Desde mediados de junio, decenas de miles de grillos, saltamontes y langostas amenazan 400 hectáreas de cultivos en el valle del Guadalhorce, en Málaga. A principios de mes, en Madrid saltaban las alarmas —que se 'apagaron' pronto, eso sí— por una supuesta invasión de polillas que, en realidad, no era tal: estos insectos hicieron un alto en su camino migratorio en la capital, de camino a latitudes más frías.
Las plagas veraniegas —que no siempre son tal— de insectos varios son un tema recurrente cada vez que empieza la época estival y, sobre todo, las vacaciones. A los artrópodos ya mencionados se les suman los mosquitos tigre o las cucarachas. Pero no son los únicos.
Y, cada vez que aparecen, seguro que más de uno se pregunta para qué sirven. En estos momentos, probablemente, sean los agricultores malagueños los que clamen al cielo y se pregunten por qué estos bichos se están empeñando en arruinarles las cosechas. Los insectos, los animales más diversos del planeta, no están aquí porque sí, ni para hacer que los humanos pasen un mal trago.
En Mucho más que bichos(Pinolia, 2024), el investigador y ecólogo gaditano Fernando Cortés-Fossati responde a una pregunta clave que él mismo se hace en el libro: "¿Y entonces, pa' qué sirve un bicho?". La respuesta, recogida en más de 300 páginas, es clara: para mucho. O, como él mismo escribe, "para todo".
Ya lo dijo en una entrevista con ENCLAVE ODS el biólogo británico Dave Goulson:"Nos guste o no, somos parte de la naturaleza; estamos conectados con todas las criaturas, las necesitamos, incluso si vivimos en una ciudad, necesitamos su ayuda para cultivar comida. Dependemos de todos los seres vivos para el suministro de alimentos, incluso de los 'bichos'".
Los insectos son, aunque a muchos les disgusten, tan necesarios como otros animales. Y eso que, como escribe Cortés-Fossati, "a causa de los impactos que la actividad humana está provocando en el planeta, el ser humano está extinguiendo a los artrópodos, y deteriorando servicios ecosistémicos regulados por ellos y que son fundamentales para el funcionamiento de nuestra realidad tal y como la conocemos… Y por ende, para nuestra propia supervivencia".
'Bichos' para todo
"Sin comunidades saludables y bien numerosas de artrópodos, los ciclos de nutrientes en el planeta no funcionarían como lo hacen", explica Cortés-Fossati en su libro. Porque los insectos son, a fin de cuentas, los responsables de que los mares y los suelos sean fértiles.
En tierra firme, asegura el ecólogo, "se estima que habita tal cantidad de artrópodos que el peso en toneladas de carbono que registran es igual al de toda la humanidad y todas las cabezas de ganado del mundo juntas". Según el Museo Nacional de Historia Natural de Chile, se calcula que tan solo se conocen poco más de 1 millón de especies de insectos. Sin embargo, "las estimaciones más conservadoras sugieren que esta cifra podría fluctuar entre 4 a 5 millones de especies".
Sin este verdadero "ejército de trabajadores implacables", indica Cortés-Fossati, la vegetación de todo el planeta "se iría a pique". Pues son los insectos los que reciclan sus nutrientes o airean el suelo. Sin 'bichos', por tanto, "las zonas naturales estarían totalmente deterioradas". La "concepción" que tenemos de la agricultura, asegura, también desaparecería sin estos pequeños animalillos.
Cabe recordar que los insectos son los mayores polinizadores del planeta. Y "muchísimas plantas con flor son exclusivamente polinizadas" por ellos, matiza el ecólogo gaditano. Si las plantas no crecen de manera adecuada, aclara en su libro, "tal vez la composición de la atmósfera cambiase en nuestra contra, más si los seres humanos siguiésemos contaminando".
Los animales que se alimentan de insectos y sus depredadores tampoco podrían subsistir si estos desapareciesen. Tampoco lo harían los seres vivos que utilizan el oxígeno del agua para respirar: "Sin millones de bichos comiendo algas microscópicas en los mares y otros cuerpos de agua, estas crecerían sin control, gastando su oxígeno y asfixiando a todo ser vivo que lo usase", explica Cortés-Fossati.
El ecólogo concluye que "sin artrópodos, todo estaría lleno de animales en descomposición, de árboles muertos, de miles de millones de toneladas de desperdicios que nadie daría abasto para reciclar, ni tampoco tendría las herramientas necesarias para hacerlo de la forma óptima y devolver nutrientes al ciclo de la vida".
Eso sí, insiste en Mucho más que bichos que no cree que el ser humano llegase a ninguno de estos escenarios, pues "desapareceríamos antes". Así de importantes son los insectos en nuestro día a día, aunque no nos demos cuenta.
Los bichos son vida
Cortés-Fossati insiste en su libro en que "los artrópodos nos dan la vida, nos dan salud, nos dan comida, cobijo, aire limpio, naturaleza y, en definitiva, una vida digna de ser vivida". Son, dice, "los que nos dan todo sin recibir nada a cambio", pues "nos hacen posible habitar este planeta". Y llevan sobre él mucho más que nosotros.
Tras 500 millones de años sobre la faz de la Tierra —en contraposición a "las pocas decenas de miles de años" que lleva el ser humano en ella—, los insectos se han convertido en el animal más imprescindible entre los animales. Y eso a pesar de que tienen vidas extremadamente cortas, algunos solo duran horas.
Sin embargo, recuerda Cortés-Fossati, "los seres humanos tan solo vivimos en el espacio entre dos compases de la mayor y más grandiosa sinfonía de todos los tiempos: la historia de la vida". Por eso, concluye en su libro, "hemos de aprender a convivir con ellos [los insectos, los bichos], a amarlos, a respetarlos y a conservarlos".