Blanqueamiento de nubes marinas —o marine cloud brightening (MCB), en inglés—. Esta no tan nueva idea está cobrando fuerza a medida que los avances tecnológicos abren cada vez más el abanico de posibilidades para hacer frente a un planeta en calentamiento. Sus defensores sostienen que esta técnica (y otras similares) limitarán los efectos del cambio climático. No obstante, otros advierten que este tipo de geoingenierías podría desestabilizar el sistema climático.
La faena consiste en bombardear las nubes que bailan sobre las aguas oceánicas con sales pequeñas partículas de sal generadas por la pulverización de agua de mar en el aire. De acuerdo con la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de EEUU, esto permitiría que "el vapor de agua se acumule en la superficie de estas partículas de sal creando gotas de nubes adicionales que reflejarían más luz solar hacia el espacio".
En los últimos treinta años, la posibilidad de domar y manipular las nubes ha sido barajada por numerosos científicos; y la incertidumbre por sus efectos en las dinámicas del clima ha perdurado. Algunos expertos han advertido que este tipo de "geoingeniería" corre el riesgo de desestabilizar aún más un sistema climático ya profundamente perturbado.
A principios de marzo, durante la Asamblea de Medioambiente de las Naciones Unidas, se consideró una resolución sobre la modificación de la radiación solar que inicialmente pedía la convocatoria de un grupo de expertos para examinar sus beneficios y riesgos, pero fue desestimada por falta de consenso.
¿Es viable?
Un estudio publicado el 20 de marzo en la revista Science Advances que recogía la opinión de 31 científicos atmosféricos examinaba la viabilidad técnica de esta propuesta teórica y sugería una hoja de ruta para acerar su implementación práctica que incluía estudios de laboratorio, experimentos de campo y modelado de nubes.
"El interés en el MCB está creciendo, pero los responsables políticos actualmente no tienen la información que necesitan para tomar decisiones sobre si se debe implementar MCB y cuándo", dijo en un comunicado Graham Feingold, autor principal e investigador del Laboratorio de Ciencias Químicas en la NOAA.
No obstante, otras investigaciones han evaluado el potencial peligro de esta idea: desde sus efectos impredecibles en el clima y los patrones meteorológicos, hasta la vulneración de los derechos humanos, pasando por la pérdida de biodiversidad.
Desde 2017, un proyecto a pequeña escala ha estado realizando ensayos. Desde un barco se bombea agua de mar hacia el cielo regando así las nubes. Tras años de ensayos, el proyecto aún no ha aportado pruebas empíricas revisadas por expertos de que esta técnica pueda reducir la temperatura de la superficie del mar o proteger a los corales de la decoloración.
Inyección de aerosoles estratosféricos (IEA)
La inyección de aerosoles estratosféricos (IEA) consiste en catapultar partículas a la estratosfera terrestre para que reflejen la luz solar en el espacio, emulando la forma en que los volcanes han enfriado temporalmente el planeta al escupir dióxido de azufre durante las erupciones.
Las propuestas actuales de MCB se basan en la pulverización de agua salada, que imitaría los penachos de emisiones ricas en azufre de chimeneas de barcos o volcanes, para aumentar la concentración de aerosoles en la atmósfera marina inferior. En condiciones ideales, las gotas de agua salada se evaporan y producen partículas finas que son transportadas a la capa de nubes por movimientos turbulentos y convectivos del aire.
"Potencialmente perjudicial"
En términos más generales, 101 gobiernos aprobaron el año pasado una declaración en la que describen la geoingeniería marina, incluido el blanqueamiento de nubes, como "potencialmente perjudicial por sus efectos generalizados, duraderos o graves". También se evaluaban otras técnicas como el aumento de la alcalinidad de los océanos, el cultivo de biomasa para la eliminación de carbono y el incremento del albedo de las superficies mediante partículas reflectantes y/u otros materiales.
[Iluminar las nubes para frenar el deshielo: la técnica que enfrenta a expertos de todo el mundo]
Otro estudio publicado en la revista Geophysical Research Letters el pasado mes de febrero sugirió sugiere que, aunque una inyección brusca de aerosoles a finales de este siglo podría provocar cierto enfriamiento de los océanos, no sería suficiente para modificar pautas oceánicas "obstinadas" como la circulación meridional atlántica, que según algunas investigaciones ya se está debilitando.
"El resultado general es que creemos que podemos controlar la temperatura de la superficie de la Tierra, pero otros componentes del sistema climático no responderán tan rápido", afirma Daniel Pflüger, oceanógrafo físico de la Universidad de Utrecht que dirigió el estudio. "Tenemos que reducir las emisiones lo antes posible. Sólo hablamos de geoingeniería porque falta voluntad política para mitigar las emisiones".
[Una flota de 'burbujas espaciales' del tamaño de Brasil para detener el cambio climático]
Algunos modelos predictivos han demostrado que se requerirían al menos 100 años de inyección de aerosoles para ver cambios significativos. "Los plazos de despliegue dependen considerablemente de la mitigación, las emisiones negativas y la incertidumbre climática, aunque ninguno de estos factores por sí solo puede predecir su duración", explica un equipo de investigadores en un artículo publicado el año pasado en la revista Earth System Dynamic.