La responsabilidad del usuario —o poner el arnés— es el primer paso antes de una persona con perro guía emprenda un trayecto a su destino. Esta es la primera lección que se enseña a las personas ciegas a las que se le concede esta facilidad, explica Pilar Legidos, instructora de movilidad. Un equipo de ENCLAVE ODS ha acompañado a esta técnica de la Fundación ONCE del Perro Guía (FOPG) y a Orca, una perra que está en la última fase de su adiestramiento, paso previo a la entrega al usuario. 

Pero antes de ponerle el arnés, describe mientras lanza las órdenes a la perra, se empieza por un echado para relajar al perro. "Así ella sabe que la cosa va en serio", bromea. Después, tanto el usuario como su lazarillo se mentalizan para el viaje y el segundo se coloca unos centímetros por delante, y "siempre a la izquierda", explica Legidos. Y se echa a andar. 

Durante el trote, lo más importante, relata la instructora, es que el usuario sepa dirigir al perro guía. "Trabajamos el principio de la línea recta; los perros esquivan los obstáculos, pero siempre van a ir en la misma dirección. Es el usuario el que decide cómo 'doblar centro'". Es decir, decide y le hace saber al perro guía si quiere ir hacia la derecha o la izquierda. Para eso, es indispensable que el usuario sepa orientarse. 

[¿Por qué no debes tocar a los perros guía?]

Además de los obstáculos, hay otros factores que condicionan el movimiento de los perros guía: las distracciones. Aquí se incluyen condicionamientos externos, como cuando un viandante —sin avisar al usuario— se acerca a acariciarlo o la mera interacción entre dos perros que se acercan para saludar, o incluso la propia conducta del animal, como ese instinto basurero que le mueve a olisquear o aproximarse, a veces de manera precipitada, a comida. Independientemente de lo que sea, "lo más difícil para un usuario es discernir entre un obstáculo y una distracción".

La instructora de movilidad, Pilar Legidos, de la Fundación ONCE del Perro Guía (FOPG) adiestra a Orca para que pueda guiar a un usuario. Esteban Palazuelos Boadilla del Monte, Madrid

"Si tú te paras y tocas al perro, tiene que reanudar esa concentración", recalca Legidos. El tiempo que pueden permanecer los perros totalmente concentrados —y de manera ininterrumpida— es similar al de un ser humano: se sitúa en torno a los 40 minutos. Sobre todo cuando el usuario ciego está en una zona que no tiene muy trabajada, "la distracción puede desorientar al perro, girar su posición y alterar su línea de facha; podemos provocar un error de ruta" añade la instructora. 

Orca se distrae con otro perro en la calle. Esteban Palazuelos Boadilla del Monte, Madrid

Recomendaciones a no usuarios de perros guía

Conocedores de que los perros guía son encantadores, tienen un comportamiento ejemplar e inspiran mucha ternura por la actitud y labor que realizan, la Fundación ONCE del Perro Guía ha elaborado una serie de recomendaciones para la ciudadanía y el correcto comportamiento adecuado de otras mascotas:

- Nunca distraigas al perro guía si lleva puesto el arnés, porque se encontrará realizando su labor de guía o pendiente de comportarse de forma adecuada al lugar en el que está, en apoyo a la persona ciega. En caso de que quieras acariciarlo, pregunta primero a su usuario o usuaria si puedes hacerlo.

- Nunca des comida a un perro guía. No conoces si tiene alguna intolerancia alimentaria y le puedes provocar un problema digestivo que perjudique su salud y altere el apoyo que le brinda a la persona ciega. Ten presente que existen alimentos adecuados para los humanos que son perjudiciales para los perros.

- Nunca dejes a tu perro suelto si hay un perro guía cerca. Mantenlo siempre controlado a tu lado.

- Si quieres dar alguna indicación a la persona ciega, nunca tires para ello de la correa ni del arnés del perro. Simplemente, dirígete a ella y hazlo, preferiblemente, por su lado derecho, el contrario al perro.

- Los perros guía también disfrutan de muchos momentos de descanso y esparcimiento. Respetemos su labor mientras van guiando, y dejemos el juego y los saludos para su tiempo de ocio.

Bordillo, hombro e instinto de preservación 

Lo primero que hace Legidos cuando echamos a andar durante el paseo es lanzar una pregunta: "¿Qué es un bordillo para un perro?". La respuesta es sencilla: "Nada". La instructora se aproxima a un paso de cebra con un coche a punto de pasar y Orca se detiene y marca el bordillo. 

Orca se detiene frente a un paso de peatones. Esteban Palazuelos Boadilla del Monte, Madrid

¿Y qué ocurre cuando no hay bordillo —ni un desnivel— y es un paso de cebra a ras de suelo? "Esos son más difíciles", confiesa Legidos. Pero hay elemento en las aceras que facilitan la tarea de cruza: las superficies pododáctiles. O lo que es lo mismo, baldosas con cambios de textura que indican a las personas con discapacidad visual y personas ciegas que están ante un paso de cebra. 

En cada cruce y paso de cebra, Orca mira atentamente al hombro derecho de Pilar. "El perro guía tiene que ampliar su campo de trabajo tanto en altura como en anchura. Vale. Su hombro derecho ya no existe. Ese es el futuro. A veces mira por si me golpeo con algo", relata la instructora. 

Orca observa atentamente el hombro derecho de la instructora de movilidad Pilar Legidos. Esteban Palazuelos Boadilla del Monte, Madrid

¿Y qué pasa con los vehículos que no suenan? Aquí se incluyen los coches, patinetes y motos eléctricas. "Contamos con el instinto de preservación de la especie. Si el usuario no escucha el tráfico y le marca un avance al perro, no se va a mover del bordillo", describe Legidos. Y añade: "El animal no es tonto; por su integridad no va a avanzar".

Legidos pone a prueba a Orca con una obstrucción total del pavimento: una valla que interrumpe la ciruclación de los viandantes en una calle. Y, al mismo tiempo, demuestra por qué las personas ciegas con bastón quieren tener un perro guía. La razón que se deduce es para no perder el tiempo.

Orca se detiene al lado de una obstucción total del pavimento pese a las indicaciones de la instructora de continuar el paso. Esteban Palazuelos Boadilla del Monte, Madrid

Con el bastón, la persona ciega debería acercarse a la valla e identificar el objeto para después volver al punto inicial, cruzar el paso de cebra y continuar por la acera de al lado. Otra opción sería preguntar —en caso de que hubiera alguien cerca—. Con el perro guía, y como bien demostró Orca, el usuario puede continuar su trayecto por el lado izquierdo de la calzada habilitada para los peatones. 

El perro elige al usuario

¿El usuario elige al perro guía o es al revés? Esta es una pregunta que te podrías estar haciendo. Legidos es tajante: los técnicos de la Fundación ONCE del Perro Guía son los encargados de perfilar estas parejas. Es en la etapa de instrucción cuando Legidos —o alguno de sus otros 11 compañeros de departamento— elabora un perfil de los perros donde figuran características como el temperamento, los malos hábitos, sus capacidades sensoriales o incluso si presentan alguna función motora limitada (p. ej. cojera). 

"Construimos unidades desde el perro", reitera. Teniendo esta información, consultan los perfiles suministrados por los usuarios y los técnicos de evaluación y emparejan al perro guía. Después, se comunica la decisión y las personas ciegas ingresan en residencias de la FOPG localizados en Boadilla del Monte donde pasarán alrededor de dos semanas con sus compañeros caninos, donde aprenderán las órdenes básicas y los cuidados que les tienen que proveer. 

Una sesión de obediencia matutina de los usuarios en el hall de uno del bloque residencial de la FOPG. Esteban Palazuelos Boadilla del Monte, Madrid

La zona residencial del complejo de adiestramiento de perros guía de la FOPG está compuesta por 19 habitaciones. "Aquí se quedan los usuarios de toda España que van a recibir un perro guía: viven en régimen normal y gratuito", explica la instructora Raquel Blesa, que como Legidos lleva más de 15 años trabajando en el departamento. "Los usuarios están aquí para aprender a manejarse con su perro", explica. 

"Hay usuarios nuevos, como Conchi Navarro [la usuaria, que reside en Legazpi y de 51 años de edad, acaba de dar su primer paseo con su perra guía] que aprenden por primera vez cómo hacerlo, pero también hay renovadores", señala. Con este concepto, Blesa se refiere a aquellos usuarios cuyos perros ya se han jubilado. 

Conchi pasea con su perra, acompañada de la instructora Raquel Blesa. Esteban Palazuelos Boadilla del Monte, Madrid

Navarro ha notado "una diferencia abismal" con respecto a cuando caminaba con su bastón. "Yo siempre he salido con mi bastón porque me daba mucha confianza. Pero bueno, con ella es el primer paseo que hemos hecho. No te imaginas todos los obstáculos que me ha evitado", ha declarado tras su primer paseo.

La realidad es que Conchi y otras personas ciegas solicitantes de perros guía llegan a esperar 4 o 5 años hasta que le conceden el servicio. La demanda es altísima. No obstante, la FOPG está ampliando sus instalaciones para doblar su capacidad: se entregan unos 130-140 perros guía al año. 

Los requisitos del usuario solicitante de perro guía

Los requisitos para que te concedan el servicio de perro guía son tres: ser mayor de edad, afiliado a la ONCE y usuario habitual de bastón:

- El primer paso tras la solicitud consiste en la entrega de cuatro informes acerca del usuario y elaborados por cuatro profesionales de la ONCE: un médico, un técnico de rehabilitación (TR), un asistente social y un psicólogo.

- El TR brinda información sobre el equilibrio de la persona, el número de pasos que da, o las rutas que suele hacer. El asistente social estudia el núcleo y alrededores de la vivienda, así como las condiciones de la casa o piso donde vive el usuario.

- El médico informa del peso, la altura y la fuerza de la persona y, por último, el psicólogo habla sobre su comportamiento, cómo reacciona el usuario ante adversidades, cómo se comunica, etc. Una vez la comisión valora estos informes, los califica como aceptados o como pendientes de otros informes o de visita, en el caso de que se quiera aclarar algún aspecto sobre ellos.

El proceso de adiestramiento de un perro guía es costoso —el monto total ronda unos 40.000 euros)— y atraviesa una serie de etapas (nacimiento, cría, socialización, entrenamiento, adiestramiento, curso, etc.) en las cuales permanece en constante evaluación para garantizar que no haya ninguna complicación y los perros crezcan sanos y sean aptos para prestar el servicio de guia a las personas ciegas. Durante su estancia con la familia educadora, todos los gastos están cubiertos por la FOPG.

Del quirófano a la perrera

"De cada camada que tenemos, el departamento de cría escoge un número tanto de machos como de hembras y se encargan del resto", señala la coordinadora de perreras, Mónica Montero Ruiz, explica de que se encarga su departamento, que supervisa el crecimiento de los cachorros y el estado de las madres. Las hembras, debido al desgaste que sufren en los tres o cuatro partos que atraviesan, se jubilan a los cinco o seis años.

Tal como ha adelanado Monterio, todo comienza en el departamento de cría, donde se encargan de toda la parte genética."El primer paso es seleccionar a los futuros reproductores; hacemos pruebas de genéticas, evaluaciones para descartar que tengan problemas clínicos, como la displasia de cadera o de codo y hacemos test comportamental, una prueba de corazón y otra teleología", arguye Irene Melendre Becerril, veterinaria del departamento de cría. 

Hay determinadas razas de perro que son idóneas para el trabajo. "El labrador es la mayoritaria, pero también trabajamos con pastor alemán y golden retriever", añade Meledre. Los profesionales del centro también comentaron que se había empezado a hacer cruces entre labrados y caniches (y perros de agua). Estas razas híbridas son ideales para usuarios con alergia a los perros: "El pelo que tienen hace que haya menos posibilidad de provocar alergias", añade Melendre. 

Los cuencos de los perros de las perreras que han preparado las cuidadoras. Esteban Palazuelos Boadilla del Monte, Madrid

 

"Para el seguimiento de salud de los perros guía durante el periodo de entrenamiento e instrucción hay otro equipo designado", señala Luisa Benhamu, cuidadora de perreras del área hospitalaria. Una vez nacen, los cachorros pasan a la zona hospitalaria, donde permanecen con sus madres durante dos meses. Benhamu dirige la visita hacia el bloque de cachorros.

"En un bloque de cachorritos o de partos no se les exige ni a ellos ni a las madres prácticamente ninguna obediencia", explica mientras se pone las calzas y los guantes de látex para ingresar a la zona. Estas medidas se mantienen para proteger a los neonatos de riesgos sanitarios. Allí nos presenta a la perrera donde se encuentran Rasel (♂), Reina (♀) y Roomba (♂), nacidos el 15 de febrero. 

Rasel (♂), Reina (♀) y Roomba (♂). Esteban Palazuelos Boadilla del Monte, Madrid

Los camadas van pasando por distintos centros durante su etapa en perrera: primero deben pasar 56 con sus madres en el bloque de partos para ser vacunados a continuación; pasan al bloque de cachorros donde permanecen vacunados sin entregar; después realizan varias visitas al veterinario para castrarlos y suministrar las vacunas restantes; y los que ha sido escogidos como reproductores se separan de la camada. 

De la perrera a la residencia

Después de este período en la perrera, relata Benhamu, "salen con la primera familia, con quien se quedarán durante unos diez meses". La familia, que debe necesariamente residir en la Comunidad de Madrid, tendrá que acudir periódicamente a las consultas con los veterinarios del centro.

"Los supervisores de cachorros deben estar totalmente seguros de cómo evoluciona el perro en la residencia", explica. A diferencia de lo que se podría creer, durante esta etapa el perro guía necesita crecer en entornos con muchos estímulos. De esa manera, explican desde la FOPG, estará mejor preparado para el servicio de guía. 

La cuidadoras se encargan del cepillado de los aspirantes a perros guía. Esteban Palazuelos Boadilla del Monte, Madrid

Si en algún momento del adiestramiento los perros desarrollan conductas temperamentales o si no se desarrollan correctamente, esta será la primera familia a la que se contactará para ofrecerles la posibilidad de quedarse con el animal. En cambio, si el perro se adiestra con éxito y es asignado a una persona ciega, el primero en la cola será el propio usuario. La duración del servicio de perro guía se limita a 12 años aproximadamente. 

Aquiles y Acebo, ambos pastores suizos, juegan en uno de los patios de las perreras. Esteban Palazuelos Boadilla del Monte, Madrid

"Una vez que se jubila, el usuario tiene la opción de quedárselo, perdiendo su estatus de perro guía. Esto significa que ya no puede entrar en todas partes; se convertiría en perro de compañía", explica Benhamu. Después seguiría el mismo proceso: primero se ofrece a la familia y después a las de la lista de espera.