Cada año, miles de toneladas de plásticos y microplásticos acaban en los océanos, afectando a la fauna marina, por no hablar de los residuos químicos que también y, en última instancia, incide en los humanos. Son múltiples los estudios que periódicamente se publican, arrojando luz sobre cómo estos contaminantes entran en la cadena alimentaria y llegan hasta nuestras mesas, presentándose como un serio problema 

Este tipo de contaminación en los mares, sumada a la de los vertidos químicos, es una crisis silenciosa que afecta a todos. No solo daña la fauna marina, sino que también representan un riesgo para los organismos marinos y los seres humanos, siendo uno de los más perjudiciales los pélets plásticos y otros microplásticos, estos se presentan como uno de los principales responsables de esta crisis ambiental y humana. 

Es urgente tomar medidas para proteger los océanos y todas las especies que habitan en sus aguas, así como la salud humana, sin importar si se consumen o no peces. Crear conciencia y actuar de manera inmediata es primordial para esta 

La amenaza de los pélets

Estos pequeños fragmentos plásticos, utilizados como materia prima en la fabricación de productos de este mismo material, con frecuencia se vierten en el mar durante su transporte. Sin ir más lejos, el pasado año, el vertido de pélets frente a las costas de Portugal y Galicia puso de manifiesto una crisis medioambiental que afectaba a todo el planeta. 

Se estima que cada año se vierten entre ocho y doce millones de toneladas de plástico al mar, de los 400 millones que se producen de manera ininterrumpida, entre los que se encuentran los pélets. 

Los pélets plásticos, junto con otros microplásticos y fibras sintéticas presentes en el mar, son ingeridos por organismos marinos. Estos fragmentos son, a menudo confundidos con el plancton, una de las principales fuentes de alimento para muchos peces.

A medida que los peces pequeños consumen estos plásticos, los contaminantes escalan en la cadena trófica, siendo consumidos por peces más grandes que suelen terminar en nuestros platos.

Pélets de plástico flotando en el mar. iStock

Investigaciones del Instituto de Investigación en Acuicultura Sostenible y Ecosistemas Marinos (Ecoaqua) de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, han demostrado que los microplásticos no solo se quedan en el aparato digestivo de los peces, sino que también pueden transferirse a sus tejidos y órganos. Esto significa que los contaminantes entran en el metabolismo de los peces, y por ende, en el nuestro cuando consumimos pescado.

Impacto de los plásticos en peces

Los plásticos marinos son como esponjas, absorbiendo contaminantes orgánicos persistentes presentes en los océanos. Ecoaqua ha encontrado hasta 80 contaminantes diferentes en microplásticos recogidos en las costas de Canarias. Estos incluyen desde filtros ultravioletas de cremas solares hasta pesticidas prohibidos como el DDT (diclorodifeniltricloroetano), muchos de los cuales ya están presentes en los pélets de fábrica.

Esta misma organización revelaba en un reciente estudio que el 80% de las caballas salvajes capturadas en las Islas Canarias y el 65% de las lubinas de acuicultura contienen plástico en el estómago. Estos contaminantes se acumulan en el hígado de los peces, un órgano crucial para el metabolismo.

Pez nadando dentro de una bolsa de plástico. iStock

En experimentos, Ecoaqua alimentó a peces con pélets plásticos tanto nuevos como recogidos de playas contaminadas. En ambos casos, encontraron altas concentraciones de contaminantes en el hígado de los peces, siendo mayores en aquellos que consumieron plásticos expuestos al medio marino.

Plásticos en nuestra Dieta

La presencia de microplásticos no se limita a los océanos y sus habitantes. Un estudio liderado por el biólogo Kieran D. Cox de la universidad de Victoria, encontró que los estadounidenses pueden ingerir entre 39.000 y 52.000 partículas de microplásticos al año a través de alimentos comunes como mariscos, pescado, miel, sal, azúcar, cerveza y agua.

Además, la inhalación de microplásticos y el consumo de agua embotellada pueden incrementar significativamente estas cifras, presentándose como un verdadero problema para la salud

Diferentes platos con mariscos y pescados. iStock

La industria pesquera también debe adoptar prácticas sostenibles para minimizar la contaminación. Del mismo modo, a nivel individual, podemos contribuir reduciendo nuestro consumo de plásticos y optando por alternativas más sostenibles, además de apoyar investigaciones y proyectos que aborden la contaminación por microplásticos para abordar este problema global.