Desde el caso de la oveja Dolly en 1996, cuando un grupo de científicos del Instituto Roslin de Escocia consiguió clonar un mamífero a partir de una célula adulta por primera vez en la historia, los avances en genética no han dejado de crecer. Ahora nace Teo, el primer cordero modificado genéticamente en España.
Ha sido gracias al Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (INIA-CSIC), que se ha podido lograr esta hazaña, porque Teodoro no es un cordero cualquiera.
Los investigadores, liderados por Pablo Bermejo-Álvarez y Priscila Ramos-Ibeas, han logrado una hazaña que parecía que no llegaría a España. Sin embargo, gracias a la tecnología CRISPR-Cas9, han creado una mutación específica en un gen relacionado con la fecundación, abriendo nuevas puertas para la investigación en fallos reproductivos, tanto en animales de granja como en humanos.
La tecnología permite realizar cortes precisos en el ADN y modificar genes específicos. Y es que, antes de su llegada, la creación de organismos genéticamente modificados (OGM) en mamíferos requería técnicas extremadamente complejas y poco eficientes, lo que limitaba en gran medida su uso en especies distintas.
De hecho, gran parte del conocimiento actual sobre procesos biológicos en estos animales proviene de estudios en ratones modificados genéticamente. Sin embargo, tal y como explica Ramos-Ibeas, "hay determinados procesos en los que existen diferencias entre ratones y otros mamíferos y, por tanto, no se pueden estudiar" a partir de los pequeños roedores.
Un cordero único
Teodoro representa una nueva frontera en la investigación genética aplicada a la reproducción. A diferencia de otros estudios que se realizan in vitro, en esta ocasión los investigadores decidieron llevar el proceso hasta el final, permitiendo que el embrión modificado genéticamente completara su desarrollo dentro de una oveja.
Se realizaron dos transferencias de embriones modificados, pero solo uno de ellos llegó a término. El proceso culminó con éxito hace cinco meses, cuando Teo nació, trayendo consigo una nueva esperanza para el estudio de los mecanismos de fecundación en animales y, por tanto, en humanos.
La mutación inducida tiene como objetivo estudiar las fallas reproductivas, un problema que, además de afectar a la producción ganadera, influye a más de 186 millones de personas según la OMS. De este modo, al eliminar o alterar un gen clave en la fecundación, los científicos esperan entender mejor los mecanismos subyacentes que pueden estar involucrados en este proceso.
Sin embargo, la UNESCO ya ha establecido límites en cuanto a la clonación humana, y aunque la edición genética es menos polémica, sigue siendo un área donde la ética juega un papel crucial.
El legado de Dolly
Para entender la magnitud del logro que representa Teodoro, es esencial remontarse a la historia de Dolly, la primera oveja clonada a partir de una célula adulta. Su nacimiento, el 5 de julio de 1996, no solo supuso una revolución científica, sino que también planteó preguntas sobre la clonación y la manipulación genética.
Fue creada en el Instituto Roslin de Escocia, bajo la dirección del científico Ian Wilmut, utilizando una técnica llamada transferencia nuclear de celular somática. Un procedimiento que consistió en reemplazar el núcleo de un óvulo no fertilizado por el núcleo de una célula adulta, creando así un embrión con el mismo material genético que el donante.
Dolly solo vivió seis años, menos de la mitad de la esperanza de vida de una oveja común de su raza. Una posible explicación de ello, según National Geographic, es el hecho de que las células a partir de las cuales fue creada eran adultas y, por tanto, su edad biológica era más avanzada, provocando el envejecimiento prematuro del animal. Sin embargo, a pesar de su muerte, mostró que los mamíferos clonados podían ser fértiles, ya que tuvo seis crías a lo largo de su vida.
Ahora, aunque Dolly fue resultado de una clonación y Teodoro ha sido fruto de una edición genética, el paralelismo entre ambos es ineludible. Porque, tal como asegura Bermejo-Álvarez, "los modelos animales modificados genéticamente son esenciales para avanzar en el conocimiento de cualquier proceso biológico, incluyendo aquellos implicados en la reproducción".