"Una especie muy voraz, que se alimenta de pequeños peces y crustáceos y se adapta rápidamente a nuevas presas. Puede llegar a aumentar en 30 veces el volumen de su estómago y puede aguantar largos periodos de inanición". Así es como describe el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras (CEEEI) del MITECO al temido pez león (Pterois miles y P. volitans). Esta es una de las más de mil especies exógenas que se han colado por el canal de Suez en las últimas décadas.
Originaria de los océanos Pacífico e Índico, primero discurrió por las aguas de Israel en 1991 y lentamente se propagó al este del mar Mediterráneo, plagando los mares Egeo y Adriático. Tal como explica el responsable del programa de Océanos de WWF España, Óscar Esparza, en declaraciones a ENCLAVE ODS, en principio "la zona de entrada está claramente identificada por la zona de Suez; es ahí desde donde ha empezado a asentarse". Además, añade, "también se baraja la posibilidad de que haya entrado a través de los barcos por aguas de lastre".
Se ha registrado su presencia en la costa tunecina y, a finales de agosto de 2022, un buceador grabó a un ejemplar en la playa Corralete (cerca del faro del Cabo de Gata). "Creemos que la ruta más probable de introducción del pez león en Cabo de Gata (Mar de Alborán) es desde Túnez a través del norte de África, por lo que es muy probable que existan poblaciones establecidas en Marruecos o Argelia aún por descubrir", comentaban Ángel Belmonte-Gallegos y José Carlos Báez en un exhaustivo estudio sobre las especies invasoras en el Mediterráneo.
Otro estudio publicado el año pasado que recopiló avistamientos de centros de buceo en 2021 y 2023 baraja otra posibilidad: "Dado que no existen poblaciones establecidas en estos lugares, los individuos de España pueden ser el resultado de liberaciones aisladas en acuarios". Según su análisis, "en solo dos años el pez león ha ampliado su área de distribución invasora en el Mediterráneo en dos frentes: el norte del mar Egeo y el sur del mar Adriático". En 2023 se detectó su presencia en casi todos los centros de buceo consultados al norte del mar Egeo. Y se reportó en las aguas de Israel, Chipre, Turquía, Grecia y Albania.
Los científicos ya habían pronosticado en 2020 la "colonización del Mediterráneo" del pez león. En un documento que revisaba su distribución en octubre de 2019 se señaló que "incluso el más moderado de los escenarios examinados para 2050, indica un riesgo de expansión considerable hacia el Adriático medio y el Mediterráneo occidental".
Voraz y oportunista
Los peces león tienen un apetito voraz, lo que los hace especialmente peligrosos para las especies autóctonas. Un estudio reveló que el 95% de las presas del pez león se componía de especies de importancia ecológica y económica. Su arma más mortífera son las neurotoxinas de su estructura proteínica. Una sustancia venenosa que se encuentra en sus 13 espinas dorsales, tres anales y dos pélvicas, que la segregan a través de glándulas apocrinas. El veneno, aunque sirve como mecanismo de protección contra otros peces, no es mortal para el ser humano, aunque puede llegar a ser peligroso, llevando incluso a la hospitalización.
"Come muchísimo", explica Esparza. Su estómago puede expandirse hasta 30 veces su tamaño. Pueden alimentarse continua y rápidamente cuando el alimento es abundante, tolerando también periodos prolongados de inanición cuando el alimento escasea. En su hábitat natural, cuentan los investigadores Louise Gentle y Nicholas Ray de la Nottingham Trent University en un artículo para The Conversation, "se alimenta de gran variedad de presas [son mesopredadores generalistas], entre las que se incluyen peces pequeños, moluscos e invertebrados, que atrapa escupiendo chorros de agua para desorientar a sus víctimas antes de comérselas".
"Ya que se encuentra aquí en el Mediterráneo, una zona muy cómoda para poder reproducirse". Se estima que una hembra puede producir unos 30.000 huevos al mes —unos 4 millones al año—. Además, la falta de depredadores naturales en el Mediterráneo y el deterioro acelerado de los ecosistemas, afirma el experto, convierte al ser humano en su principal depredador.
En el océano Atlántico, el pez león solo se establece en lugares con temperaturas invernales medias superiores a 15,3 °C y tiene dificultades para sobrevivir en aguas de menos de 10 °C. El mar Mediterráneo, habida cuenta de su progresivo calentamiento, está favoreciendo su proliferación. "Hay especies, como el pez león o el conejo, que son oportunistas y se aprovechan del clima favorable", señala Esparza.
Según el CEEEI, los peces león son un factor de riesgo para la biodiversidad de los arrecifes: tienen un impacto sobre los procesos de los ecosistemas marinos por su competencia sobre las comunidades piscívoras. La competencia con otras especies por alimento y la alta depredación sobre especies autóctonas ponen entre la espada y la pared a muchos peces, pudiendo llegar a acelerar su extinción.
La cuestión del pez león ya se ha elevado a las instituciones europeas para que sea incluido en la lista de especies invasoras preocupantes de la UE (Reglamento UE 1143/2014). Está en segundo lugar en la lista de 95 especies invasoras nuevas o emergentes que deberían priorizarse para su posible inclusión en la "Lista de la Unión".
Un coladero de especies invasoras
Desde su apertura en 1869, el canal de Suez ha permitido el paso rápido de productos manufacturados y grano hacia el sur desde Europa hasta el Golfo Arábigo, y de petróleo hacia el noroeste desde el Golfo hasta Europa occidental. No obstante, ahora no son solo mercancías las que llegan por el Mediterráneo.
La reciente ampliación y profundización del canal de Suez están provocando una rápida afluencia de especies no autóctonas, a lo que se suman unas aguas más calientes. El Mediterráneo Oriental es el mar más invadido del planeta. Según el Manual of invasive alien species in the Eastern Mediterranean, de la UICN, "se calcula que entre el 70% y el 90% de las especies exóticas presentes en el Mediterráneo proceden del canal de Suez". Y los estudios científicos dan cuenta de 838 especies exóticas, pero "se calcula que el número real asciende a 1000".
Una vez asentada la especie, resulta muy difícil aplacar su presencia por completo. Por eso la prevención y los sistemas de alerta temprana son las herramientas más prácticas. Muchos gobiernos se topan con obstáculos como la escasa concienciación pública, una capacidad de supervisión inadecuada, la ausencia de prioridades de actuación claras y consensuadas, la falta de medidas eficaces de respuesta ante emergencias, una legislación obsoleta o inadecuada y la escasa coordinación entre el Gobierno y otras partes interesadas.
Si el pez león llegara a establecerse en las costas españolas, argumenta Esparza, "habría que explorar qué medidas ecológicas se podrían implementar; es una especie que altera drásticamente los ecosistemas en los que se encuentre". Y además, "tendrían un impacto sobre las pesquerías, ya que devoran los recursos", concluye.