Mientras los políticos rompen pactos por decidir quién se hace responsable de unos pocos niños migrantes en situación irregular, en el otro lado, el país entero vitorea a un hijo de padre marroquí y madre de Guinea Ecuatorial y a un descendiente de famiia Ghanesa. Lamine Yamal y Nico Williams son solo dos ejemplos de dos jóvenes que con la oportunidad que le ha dado el deporte han conseguido que su nombre esté en boca de todos.
No todos van a aupar a la selección a ser campeona de Europa, pero si una afición o habilidad sirve para poner a su alcance una vida mejor, ya es suficiente. Vanesa Jaraba, técnica de sensibilización de la organización de cooperación y ayuda Red Deporte, explica que ellos intentan democratizar las oportunidades, a través del ejercicio.
Red Deporte empezó con proyectos de cooperación internacional. Actualmente, tienen un proyecto en el barrio del Pilar en Madrid que combina deporte y educación para ayudar a niños y niñas de escasos recursos. Busca integrar a los jóvenes en el mundo laboral y ayudar a su desarrollo de habilidades. Allí van quienes de otro modo no podrían permitirse academias, deportes y las actividades que hacen la mayoría de los niños por las tardes.
"Buscamos el desarrollo integral en todas las áreas", dice Jaraba, "el deporte les ayuda a crear vínculos y apoyar aptitudes de liderazgo, empatía, sensibilización". Con cuatro horas semanales, dos días a la semana, le dedican la mitad del tiempo a jugar a fútbol y baloncesto y el resto a los estudios. Para ellos el deporte es una forma de motivar a los niños que participan en el proyecto y encontrar el sitio donde todos se sientan atraídos.
La oenegé se enfoca sobre todo en fútbol y baloncesto. Primero calientan, estiran, juegan y luego hacen los deberes. La asociación no se centra sólo en que saquen buenas notas y en la educación formal, sino que intentan dar un paso más allá y encontrar los valores de todo deporte. Atienden una treintena de chavales de entre 5 y 14 años a los que se ha visto progresar año tras año en aspectos como la resolución de conflictos, saber pedir ayuda y cómo prestarla, o simplemente gestionar las emociones.
Es un equipo multicultural con tantas historias como nacionalidades, apoyados por técnicos que hacen hincapié en la inclusión e igualdad de género. Muchos jóvenes tienen las tradiciones culturales de sus países muy arraigadas y desde Red Deporte intentan que los grupos sean lo más igualitarios posible con mucho trabajo de cohesión social: "Al final, gracias a su edad es más fácil trabajar con ellos. Se van dando cuenta de la situación en ese sentido porque intentamos siempre que practiquen en conjunto y que todos participen".
Liguilla casi profesional
La motivación también viene de la competencia sana. Ese es le caso de los chavales de la asociación Braval, en Barcelona, que hacen una actividad educativa y deportiva y juegan en la liga del Consejo Escolar que agrupa los equipos escolares. El objetivo de Braval es pivotar sobre el deporte para ayudar a que los chavales salgan adelante.
Josep Masabeu, presidente de la asociación, cuenta los beneficios que ofrece el proyecto. El primero es interactuar con otros barrios y conseguir romper estereotipos de un barrio conflictivo. El segundo, claro, es el formativo; los chicos y chicas tienen que acabar terminar la educación obligatoria. Y por último, como funcionan con voluntarios que están alejados de la frialdad profesional, pueden establecer relaciones más cercanas.
Masabeu dice que buscan "transmitir pautas de comportamiento y pautas de vida, de orden, de disciplina y de carácter con los compañeros". Si no, ríe Masabeu, siempre pueden 'amenazar' con quitarlo del equipo titular.
"Al final, como son niños, es más fácil trabajar con ellos. Se van dando cuenta de la situación en ese sentido porque intentamos siempre que practiquen en conjunto"
Esto es una buena forma de ocupar a los jóvenes en barrios problemáticos. Y el método funciona, en el caso de Braval llevan 25 años y por el equipo han pasado 1.600 jugadores que jugaban en todas las edades de fútbol y baloncesto, pero más importante, tienen un 90% de éxito escolar en la ESO. No todos podrán, como Nico Williams, meter un gol en la final de la Eurocopa, o tal vez sí, pero por lo menos es más fácil conseguir una vida estable. Eso es lo que necesita la mayoría de migrantes, la oportunidad.
Dos varas de medir
Aun así, la percepción social de la migración sigue siendo un problema. Según un estudio del centro de investigación ISEAK hay falsas percepciones generalizadas. Se tiende a exagerar la proporción de inmigrantes, su nivel de desempleo y la cantidad de ayudas públicas que perciben. De manera similar, se ve a la inmigración como una amenaza en términos "laborales, fiscales o culturales". Y la información de calidad sobre la ausencia de efectos negativos en el mercado laboral no aumenta el apoyo a las políticas de integración de los inmigrantes. Tal vez la victoria en un evento deportivo internacional sí lo consigue.
Pero todavía se mide a las estrellas deportivas con baremos diferentes y no se ve igual a Yamal y Williams que a otros migrantes más humildes. A pesar de los beneficios colectivos del deporte, si no se acompaña de medidas sociales, los efectos no son permanentes. Hay muchos clubes y asociaciones, como el caso de Red Deporte y Braval, que apoyan superar los estereotipos, aunque también hay un espejismo de los problemas sociales.
Antonio Santos, profesor de sociología en la Universidad de Valencia, advierte que a Yamal y Williams se les ha perdonado su origen porque "el fútbol crea una comunión entre los hinchas y porque son económicamente pudientes", y lamenta que "las contradicciones sociales y políticas son más hondas que unos días efervescentes de fiebre en las gradas para el recuerdo".
El mundo del espectáculo está lleno de estrellas deportivas, musicales o cinematográficas de todas las razas y etnias. Esa es la maravilla de la diversidad y el arte. Gracias a grandes actuaciones como la de la selección española de fútbol se superan las barreras, pero hay que hacer un esfuerzo y bajarlas a la gente real: al frutero que es hindú o al peluquero que es marroquí, y entender que muchas veces lo único que se necesita es una oportunidad. Mientras tanto, Santos dice que está bien que estos triunfos sirvan para poner políticas deportivas y sociales en marcha y ayudar a clubes modestos a acoger a estos jóvenes, que puedan tener un desarrollo personal en el deporte y fuera de él.