La contaminación del aire es responsable de 21.000 muertes anuales en España y 300.000 en Europa. Ante este panorama, desde 2015, se han abierto más de 1.000 casos judiciales en todo el mundo contra gobiernos y empresas, relacionados con el estado del medioambiente; sin embargo, y aunque sea primordial, aquello que respiramos no es lo único que debe preocuparnos.

Son constantes los estudios científicos que alertan sobre la contaminación del agua en todo el mundo. Desde grandes trozos de basura hasta sustancias químicas invisibles, una amplia gama de contaminantes acaba en los lagos, ríos, arroyos y océanos de nuestro planeta, que aunque en cierta forma parezca un efecto invisible, tiene grandes consecuencias para nuestro mundo.

La desaparición de la biodiversidad y los ecosistemas acuáticos, la alteración de la cadena alimentaria, la aparición de enfermedades por beber o utilizar agua contaminada y la mortalidad infantil son algunas de las grandes consecuencias de la contaminación del agua. En los últimos años, una de las grandes preocupaciones parece reunir todos estos conceptos, y es el cierre de playas. La última de ellas, la Playa Jardín, en Tenerife.

Playa Jardín, cerrada indefinidamente

El Ayuntamiento de Puerto de la Cruz, de acuerdo con el informe realizado desde la Dirección General de Salud Pública, ha establecido la abstención al baño a la población en general en todo el complejo de Playa Jardín, una de las más emblemáticas de la isla, por contaminación con aguas residuales.

Una prohibición indefinida que ha generado consternación tanto entre los residentes como entre los turistas —quienes ya han sido informados por The Sun— se ha adoptado debido a los preocupantes niveles de contaminación detectados en el agua, poniendo en riesgo la salud pública.

El motivo principal detrás del cierre de Playa Jardín radica en la detección de altos niveles de bacterias en el agua, específicamente Escherichia coli (E. coli) y Enterococos. Estas bacterias son indicadores de contaminación fecal y su presencia en cantidades superiores a las permitidas por las normativas de salud pública representa un serio riesgo.

Las pruebas de calidad del agua, realizadas de manera rutinaria por el servicio de salud pública, revelaron que los niveles de estas bacterias habían superado con creces los límites seguros, lo que llevó a la decisión de cerrar la playa de manera preventiva.

Aunque para muchos resulte desconocida, la bacteria E. coli puede provocar cuadros gastrointestinales por ingestión de agua, así como otro tipo de afecciones como infecciones respiratorias agudas e infecciones de oídos, ojos, fosas nasales y piel, tal y como señala el Ayuntamiento de Puerto de la Cruz.

La calidad del agua del Play Jardín ha pasado de excelente a insuficiente en tan solo ocho años, explica el Órgano de gobierno. "Esta decisión se extenderá de manera indefinida y es una medida como respuesta al deterioro de la calidad del agua que se viene presentando al menos desde el año 2016 en la zona de Playa Jardín y, sobre todo, en este último año 2024", indican en el aviso.

Bandera roja en Playa Jardín. Europa Press.

Para llevar a cabo esta medida, desde el mismo jueves 4 de julio se comenzó a informar la abstención temporal del baño por razones de protección de la salud, con cartelería en diferentes idiomas y en todos los accesos a la playa. Una prohibición que durará hasta que los análisis de las aguas digan lo contrario.

Desde el Ayuntamiento se reforzarán estos análisis, estableciendo un protocolo de seguimiento con el fin de determinar que los resultados de la evolución de los resultados permitan el levantamiento, cuanto antes, de esta medida de abstenerse al baño en la playa.

Por qué ha pasado y como evitarlo

El impacto del cierre de Playa Jardín es considerable para todos. En primer lugar, afecta directamente al turismo, una de las principales fuentes de ingresos para la isla. Playa Jardín, con su arena negra volcánica y sus jardines diseñados por el célebre artista César Manrique, es un atractivo turístico de primer orden.

En segundo lugar, los residentes locales también se ven afectados. Playa Jardín es un punto muy popular entre los habitantes de Tenerife, que ahora se ven privados de un espacio para el ocio e, incluso, para el deporte. 

Las autoridades han indicado que el cierre de la playa se mantendrá hasta que las pruebas de calidad del agua confirmen que los niveles de bacterias han vuelto a ser seguros. Se estima que este proceso podría durar varias semanas, dependiendo de la rapidez con la que se identifique y elimine la fuente de contaminación.

Se están realizando esfuerzos coordinados para investigar las posibles causas de la contaminación, que podrían incluir fallos en el sistema de alcantarillado, vertidos ilegales o escorrentías de áreas agrícolas.

La prevención de esta situación hubiera requerido una serie de medidas, que de forma general se suelen tener en cuenta. En primer lugar, la mejora y el mantenimiento regular de la infraestructura de alcantarillado es crucial para evitar filtraciones y vertidos accidentales de aguas residuales. Además, la implementación de un sistema de monitoreo más avanzado y frecuente podría haber detectado aumentos en los niveles de bacterias antes de que alcanzaran niveles peligrosos.

Por otro lado, una mayor concienciación y educación ambiental entre los residentes y visitantes sobre la importancia de no verter desechos en la naturaleza y de respetar las normativas locales podría haber contribuido a prevenir la contaminación. Añadido a la colaboración entre las autoridades locales y los agricultores para gestionar adecuadamente las escorrentías agrícolas, como medida esencial para proteger la calidad del agua en las playas.