Un reciente estudio de la Red de Acción Europea contra los Plaguicidas (PAN Europa) ha revelado un alarmante dato que nos afecta a todos: el 94% del agua potable en la Unión Europea está contaminada con ácido trifluoroacético (TFA), un subproducto de los peligrosos "químicos eternos" o sustancias perfluoroalquiladas (PFAs).
Estas sustancias, tan presentes en productos ordinarios como los pesticidas, los extintores o los refrigerantes, como su nombre indica, son conocidas por su extremada perpetuación en el medioambiente, además de por ser uno de los peligros más potentes para la salud del ser humano.
A través de 55 muestras recogidas de agua potable, agua del grifo y agua mineral de 10 países europeos (Austria, Bélgica, Bulgaria, Croacia, Alemania, Hungría, Luxemburgo, Países Bajos, España y Suecia), los resultados reafirmaron lo que ya se había avisado en un estudio anterior de la PAN: las aguas subterráneas de los países de la UE albergan niveles alarmantes de PFAs.
Riesgo para salud
El TFA predominó entre los PFAs detectados, representando el 98% de estos contaminantes de las muestras analizadas. Estos "químicos eternos" son conocidos por su resistencia a la degradación, de ahí su preocupante apodo. Una persistencia que se acumula en el medioambiente, alertando a la salud de todos los organismos vivos, incluidos los humanos.
A pesar de que los niveles de TFA encontrados en las aguas analizadas incluían un promedio de 740 ng/L en agua potable y 278 ng/L en agua mineral, se encuentran por debajo del límite de detección establecido, siendo la situación realmente preocupante.
Los datos que se obtuvieron de las muestras de agua obtenidas de los diferentes países presentaba TFA en 34 de las 35 de ellas, lo que representa el 94% del total. No obstante, los niveles que se detectaron estaban por debajo de 740 ng/L, es decir, por debajo del "límite de detección" que se encuentra en 4,100 mg/L.
A pesar de su toxicidad y efectos a largo plazo en la salud humana, las investigaciones aún no son determinantes para conocer el grado de preocupación exacta, aunque sí existen diferentes estudios que asocian la exposición prolongada a PFAs con diversas afecciones de la salud, como problemas hormonales, cáncer y trastornos del sistema inmunológico.
Escasa regulación europea
Tal y como demuestra el estudio, existen ciertas deficiencias en la regulación europea de estos químicos. Actualmente, la UE carece de límites legales específicos para el TFA en el agua potable.
Aunque hay una propuesta para establecer un límite de 500 ng/L para el total de PFAs en agua potable a partir de 2026, los expertos advierten que esto podría no ser suficiente para abordar la magnitud del problema.
"El TFA ha sido y sigue siendo un químico 'invisible' desde una perspectiva legal, lo que ha permitido una contaminación masiva sin ser detectada", tal y como afirmaba Sara Johansson, experta en prevención de la contaminación del agua de la ONG Oficina Europea del Medioambiente (EEB).
Está previsto que en 2026 entre en vigor un valor límite estándar para el conjunto de las PFAs: 500 ng/L en agua potable. Sin embargo, esta medida podría modificarse con las nuevas leyes anticontaminación del agua que se discutirán en la Eurocámara este próximo otoño.
Por su parte, PAN Europa está recogiendo diferentes peticiones procedentes de múltiples ONGs para frenar esta realidad, abarcando la prohibición de PFAs y paliar el uso de estos "químicos eternos" dentro del marco de la UE, empleando otros métodos de fumigado, idealmente libre de químicos, menos perjudiciales para el hombre y el medioambiente.