La causa de esta rápida disminución de estos grandes mamíferos marinos viene de la mano del hombre: el exceso de velocidad de los barcos que transitan en lo que se conoce como el Corredor de Migración de Cetáceos del Mediterráneo. Pero los datos científicos indican que la probabilidad de que una colisión tenga un efecto letal en una ballena se reduce hasta en un 50% si la velocidad del barco se reduce solo un 10%. Y si esa velocidad es un 20% inferior, incluso sube hasta casi el 80%.

"Limitar la velocidad del transporte marítimo de forma obligatoria es la única medida más eficaz e inmediata para evitar las fatales colisiones entre un barco y una ballena", ha dicho Carlos Bravo, portavoz de Ocean Care junto con una plataforma de 10 organizaciones ambientalistas que pide al Gobierno que baje la velocidad de los barcos. 

"Y la probabilidad de que esta sobreviva depende fundamentalmente de la velocidad que lleve el barco". Alnitak, Client Earth, Ecologistas en Acción, Greenpeace, GOB Mallorca, Fundación Marilles, OceanCare, Oceana, Save The Med y WWF están alarmadas ante la gran cantidad de tráfico marítimo que soporta el mar Mediterráneo y las consecuencias que tiene para la fauna marina. 

Sin embargo, "no estamos acusando al transporte de atropellar a las ballenas, es algo que ocurre a veces incluso sin que se den cuenta los cargueros de que ha pasado. Lo que tenemos que hacer es protegerlas con medidas sencillas como la propuesta, reducir la velocidad", añade Bravo.

Principal causa de muerte

Los cachalotes necesitan salir a la superficie para respirar, después de sus prolongadas inmersiones a gran profundidad para alimentarse. Una vez en superficie aprovechan para descansar y dormitar, lo cual los deja muy expuestos a ser embestidos por un barco. 

Por su parte, los rorcuales, cuando viajan o descansan, suelen hacerlo cerca de la superficie, por lo cual también son frecuentemente víctimas de colisiones.

Protecting Whales from World Shipping Council on Vimeo.

Según la plataforma de estas organizaciones ambientalistas, para estas dos especies, las colisiones con embarcaciones son la principal causa de muerte inducida por el hombre en el Mediterráneo noroccidental, una zona con una intensidad alta y creciente de tráfico marino. 

Los mamíferos, y también las tortugas, golpeados por las embarcaciones suelen resultar gravemente heridos o mueren. 

Para satisfacer la creciente demanda del comercio, hay cada vez más barcos, más grandes y más rápidos. Sin embargo, disminuyendo la velocidad de los buques a menos de 10-12 nudos, como se establece el Acuerdo sobre la Conservación de los Cetáceos del Mar Negro, el mar Mediterráneo o la Zona Atlántica Contigua (ACCOBAMS).

Y ya hay experiencias previas en mares de Estados Unidos y Canadá. Pero deben ser medidas obligatorias y extenderse a todos los buques, sin excepción. "Es necesario para que se creen unas condiciones equitativas para todas las compañías navieras, para evitar que haya desventajas competitivas entre empresas", añade el experto biólogo.

Corredor de cetáceos

La reducción de la velocidad en el transporte marítimo, además de disminuir el riesgo de colisiones con cetáceos, conlleva un ahorro de combustible y, por tanto, una reducción de emisiones de CO₂, así como contaminantes atmosféricos como el SOx, el NOx y el carbono negro. Eso sin contar con la reducción de contaminación acústica y ruido submarino.

El informe facilitado por Ocean Care señala que el movimiento de buques en el Mediterráneo noroccidental es de unos 220.000 al año, con velocidades medias de entre 14 y 20 nudos en el caso de los buques mercantes o incluso de hasta 35 nudos en el caso de los ferris, que son los que más rápido navegan de todos los barcos.

Corredor de Migración de Cetáceos en el Mediterráneo Enclave ODS

Según el análisis de los datos de navegación (AIS), cerca del 75% de la distancia total recorrida por los buques comerciales que navegan en esta zona se realiza a velocidades medias superiores a los 10 nudos. 

Y aquí, justo, se encuentra lo que se conoce como Corredor de Migración de Cetáceos del Mediterráneo, con una superficie de 46.385 kilómetros cuadrados localizados entre las regiones de Valencia, Cataluña y las Islas Baleares. Fue declarado Área Marina Protegida (AMP) en 2018 y poco después, en 2019 fue Zona Especialmente Protegida de Importancia para el Mediterráneo (ZEPIM). 

Por ese corredor pasan, además del cachalote y el rorcual, el delfín mular, el delfín listado, el delfín común, el calderón común, el calderón gris y el zifio de Cuvier, así como tortugas marinas, tiburones y aves marinas. 

El problema es que en esta zona no se puede predecir la presencia de cachalotes y rorcuales comunes. Es decir, en esta parte del Mediterráneo estas grandes ballenas están presentes en cualquier zona, así que desviar la ruta de los barcos no resulta viable. 

"España tiene jurisdicción ambiental en esta zona porque son aguas territoriales (aunque no nacionales). Por lo tanto, el Gobierno puede incluir estas obligaciones en el tráfico marítimo sin esperar más", concluye Carlos Bravo.