Los problemas de salud mental representan un desafío significativo, ya que afectan a millones de personas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que aproximadamente 450 millones de personas viven con algún problema de salud mental, posicionando estos entre las principales causas de enfermedad y discapacidad en todo el mundo.
El emprendimiento social es un campo estimulante, que apasiona, pero que presenta desafíos. Solucionar problemas de raíz atendiendo a las personas más vulnerables puede ser titánico. Sumado están las situaciones vitales como superar una crisis tras la maternidad por la dificultad a la hora de conciliar, hasta haber vivido muchos años con el dolor de sufrir violencia de género, el estrés de dedicar tu vida a otros, tener que lidiar con un equipo y los retos que conlleva este liderazgo humanista.
Las enfermedades crónicas, las separaciones dolorosas, los hogares disfuncionales, la exclusión por género, las migraciones involuntarias, los descalabros económicos, la enfermedad de un hijo… Son todas situaciones de la vida que pueden verse magnificadas en el caso de un emprendedor social, porque su vida, volcada a procurar el bienestar de otros, se obsesiona con resolver un problema social, y con ideas estructurales para hacerlo.
Desde revolucionar los comedores escolares para crear un modelo sostenible a prevenir enfermedades raras con inteligencia artificial. Esto se puede constatar en las historias de vida de muchos Ashoka Fellows de España. Un estudio de la Schwab Foundation for Social Entrepreneurship revela que más del 40% de los emprendedores sociales enfrentan retos relacionados con su bienestar y salud mental, y reportan altos niveles de estrés y agotamiento.
Esto se suele traducir en dolencias físicas y emocionales. También en una suerte de desapego de sí mismos, de su entorno familiar y social, que los aleja de un estilo de vida equilibrado, tanto en lo material como en lo espiritual. Para muchos de ellos, la pandemia de la Covid-19 y sus diferentes consecuencias hicieron que esta situación se intensificara. Y, en ciertos casos, sus afecciones se agravaron en al punto que tuvieron un impacto en sus organizaciones y su capacidad de innovar, colaborar y generar cambios.
En vista de esto, Ashoka España y Portugal, la organización que cuenta con la red más grande de emprendedores y emprendedoras sociales, en el marco de su alianza con IKEA España, ha desarrollado el programa Más allá del bienestar para ofrecer herramientas y prácticas que ayuden a mejorar su bienestar.
Una de las herramientas que se ha originado a partir de esta iniciativa ha sido el Atlas de bienestar. Este informe recopila tanto los aprendizajes y reflexiones de la primera edición del programa “Más allá del bienestar”, como conclusiones y experiencias extraídas de entrevistas en profundidad en torno a las historias de vida de algunos de los emprendedores y emprendedoras sociales que participaron en el programa.
“Este documento es una guía valiosa para entender los desafíos específicos del sector y ofrece soluciones prácticas para mantener el bienestar mientras se persiguen objetivos de cambio social”, afirma Mireya Vargas, la autora del texto. Vargas es emprendedora social de Ashoka desde 1998 y fellow del Distinguished Career Institute de Stanford University (2019).
Lleva más de 30 años dedicada a la investigación, la innovación social y la consultoría en emprendimiento y desarrollo sostenible en Iberoamérica, dedicada especialmente en los últimos quince años al bienestar psicológico y el desarrollo humano.
Ana Bella Estévez, Francisco Díaz, José Mari Luzárraga, María Almazán, Marta Pérez y Pablo Santaeufemia han sido los seis Ashoka Fellows entrevistados para complementar los aprendizajes del programa Más allá del bienestar y otras iniciativas del tema de salud mental y bienestar en general. Estas cobran especial relevancia al demostrar cómo el bienestar personal influye directamente en el éxito y la sostenibilidad del emprendimiento social.
Resurgir después del dolor
Ana Bella Estévez transformó su experiencia de violencia doméstica en la creación de una red global de apoyo para mujeres supervivientes llamada Fundación Ana Bella. A pesar de su éxito en conectar a 50.000 mujeres en 88 países, ella enfrentó una epifanía dolorosa sobre su propio bienestar en 2014.
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Un encuentro de Ashoka global sobre bienestar la llevó a cuestionar su desatención personal y a cambiar su enfoque hacia un cuidado más holístico de sí misma. Esto, eventualmente, mejoró su liderazgo y repercutió en la sostenibilidad de su fundación.
Innovación desde la empatía
Francisco Díaz creció en un entorno de generosidad en Extremadura. Y, por ello, encontró en la arquitectura, y más tarde en la tecnología, medios para mejorar la vida de los demás.
Su proyecto, Autofabricantes, se enfoca en soluciones tecnológicas accesibles, como prótesis en 3D para niños. Sin embargo, el ritmo de trabajo frenético le enseñó, a la fuerza, la importancia de establecer límites. Su camino hacia un equilibrio más saludable comenzó cuando se dio cuenta de que era necesario cuidar de sí mismo para poder cuidar de otros.
De la educación social a la espiritual
José Mari Luzárraga, cofundador de Mondragon Team Academy (MTA), ha transformado su experiencia en el sector empresarial en una plataforma educativa global para jóvenes que resuelven retos en su entorno a través del emprendimiento en equipo. Con un enfoque en el aprendizaje colaborativo y la innovación social, enfatiza la importancia de la salud mental y el bienestar en la educación emprendedora.
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Su propia experiencia de padecer una enfermedad de gravedad le mostró que el camino de la espiritualidad y el amor a la familia son centrales para el buen vivir. También se le hizo evidente que la prosperidad de cualquier iniciativa depende tanto del crecimiento personal como del profesional.
El tejido de la vida emocional
María Almazán dejó una carrera prometedora en la industria de la moda por su inconformidad con las prácticas insostenibles y poco éticas que presenció. Fundó Latitude para promover una cadena de valor textil sostenible.
El camino no fue fácil. Tuvo que enfrentar desafíos que iban desde el agotamiento hasta el rechazo por parte de su junta directiva cuando decidió priorizar su maternidad. El apoyo del programa de Ashoka y su propio compromiso con el bienestar integral han sido claves para enseñarle a conectar con su propia vida emocional, priorizar lo familiar, y mantener su integridad y liderazgo efectivo.
Deporte que conecta y sana superación
Desde niña, Marta Pérez se interesó por el deporte y la justicia social. Estas pasiones la llevaron a crear la Fundación Segunda Parte, dedicada al deporte adaptado para personas con daño cerebral adquirido.
Sin embargo, la presión de liderar una organización y ser madre la sumergió en una crisis de ansiedad que la obligó a reconsiderar su ritmo de vida. Su participación en el proyecto Más Allá del Bienestar (MAB) de Ashoka fue crucial para aprender a equilibrar su vida personal y profesional, e integrar el bienestar como un pilar en su organización.
Emprendimiento y aceptación plena
Pablo Santaeufemia comenzó su camino social con Bridge for Billions, una plataforma que democratiza el acceso al emprendimiento. A pesar del éxito inicial, el descuido de su bienestar personal lo llevó al borde del agotamiento.
Luego de una operación de emergencia, ha comenzado a valorar su propia salud tanto como su empresa. Aprendió la importancia de liderar no solo con ambición, sino también con empatía y desde el autocuidado.
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Las historias de cada uno de estos agentes de cambio enseñan que el bienestar personal no es un lujo, sino una necesidad crítica para el éxito sostenible en el emprendimiento social. Sus viajes personales no solo han transformado sus vidas, sino que ha calado en sus organizaciones, donde hay ahora una cultura de cuidado que extienden a sus comunidades y equipos.
Por ello, desde Ashoka se trabaja por cambiar las narrativas para que consideren la vida emocional. La identidad de los emprendedores sociales debe incluir la búsqueda de su propio bienestar para así redefinir el éxito de los emprendimientos. Preparar la próxima generación de emprendedores sociales para asumir dichos cambios es una tarea ineludible y urgente de comenzar desde ahora.
*** Victoria de la Mora es responsable de Fellowship de Ashoka y Mar Bombardo, analista en Comunicación de Ashoka.