fumado.
"La antesala del tabaquismo"
Prácticamente desde que se rescataron los planes para "sacar del cajón" el borrador del plan para endurecer la ley antitabaco, en diciembre de 2023, Mónica García aprovechó para declararle la guerra a los cigarrillos electrónicos (o vapeadores). En un tuit de su cuenta de X señalaba: "(…) Los vapeadores tienen apariencia de juguetes y sabores dulces, pero son perjudiciales y la antesala del tabaquismo. Vamos a regularlos".
En conversación telefónica, Pérez explica que la historia de los cigarrillos electrónicos es reciente, y su expansión ha terminado por tornar obsoleta la ley antitabaco de 2011. "Los cigarrillos electrónicos fueron introducidos por la industria en la primera década del siglo XXI —el primero se comercializó en el año 2004— como una alternativa saludable al consumo de tabaco", recuerda Pérez. Y afirma que hoy por hoy se han acabado convirtiendo en "una puerta de entrada para el consumo de tabaco en los más jóvenes o incluso para las personas que fuman tabaco ocasionalmente se conviertan en fumadores".
Algunos estudios han vinculado el uso de cigarrillos electrónicos al aumento de resistencia de las vías respiratorias, la dificultad para respirar y la inflamación pulmonar transitoria. También se ha asociado al desarrollo de afecciones respiratorias crónicas como el asma y la bronquitis crónica. "Se ha visto que afectan tanto a nivel respiratorio como a nivel cardiovascular", explica Pérez. No obstante, asevera que la mayoría de estos estudios emplean una cohorte de usuarios y otra de no fumadores.
No obstante, esto no significa que el humo de los vapeadores esté libre de sustancias potencialmente dañinas. "No es vapor de agua; hay partículas en suspensión y hay otros componentes como los que puede haber en el humo del tabaco", aclara. Un estudio de metanálisis publicado en Cureus: Journal of Medical Science detalla que "el vapor de los cigarrillos electrónicos incluye partículas que pueden entrar en la circulación y promover la inflamación".
Estas moléculas aumentarían el riesgo de ictus, infarto de miocardio y otros eventos cardiovasculares. A lo que habría que añadir el peligro de la nicotina, del que se sabe que es un vasoconstrictor que puede aumentar la presión arterial y la frecuencia cardiaca sobrecargando el sistema cardiovascular.
Los efectos de los cigarrillos electrónicos estarían afectando ya a los más jóvenes. Una encuesta reciente a estudiantes de 1º y 2º de la ESO, enmarcada en el Plan Nacional sobre drogas, reveló que el 25% de los adolescentes de esta franja escolar afirmó haber fumado un cigarrillo electrónico al menos una vez en su vida. Esta cifra se eleva al 54,6% si se amplía el rango etario hasta los 18 años.
¿Prohibido fumar en terrazas?
El equipo investigador de la Sociedad Española de Epidemiología ha sido uno de los grupos consultados para la redacción del borrador que se ha presentado este jueves. Pérez comenta al aproximarse al documento que hay que tener en cuenta que "no vamos a ser los primeros que implanten medidas" como el establecimiento de zonas libres de humo y limitaciones a los usuarios cuando se compartan espacios con menores de edad. Y pone algunos ejemplos de estados de EEUU y vecinos europeos.
También recuerda "la debacle" que se formó en 2011 cuando salió adelante la ley antitabaco que prohibía fumar en todos los espacios públicos cerrados y en algunos al aire libre, como parques y lugares de ocio infantil, colegios y recintos hospitalarios. Y años antes con la norma de 2004.
"Hay que pensar en la enfermedad que nos vamos a ahorrar y en el sufrimiento asociado a esas patologías", recuerda Pérez, tirando por tierra el argumento economicista defendido por el lobby del tabaco. Porque, explica, "en las anteriores reformas se ha visto que las consecuencias económicas no fueron terribles: ni aumentó el contrabando, ni generó pobreza, ni se ingresaron menos impuestos".
Pérez concluye con una reflexión. Para ella, el punto más conflictivo de la propuesta tiene que ver con la regulación de espacios privados. Muy polémica es la idea de que esté prohibido fumar dentro del coche en presencia de niños. En este supuesto, afirma, "entras en la libertad de cada individuo".