La calidad del aire es una de las asignaturas pendientes en las ciudades y afecta especialmente a los más pequeños y especialmente el tráfico es el gran culpable de los bajos niveles de calidad del aire. Recientemente, la Unión Europea dictaminó que ninguna de las 20 ciudades más pobladas de España respeta los nuevos límites a los principales contaminantes: el dióxido nitroso (NO₂) y las partículas (PM2,5)

Un nuevo estudio, publicado en abril en Environment International y liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por la Fundación 'la Caixa', revela que la exposición de los gases contaminantes hasta los cuatro años luego repercute en déficit de atención. Se les observó una peor capacidad de atención en niños y niñas de cuatro a seis años. Este efecto persistió sólo en los niños, no en las niñas, en edades de seis a ocho



La autora del estudio Anne-Claire Binter subraya el potencial impacto de la contaminación en el aire relacionada con el tráfico retrasa el desarrollo de capacidad atencional: "El córtex prefrontal, la parte del cerebro responsable de las funciones ejecutivas, se desarrolla lentamente y va madurando durante el embarazo y la infancia".

[Cómo es la vida en la ciudad con peor calidad de aire del mundo: "La contaminación reduce cinco años de vida"]

En declaraciones a ENCLAVE ODS | EL ESPAÑOL, Binter explica que los fetos y los bebés se ven más afectados porque el cerebro no está totalmente desarrollado al nacer y cualquier alteración durante el desarrollo puede llevar a consecuencias permanentes. 

En referencia a la diferencia por sexo, reconoce que todavía no se entienden completamente. "Una hipótesis es que el cerebro de los varones madura más lentamente. Un mecanismo de los efectos de la contaminación del aire en el cerebro es el aumento del estrés oxidativo. Los organismos femeninos controlan mejor el equilibrio de este estrés lo que podría mitigar el efecto de la contaminación del aire en las niñas". El estudio no encontró asociaciones con pérdida de memoria en esas edades.

Los académicos se han basado en el análisis de 1.703 mujeres y sus hijos e hijas pertenecientes a los grupos de estudio del proyecto INMA de estudio de infancia y medio ambiente. El estudio usaba el No2 como marcador del tráfico especialmente concentrado en ciudades por el tráfico, pero es un gas generado en los procesos combustión también aplicable a fábricas en zonas industrializadas. 

Hay una sólida base científica que relaciona la calidad del aire con consecuencias en la salud en todas las edades. Estudios anteriores habían explorado los efectos del dióxido nitroso y el tracto respiratorio. Aun así Binter llama a seguir investigando los efectos en edades más avanzadas. 

Los niños son los más vulnerables

Desde Unicef celebran este tipo de estudios centrados en la infancia porque hasta ahora, dicen, se había obviado este grupo poblacional que además es el más vulnerable. Rocío Vicente, especialista en programas internacionales, recuerda que 90% de la población infantil está expuesto a altos niveles de contaminación atmosférica

"Estamos en una triple crisis planetaria: la climática, la pérdida de biodiversidad y la de la contaminación. De hecho, éstas se impactan mutuamente y se retroalimentan", dice Vicente. Y añade: "La crisis climática está impactando en la salud, a nutrición, incluso la educación de los niños y las niñas". 

Estamos en una triple crisis planetaria: Climática, de biodiversidad y contaminación del aire"

Rosa Vicente, especialista en programas internacinales

Unicef propone que la acción esté basada en la protección, la preparación y la prevención. La calidad del aire además se relaciona con las olas de calor que cada vez son más recurrentes e intensos. Es algo para lo que hay que estar preparados como efectos puntuales, pero la contaminación del aire es un problema de largo recorrido, y para la prevención hay que reducir "de forma drástica las emisiones de gases de efecto invernadero". 

Las capitales apuestan por la bici

Los coches son los principales emisores de No2 y PM2.5, los culpables de la mala calidad del aire. Y las ciudades están intentando ponerse a los pedales y limitar su acceso a los centros históricos con las zonas de baja emisiones. En Europa estaba el ejemplo de Ámsterdam como meca de las bicis y ahora llega París.

Un reciente estudio estimó que la bici ha superado al automóvil como medio de transporte en el interior de París y con los desplazamientos entre el centro y los suburbios; el 14% se hizo en bici frente al 11,8% en coche. Madrid, por su parte, se muestra orgulloso por haber cumplido por segundo años la directiva de calidad del aire. Pero no es suficiente.

Para facilitar la transición de la movilidad, como se expuso en IV foro económico Wake Up, Spain!, organizado por EL ESPAÑOL, las ciudades están apostando por un transporte público cero emisiones. Pero no todas lo hacen por igual. El ministerio de Transporte ha negado el cambio que pretendía hacer el ayuntamiento de Murcia a los carriles bici que se habían pagado con fondos Next Generation. Así ha abierto la puerta a la devolución de entre 10 y 20 millones de euros

El Gobierno aprobó 1.500 millones de los fondos Next Generation para impulsar zonas de bajas emisiones y la ampliación de la red de carriles bici. Desde entonces, algunas alcaldías —Logroño, Valencia o Valladolid o Murcia— anunciaron la intención de rebajar las limitaciones para devolver espacio a los coches. El Ministerio de Transporte advirtió a los ayuntamientos que les retirarían las subvenciones si no se dedicaban a los proyectos a los que se habían asignado

La transición de movilidad es imparable. La mayoría de las ciudades y sus ciudadanos cambian el modelo de transporte, al menos en las distancias cortas. Bici, metro, autobuses y andar es la forma más económica, sana y amable para terminar la última milla.