Horchata de chufa con una fallera en el tetra brik y publicitada como 100% valenciana que viene de Burkina Faso o Mali. Productos que se ofrecen como ecológicos y de comercio justo cuando no cumplen condiciones mínimas para ninguno de los dos e incluso han recibido denuncias de usar mano de obra en condiciones de semiesclavitud. Es la historia del documental Tigernut, la patria de las mujeres íntegras, de Andoni Monforte.
Una película que en realidad se estrenó hace más de seis años, en 2017, en el Festival de Cine de Derechos Humanos de Barcelona, y luego pasó por certámenes internacionales de cine documental de Reino Unido, Colombia o Estados Unidos. Y luego, desapareció.
En ‘Tirgenut, la patria de las mujeres íntegras’ se exponen las prácticas de una empresa valenciana, Tigernuts Traders, que llegó a denunciar al director y sus guionistas. Recientemente el proceso judicial al respecto terminó, después de que tres jueces considerasen el contenido del documental “veraz y de indudable interés público”. Ha vuelto a proyectarse tanto en Valencia como en Madrid y está disponible íntegro en YouTube, gratis para quien lo quiera ver.
“Más que ganado, no hemos perdido”, explica a Enclave ODS Llanos Rodríguez, supervisora de guion de la película y cooperante en la ONG CIM Burkina, con sede en València, “porque los jueces han dicho que no había caso y nuestro abogado nos ha dicho que delante de nuevo con el documental. Lo importante en este caso, que ya no está sucediendo exactamente igual, o se ha trasladado a otros países, como Mali, es que lo que vale para la chufa se podría aplicar al cacao, al café, a tantas otras cosas…”.
De la investigación al film
Pero empecemos desde el principio. En 2016 el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Chufa de València encargó a Andoni Monforte, futuro director del documental, investigar la venta de varias toneladas chufa producida en África con el sello de origen valenciano.
A partir de ahí Monforte se encontró con una trama que perjudicaba a todos los participantes del comercio de chufa (‘nuez de tigre’ o ‘tigernut’ en inglés, de ahí el título de la película): agricultores africanos, valencianos, productores de horchata, compradores… A todos, menos a los intermediarios que vendían chufa africana recogida en condiciones de semiesclavitud como si fuese de comercio justo o incluso haciéndola pasar por valenciana.
La investigación desveló como la mayoría de trabajadoras trabajaban sin protecciones ante el sol, las picaduras de escorpiones habituales en la zona, echando más horas de las legales en su país y cobrando apenas un euro al día. También que los intermediarios europeos pactaban precios por la compra del producto que luego no cumplían. Y, en algunos casos, se sospecha que boicotearon la venta directa a España para mantener los precios que les convenían y que arruinaban a los agricultores.
La empresa valenciana perdió el sello de comercio justo Ecocert (considerado uno de los más fiables dentro de la Unión Europea) y tuvo que modificar su página web, admitiendo que la mayor parte de su producción era de procedencia africana y no española.
Para muchos pequeños agricultores la entrada de chufa extranjera como valenciana no es un asunto menor. En 2019, con la película paralizada por la cuestión judicial, la Unió de Llauradors de València denunciaba la venta en Alboraia, el municipio del que es originaria la horchata valenciana, de chufas por debajo de su valor de mercado en España. En principio, “completamente legal”, pero era una “clara muestra de competencia desleal” que hundía a los productores locales.
Otras organizaciones, como ASAJA, han exigido en repetidas ocasiones que se compruebe que las chufas africanas cumplen los mismos requisitos sanitarios y laborales que las producidas en Europa antes de venderse en la UE.
Una cosa que deja clara Tigernut, la patria de las mujeres íntegras son los peligros de la deslocalización alimentaria, y cómo los destinos del agricultor africano y el español acaban unidos, quieran estos o no. Al bajar los precios en Burkina Faso o Mali a partir de 2015 y 2016, se desplomaron los de València. En 2023 el Golpe de Estado en Níger, donde en ese momento se producían 8000 toneladas anuales, también hizo tambalear el mercado.
El documental ha tenido tiempo de actualizarse para bien. En 2017, al tiempo que la película se estrenaba, algunas de las agricultoras afectadas por la estafa se constituyeron en cooperativa con ayuda del propio Monforte, varias ONG valencianas y colectivos de productores de chufa tradicionales de nuestro país.
“Ahora mismo, en Burkina Faso la situación es complicada por la escalada terrorista. Ha desplazado a millones de personas y se han abandonado muchas hectáreas de cultivo. Eso lo unes a la inflación por la Guerra de Ucrania”, explica Llanos Rodríguez. “La cooperativa está ya en su sexta campaña, ya tiene el certificado de la calidad de la chufa y estamos trabajando en el de comercio justo”.
Actualmente trabajan en ella casi 1000 agricultores, el 85% mujeres. El objetivo es que en uno o dos años la empresa sea sostenible económicamente sin ayudas externas y transparente en cuanto al comercio justo y la producción con estándares. Las cooperativistas, además, están trabajando con formación y ayuda de productores tradicionales valencianos, de los que han aprendido técnicas y también la elaboración de la maquinaria de recogida.
Insiste Rodríguez en que “es posible que esta trama concreta no funcione ya como tal, al menos donde nosotros tenemos conocimiento”, pero “todos los temas que estaban alrededor de eso siguen vigentes: la corrupción, las estafas, el comercio injusto, el consumo responsable, la explotación laboral… Todo eso está de rabiosa actualidad, desgraciadamente”.
Quizás hoy “no es la chufa, pero pueden ser las naranjas, las patatas… no hay más que revisar la etiqueta en el supermercado, porque es obligatorio que ponga el origen. Se arruina a agricultores de dos continentes y, además, violando los Derechos Humanos básicos”.