Las normas están por algo, aunque a veces parezcan innecesarias. Los turistas cada vez buscan experiencias más extremas y los lugares más exóticos, y en esas situaciones la seguridad es un factor a tener en cuenta. Recientemente, un turista español perdió la vida arrollado por un elefante en un safari en el parque nacional de Pilanesberg, en Sudáfrica.
Según el informe de las autoridades, el hombre se bajó del coche y se acercó a una familia de elefantes, en época de reproducción, para sacar una foto y las consecuencias fueron fatales. Muchas veces, motivados en sacar la foto perfecta que nadie más va a tener, se buscan instantáneas con los animales más exóticos.
Esta vez fue un elefante, pero otras puede ser dar de comer a los patos o acercarse a un bisonte en el parque nacional de Yellowstone, Estados Unidos. Estos animales son fácilmente irritables y corren más rápido de lo que puede parecer según su tamaño.
Aun así, como se ha visto tantas veces, el buscar fotos y experiencias únicas pueden llevar a heridas, lesiones e incluso la muerte. Estas son algunas de las cosas que se recomiendan no hacer, pero que seguramente todos los turistas han alguna vez.
Acercarse a los animales
Parece que el animal cuanto más grande, mejor y si tiene colmillos o garras afiladas, fantástico. Es por eso por lo que en los safaris con vehículos rodados se recomienda no salir del vehículo ni acercarse a los animales.
En situaciones en las que los animales están acostumbrados a estar en libertad, o semilibertad, las bestias se pueden sentir intimidadas o amenazadas y agredir a los humanos en una reacción natural.
Por ejemplo, en el estado de Nueva York se ha prohibido hacerse selfies con oseznos, ya que son muy agresivos y por la propia naturaleza de la fotografía se les da la espalda, lo que no resulta la mejor de las ideas.
Esto vale para todos los animales. Desde los patos del parque, a los ciervos o cabras en los parques naturales. De la interacción con el hombre, los animales pierden su impronta y se habitúan al ser humano y los hace absolutamente dependientes.
También puede valer para acabar con un mordisco, un pisotón o un zarpazo más grave de la cuenta.
Traer especies invasoras
El impacto de la introducción de especies exóticas en nuevos ecosistemas por capricho de los turistas es un problema que a menudo pasa desapercibido, pero cuyas consecuencias pueden ser devastadoras para el medio ambiente.
Un ejemplo claro de esto es la proliferación de tortugas californianas y cotorras argentinas, dos especies que, en la década de 1990, se convirtieron en populares mascotas exóticas. Sin embargo, lo que comenzó como una moda inofensiva ha resultado en una grave amenaza ecológica.
Estas especies, al ser liberadas o escapar de sus dueños, han encontrado en sus nuevos entornos las condiciones perfectas para reproducirse sin control, lo que ha llevado a que se consideren especies invasoras. En muchos casos, han logrado desplazar a las autóctonas, alterando la biodiversidad local y provocando una serie de efectos en cascada que impactan en todo el ecosistema.
Fotos 'prohibidas'
El estudio del Journal of Travel Medicine ha revelado que casi la mitad de los accidentes reportados relacionados de algún modo con fotos en destinos turísticos se deben a caídas desde grandes alturas.
Estos incidentes ocurren cuando las personas —en su afán por capturar vistas excepcionales— se aventuran en zonas peligrosas como acantilados, miradores, edificios en construcción e, incluso, puentes emblemáticos como el de Brooklyn en Nueva York.
Y es que, a pesar del riesgo para sus vidas y de las multas asociadas, cada vez más viajeros parecen dispuestos a asumir estos peligros. Una actividad en la que España se ha posicionado como el cuarto país con mayor número de incidentes, superado solo por India, Estados Unidos y Rusia.
Aunque estos sucesos no involucran exclusivamente a los nacionales, se ha visto un aumento en el número de turistas que, atraídos por sus paisajes, se arriesgan de manera imprudente, poniendo en peligro su seguridad y la estabilidad de los lugares que visitan.
Destrozar patrimonio artístico
Si España es el país número uno de Europa en hacerse fotos en lugares que ponen en riesgo la vida, Italia, es el número uno donde destrozar patrimonio histórico y artístico.
El verano pasado, un turista británico fue cazado grabando su nombre y el de su novia en el Coliseo de Roma. Otro caso es el de dos alemanes que fueron detenidos en Florencia por pintar un grafiti en el Corredor Vasariano, construido por orden de la familia Medici en 1565.
El patrimonio histórico de la ciudad es uno de los aspectos que da riqueza al lugar. Por eso, especialmente en Europa —España en particular—, debemos cuidar los vestigios de la época romana, porque incluso coger una piedra de un lugar histórico puede ser reprobable.
Turismo responsable
Desde el Instituto de Turismo Responsable (ITR) explican que, además del riesgo personal que tiene el adentrarse en la naturaleza desconocida, también tiene un efecto en la otra dirección.
Así es la situación de muchos destinos donde a los turistas se les ofrece tomarse una foto con un cachorro de león o una serpiente, por ejemplo. Pero advierten: "La mayoría de estos negocios están llevados a cabo por mafias ilegales que maltratan a los animales para domarlos y que parezcan felices de participar en las fotos". Y con una sola foto se fomenta eta actividad.
El ITR menciona un estudio sobre el caso de los chimpancés. Se demostró que cuando se muestran imágenes de estos animales acompañados de un humano, se piensa que la especie no está en peligro de extinción, en comparación a cuando este está solo. Por eso se puede tener una idea errónea del estado de conservación de los animales salvajes.
A todo el mundo le gusta viajar, pero hay formas y formas de hacerlo. Las organizaciones llaman a un turismo responsable que apoye el comercio local y tenga en cuenta la propia huella en el entorno.