Como Superman girando a la contra del movimiento rotatorio de la Tierra y dando marcha atrás al tiempo, el calentamiento global y su subsecuente deshielo (acelerado) de los polos también estaría 'jugando' con las manecillas del reloj. Un nuevo estudio publicado el miércoles 27 de marzo en la revista científica Nature asegura que la desaparición del hielo en Groenlandia y la Antártida estaría detrás de un fenómeno inusual: afecta a la precisión de los relojes y, en concreto, al tiempo universal coordinado (UTC, por sus siglas en inglés).
El texto, firmado por Duncan Agnew, de la Universidad de California, asegura que el UTC, el estándar por el que se regulan los relojes y la hora en todo el mundo, podría llegar a requerir de un "segundo intercalar" (o segundo adicional) "negativo tres años más tarde de lo que necesitaría si el deshielo no se produjese". Y es que, cabe recordar que desde 1972 se añaden estos segundos adicionales —uno o, en algunos casos, incluso dos al año— al tiempo universal coordinado para que la hora esté sincronizada con la rotación de la Tierra.
El marco de tiempo, así, es consistente con el movimiento del globo y su posición (o inclinación) respecto al firmamento. La importancia de estos ajustes está relacionada con la velocidad sólida angular de la Tierra, que ha ido disminuyendo. Pues son muchas las actividades humanas que requieren de una escala de tiempo consistente y estandarizada como la UTC. La medición del tiempo, por tanto, va más allá de poner en hora los relojes de hogares y centros de trabajo. En la computación en red o los mercados financieros, por ejemplo, es vital la precisión temporal.
Las claves del estudio
La investigación de Agnew utiliza un modelo matemático para analizar los efectos en las variaciones del conocido como momento angular del planeta en el 'reloj' global. "La velocidad angular del núcleo, en su mayoría, líquido de la Tierra ha ido disminuyendo a una tasa constante que ha aumentado la velocidad angular de la Tierra (para conservar el momento angular)", describe en el estudio. Este efecto ha tenido como resultado que, en las últimas décadas, solo fuese necesario añadir "unos pocos" segundos intercalares al UTC.
Sin embargo, Agnew, al extrapolar al futuro las variaciones en la rotación terrestre, ha sido capaz de predecir que en 2026 se necesitará añadir un segundo intercalar negativo al UTC. Pero el problema está en que el planeta se encuentra en medio de un cambio climático antropogénico que, como explican los expertos, modifica sustancialmente su estado natural.
Por eso, el investigador, además, se dio cuenta de que el derretimiento de las capas de hielo de Groenlandia y la Antártida que lleva ocurriendo desde hace varias décadas también "ha disminuido la velocidad angular de la Tierra sólida" de una manera más rápida que hasta el momento. Teniendo en cuenta esta tendencia, Agnew es capaz de predecir la velocidad angular de la Tierra.
Así, estima que la UTC "no requerirá un segundo intercalar negativo hasta el año 2029". Esto, asegura, supondrá un "problema para la sincronización de redes informáticas". Incluso, insiste, requeriría de cambios en la manera en que se "alinea" la UTC con la rotación de la Tierra.
Es decir, según Agnew, el calentamiento global y el UTC están "inextricablemente unidos" y lo estarán "aún más en el futuro". Porque, asegura, la aceleración del deshielo poblar es la culpable directa de que la rotación terrestre cambie y, por ende, las manecillas del reloj se retrasen.
El tictac en negativo
Los relojes atómicos son los encargados de medir el tiempo o de, por así decirlo, ofrecer la hora de manera ultraprecisa. Estos dispositivos están, además, alineados con la rotación de la Tierra. De ahí que desde los años 70 del siglo pasado se hayan ido sumando segundos adicionales al UTC.
Sin embargo, Patrizia Tavella, del Departamento del Tiempo de la Oficina Internacional de Pesas y Medidas, explica en un artículo que el descubrimiento de Agnew puede acarrear un gran problema. "Nunca se han sustraído segundos adicionales" de los relojes atómicos que marcan el UTC. Esto es, "no hay precedentes de lo que pueda suceder cuando llegue el momento de hacerlo", asegura Tavella.