A pesar de ser la gimnasta más laureada de todos los tiempos, la batalla más dura de la gimnasta Simone Biles es con la salud mental. Durante el transcurso de los JJOO de Tokio 2020, la estadounidense se quedó animando al equipo desde las gradas mientras padecía un bloqueo mental debido a los famosos twisties de los que tanto se habla en la gimnasia artística.
En ese mismo lugar y a falta de una final por equipos y cuatro finales individuales, Biles anunciaba su retirada de la competición más importante de todos los tiempos. Una decisión que recibió críticas muy duras, pero que puso sobre la mesa el tema que durante tanto tiempo había estado bajo llave, la salud mental y la importancia de priorizarla.
Dos años después, en el Mundial de Gimnasia Artística de 2023 celebrado en Bélgica, Simone Biles se alzó con cuatro oros y una plata, demostrando que estaba plenamente recuperada. Este 2024, ya luce una medalla de oro en los JJOO. Pero la batalla sigue en marcha. Y como ella, miles de deportistas de élite más, que a pesar de alzar trofeos y medallas, en su mente están en una lucha constante.
El deporte tiene una exigencia mental muy elevada. Según un estudio de la Universidad de Toronto, los deportistas de élite tienen más probabilidades de sufrir trastornos de salud mental como depresión, ansiedad y trastornos alimentarios con mucha más frecuencia de lo que la mayoría de la gente cree.
En este contexto, son muchas las formas de terapia las que se aconsejan, especialmente a los profesionales de tal nivel. Sin embargo, una de las más efectivas está lejos de lo que nos imaginaríamos, y para las gimnastas estadounidenses es un golden retriever de cuatro años llamado Bacon.
Quién es Beacon
Beacon es el primer perro de terapia de la USAG. Un golden retriever de cuatro años es el único miembro del personal de cuatro patas a tiempo pacial, que cuenta con su propio credencial y viaja con el equipo a competiciones importantes como las pruebas olímpicas. En su cuello cuelga la chapa con su nombre, acompañado del título que ostenta: "el chico más bueno".
El papel de Beacon fue vital durante las pruebas en Minneapolis, donde las gimnastas compitieron por un lugar en el Equipo de EE. UU. para los Juegos Olímpicos de París. Y su historia comienza con la exgimnasta y exentrenadora de gimnasia rítmica Tracey Callahan, quien le adoptó y llevó hasta donde está hoy.
Beacon nació en febrero de 2020 y fue adoptado por Calahan cuyo perro Tulsa, también golden retriever, había perdido la vida a fines de 2019. La exentrenadora y su marido se dieron cuenta de la alegría que aportaba Tulsa a la gente y de todo lo que el animal obtenía al trabajar con ellos.
Cuando Beacon creció lo suficiente, demostró que amaba a las personas y que claramente estaba hecho para la terapia con mascotas, por lo que al igual que con Tulsa, lo inscribió como perro de acompañamiento terapéutico.
Por su vínculo con la gimnasia rítmica, Molnar tenía relación con Caroline Hunt, amiga y vicepresidenta de USA Gymnastics, a quien le propuso un programa de perros de acompañamiento que tenía en mente desde hacía un tiempo. Desde entonces, acompaña a las profesionales a sus pruebas y en su camino hacia una salud mental óptima.
Cómo trabaja Beacon
Es fácil saber cómo los perros consiguen tranquilizar a las personas; sin embargo, Beacon y otros perros terapeutas son capaces de saber cuándo una de ellas necesita ayuda. A veces, Beacon dirige la atención de Callahan Molnar hacia alguien con un suave tirón de su correa. Se siente atraído por dos cosas: escuchar su nombre y un sentido innato de cuándo alguien lo necesita.
No todas las gimnastas crecieron rodeadas de perros, por lo que es consciente de que interactuar con Beacon es una experiencia nueva para algunas. "Capta el estrés y se acerca a esa persona de inmediato", explica Callahan Molnar a la ESPN.
La exentrenadora explica que los perros de terapia actúan como una especie de esponja emocional, ya que "absorben el estrés de las personas que están aliviando" algo que explica el motivo por el que, aunque esté tumbado durante horas, al final del día está agotado.
Beacon es posiblemente la cara más conocida cuando se habla de perros de terapia en el equipo de Estados Unidos, especialmente después de los JJOO; sin embargo, tiene otros muchos amigos con su misma función. Cuando viajan a las competiciones, Tracey organiza equipos locales de terapia con mascotas para trabajar con los atletas.
Cómo ayudan los perros en la salud mental
En primer lugar, los perros ofrecen una forma de compañía constante, lo que ayuda a reducir la sensación de soledad. La presencia de un perro puede proporcionar un sentido de propósito y responsabilidad, lo cual es especialmente beneficioso para personas que lidian con trastornos mentales.
La interacción con los perros también tiene un efecto fisiológico que ayuda a aliviar el estrés y la ansiedad. El simple acto de acariciar a un perro puede reducir los niveles de cortisol, la hormona del estrés, y aumentar la producción de serotonina y dopamina, neurotransmisores asociados con el bienestar y la felicidad.
Los perros son sensibles a las emociones humanas y a menudo responden con comportamientos que pueden ser reconfortantes, como acurrucarse o permanecer cerca cuando perciben que su dueño está triste o ansioso. Esta empatía natural ayuda a crear un vínculo afectivo que puede ser especialmente valioso en momentos de angustia emocional.
En situaciones de terapia, los perros entrenados se utilizan cada vez más para ayudar a personas con trastornos de ansiedad y estrés postraumático. Estos animales son capaces de reconocer signos de ansiedad y actuar de manera que ayudan a calmar a la persona, ya sea proporcionando una distracción o un punto de enfoque diferente.