La carabela portuguesa, científicamente conocida como Physalia Physalis, es una criatura marina que también se conoce por diversos nombres como fragata portuguesa, barquito portugués o 'falsa medusa'. Su aspecto imponente y la amenaza que representa la han convertido en uno de los animales más temidos del mar, entre otras cosas por el desconocimiento al respecto y la habitualidad en los últimos años.
Mientras que animales marinos como los tiburones rara vez se acercan a la orilla y se reconocen con facilidad, la carabela portuguesa resulta un enigma aun para miles de personas. Su aspecto puede resultar curioso, indefenso e, incluso, puede llegar a parecer un residuo que ha caído al mar.
En cuanto a su habitualidad en España, las carabelas portuguesas son avistadas ocasionalmente en las costas del Atlántico y el Mediterráneo, especialmente durante los meses de verano. Esta temporada, las primeras ya se han dejado ver y, sobre todo, sentir: la primera picadura de esta medusa en la isla de Santa Clara, en Donostia, se notificó el pasado domingo.
Qué son las carabelas portuguesas
A menudo, confundida con una medusa, lo cierto es que la carabela portuguesa se trata de una sofisticada colonia de individuos llamados zooides. Este animal posee una forma distintiva de globo o vejiga llena de gas que puede medir hasta 30 centímetros de diámetro. Además, presenta largos tentáculos, de hasta 50 metros de longitud, que se reconocen fácilmente por su color azul o púrpura.
En la práctica, este animal puede parecer un tipo de submarino sobresaliendo del agua. A diferencia de las medusas, sus 'vejigas' flotan en la superficie del agua, mientras que los tentáculos permanecen por debajo. Aunque esto facilite su identificación en el agua, es cierto que si nunca hemos oído hablar sobre ellas pensemos que no corremos peligro.
Si la observamos detenidamente, la carabela portuguesa tiene forma de vela gelatinosa y de color violáceo. Recorre los mares impulsada por los vientos, mareas y corrientes y se encuentra generalmente en aguas cálidas. Los tentáculos, que en este caso se encuentran bajo el agua, están recubiertos de células urticantes, lo que hace que los encuentros con esta criatura sean especialmente peligrosos.
La carabela portuguesa es una especie depredadora. Utiliza sus tentáculos para picar y paralizar pequeños peces, crustáceos pelágicos y otros invertebrados. Sin embargo, cuando un bañista humano se encuentra por su camino, podría también tener la mala suerte de recibir una inyección de toxinas paralizantes, que utiliza como mecanismo de defensa.
Este mecanismo se activa automáticamente cuando se siente amenazada, liberando un veneno paralizante a través de sus tentáculos. Cada centímetro cuadrado de estos tentáculos contiene más de un millón de elementos urticantes que pueden causar reacciones alérgicas en los bañistas, según National Geographic.
Recientemente, la presencia de la carabela portuguesa ha generado preocupación en las costas de España. Estos organismos, que suelen habitar en aguas más cálidas y tropicales, han vuelto a acercarse a las orillas españolas, llevados por las corrientes marinas. Su llegada ha suscitado alertas y medidas de precaución en las playas, ya que sus picaduras pueden causar reacciones severas en las personas, incluyendo dolor intenso, erupciones cutáneas, y en casos más graves, problemas respiratorios y cardíacos.
Estos últimos años se han encontrado varios ejemplares en el Mediterráneo. En 2010, por ejemplo, se llegaron a registrar 100.000 colonias en el mar Mediterráneo, la península Ibérica y las islas Canarias.
Su presencia en las playas españolas no es necesariamente una invasión permanente inducida por el cambio climático, sino que habría que atribuirla a una combinación de condiciones meteorológicas y oceanográficas. Incluso, su acercamiento a las costas sí podría relacionarse con la disminución de ejemplares de tortuga boba, su principal depredador natural.
Qué hacer si te pica una carabela portuguesa
Todos alguna vez en la vida hemos oído hablar de las picaduras de las medusas y del dolor que ellas suponen. La picadura de la carabela portuguesa produce inflamación de la piel con un dolor y picor intenso, pero en algunos casos más graves puede causar fiebre, náuseas y convulsiones. En cambio, la picadura de una medusa produce una urticaria menos intensa, dolor de cabeza y agitación.
La picadura de una carabela portuguesa provoca una intensa sensación de quemazón, inflamación local, picor, así como un dolor muy agudo que puede provocar un shock anafiláctico e incluso una pérdida de la conciencia si la zona afectada es extensa. Aunque en el momento parezca imposible actuar, resulta fundamental saber qué debemos hacer en el caso de que nos pique no solo a nosotros, sino a otras personas.
- En primer lugar, ante una picadura de carabela portuguesa, se deben quitar los restos de tentáculos y/o los fragmentos. Al hacerlo es necesario evitar tocar directamente la zona, para que el veneno no pase a las manos. Por ello, puedes utilizar unos guantes, una tarjeta de crédito o un DNI o similar para poder deshacerse de los restos que hayan podido quedar en la piel.
- A continuación, se debe lavar con agua de mar la zona que se encuentra afectada por las picaduras.
- Seguidamente, es el momento de aplicar agua o un paño caliente a una temperatura de entre 40 y 45 grados centígrados, durante un espacio de tiempo de 15 minutos.
- En el caso de que el dolor persista, se debe consultar al médico o profesionales de la salud, que harán las pruebas pertinentes y aplicarán el tratamiento oportuno para poder hacer frente a las molestias sufridas.
Por otro lado, una vez conocida la forma en la que se debe actuar en caso de sufrir una picadura de carabela portuguesa, se deben tener en cuenta algunas consideraciones:
- No se debe aplicar agua dulce sobre la superficie de la piel afectada, ya que, en este caso, en lugar de ayudar a reducir el dolor de las picaduras, lo que provocará será que este dolor sea mayor.
- No se debe aplicar ni vinagre, ni amoniaco, ni orina, que son remedios naturales que se utilizan con frecuencia para tratar diferentes tipos de picaduras, pero que en este caso no serán efectivos para hacer frente a los efectos de la medusa.
- Se recomienda aplicar hielo cada 15 minutos para mitigar el dolor.
- Se debe evitar que la luz del sol incida directamente sobre el área afectada por la picadura, además de que no hay que tocar la zona ni rascarse.
- No tomar medicamentos sin que lo haya recetado un médico. Debe ser un profesional el que, en el caso de que los síntomas del dolor y picor no remitan, el que recete cremas con corticoides o algún tipo de antihistamínico por vía oral que ayude a mitigarlos.
Los expertos recalcan que, aunque en muchas ocasiones se asegura que la carabela portuguesa puede causar la muerte, esto solo sucede en aquellos casos en los que se haya producido la picadura por parte de un ejemplar grande o que hayamos sufrido un gran número de picaduras.
Por otro lado, hay que tener en cuenta que los tentáculos de la carabela pueden picar una vez muertos, por lo que no hay que tocarlos bajo ningún concepto en la playa. Si se avista, es importante llamar con la mayor brevedad a las autoridades competentes para que puedan actuar en consecuencia.
La picadura de estos animales marinos se puede prevenir evitando el baño si previamente se ha alertado de su presencia, así como saliendo rápidamente del agua en el caso de que se detecte una en las proximidades. Es fundamental no tocarlas, independientemente de que se encuentren en el agua, en la arena o sobre las rocas.