Yulia tuvo a su bebé en plena invasión rusa de Ucrania. Esta residente de Mariúpol reconoce que, a pesar de la situación que sigue viviendo su país, darle el pecho a su hija le hace sentir en paz. "Cuando estoy amamantándola, no tengo que preocuparme de potenciales complicaciones como infecciones intestinales", dice. Y confiesa: "Incluso cuando vivíamos en el refugio antiaéreo, me ayudaba a distraerme".
Esta ucraniana, además, asegura que siempre ha podido darle el pecho a su bebé y que incluso su niña ha llegado a ganar peso gracias a ello. Su historia es solo un ejemplo de cómo la lactancia materna influye no solo en el desarrollo de los recién nacidos, sino de sus madres. No por nada, la Organización Mundial de la Salud (OMS) asegura que en los primeros seis meses de vida la leche materna es fundamental.
Sin embargo, más de la mitad de bebés de todo el mundo se ven privada de ella por motivos que, en muchas ocasiones, trascienden a los deseos o preferencias de sus propias progenitoras. Y eso que, según un informe publicado por UNICEF, la OMS y Global Breastfeeding Collective, en los últimos 12 años, los bebés que se alimentan exclusivamente de leche materna ha aumentado un 10%.
Esta cifra se debe a que, tal y como afirma el informe, los países han hecho un esfuerzo para apoyar las prácticas de bienestar que protegen a las madres y sus hijos. Sin embargo, hay ocasiones en los que los periodos de lactancia se ven forzados a terminar antes de lo que la mujer querría. Una de las razones más habituales para ello suele ser laboral.
La conciliación, a fin de cuentas, aún no es una realidad en la mayoría de países del mundo. Por eso, en la Semana Mundial de la Lactancia Materna, Catherine Russell, directora ejecutiva de UNICEF, y Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, piden "apoyar a la lactancia materna como acción fundamental para reducir las desigualdades".
Por eso, la OMS recomienda que al menos durante los seis primeros meses que el bebé se alimente exclusivamente de leche materna. Esto ayudará a que desarrolle el sistema inmunológico y proporciona los nutrientes claves que le ayudarán a crecer fuerte y sano.
Se estima que los bebés que no son amamantados —en determinados contextos— tienen 14 veces más probabilidades de no alcanzar el año de edad. Una lactancia óptima podría, además, salvar la vida de 820.000 niños de menos de cinco años.
Lactancia y bebé
Según la OMS y UNICEF, la lactancia acarrea una serie de beneficios para los recién nacidos:
- Nutrición óptima: la leche materna contiene todos los nutrientes esenciales en las proporciones adecuadas, adaptándose para el crecimiento del bebé.
- Fortalecimiento del sistema inmunológico: contiene anticuerpos que ayudan a desarrollar al bebé las defensas contra infecciones y enfermedades. Es el mejor antibiótico.
- Desarrollo cognitivo: se asocia con un mejor desarrollo cerebral en comparación con los bebés alimentados con fórmula u otros sustitutos.
Lactancia y madre
La lactancia no solo beneficia al bebé. También ayuda a la mujer a recuperarse tras un parto. Estos son sus beneficios para ellas:
- Recuperación posparto: la lactancia estimula la liberación de oxitocina, una hormona que ayuda al útero a volver a su tamaño normal más rápidamente y reduce el riesgo de hemorragia posparto.
- Reducción del riesgo de ciertas enfermedades, como el cáncer de mama y ovario, y también se asocia con un menor riesgo de osteoporosis en etapas posteriores de la vida.
- Vínculo emocional: la lactancia promueve el vínculo entre la madre y el bebé, proporcionando un momento de conexión emocional profunda.
Lactancia en el mundo
A pesar del apoyo a las lactantes y las mejoras sociales, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) asegura que solo el 62% de los países disponen de, al menos, 14 semanas de baja por maternidad remunerada. Este sería el mínimo ideal que establece este organismo dependiente de Naciones Unidas.
Además, durante estas bajas remuneradas, indica la OIT, se debe contar con al menos dos tercios del sueldo total y cobertura de seguridad social o sanitaria (dependiendo del país). También recomienda que exista la posibilidad de reducir la jornada laboral sin que perjudique al sueldo que facilite la conciliación y los cuidados una vez la madre se reincorpore al trabajo. La OIT incluso sugiere que las empresas habiliten espacios seguros dedicados especialmente a la lactancia.
En Europa, el estado de bienestar protege, en la mayoría de los casos, las bajas por maternidad. India, Kazajistán y Uzbekistán cumplen con las recomendaciones de la OIT en lo que a la baja por maternidad se refiere. Aunque lo cierto es que sus legislaciones se centran en mujeres trabajadoras a jornada completa y con puestos estables.
Aun así, el informe de UNICEF recuerda que el 90% de los trabajos en los países en vías de desarrollo son informales y es difícil su recuento. Tampoco se puede asegurar que se cumplan con los derechos de los trabajadores. En estos puestos, los salarios son bajos, las prestaciones mínimas y no se tiene en cuenta el cómputo total de las horas.
Según el informe, este tipo de trabajadores muchas veces "están en sitios invisibles en los organigramas, perdidas en rutas de acuerdos e intermediarios". Así los jefes y las empresas no atienden a los derechos de las trabajadoras o se intentan amparar en las zonas grises de la legislación para aprovecharse del trabajador.
Para cerrar el informe, las organizaciones llaman a la acción de los gobiernos y de las empresas. "La lactancia es un derecho humano para el bebé y la madre. Los infantes tienen derecho a la vida y al desarrollo en las mejores condiciones posible de salud, en la que la lactancia se considera un componente integral". Por otra parte: "Las mujeres tienen derecho a la información acertada e imparcial para tomar una decisión correcta y el derecho adaptar la maternidad al trabajo".